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Dos grandes avenidas (una de más de 800 metros) y tres nuevas calles transversales articularán el futuro barrio que surja de la liberación de los terrenos de los talleres de Renfe del paseo de Farnesio. El traslado de la actividad industrial de este centro de ... mantenimiento ferroviario dará lugar a un nuevo espacio residencial donde convivirán oficinas, áreas comerciales, viviendas, parques, zonas ajardinadas, numerosas plazas de aparcamiento y la futura terminal de autobuses. No hay una fecha prevista para que las 22 hectáreas que hasta ahora han albergado el viejo complejo ferroviario se transformen en un nuevo barrio en el corazón de Delicias, pero el Plan General de Ordenación Urbana –que está a punto de ver la luz de forma definitiva en el pleno municipal– recoge ya las líneas que marcarán el futuro desarrollo urbanístico de estos terrenos, que en su día se erigieron en protagonistas del famoso y ya desechado Plan Rogers y que ahora llegan grapados directamente a la operación de la integración ferroviaria; parte de los ingresos obtenidos por la liberación de estas parcelas irán a parar a Adif por la cancelación de los 400 millones de euros de deuda de la Sociedad Valladolid Alta Velocidad.
El entramado de las 26 naves industriales que han conformado estos viejos talleres se irá deshaciendo hasta octubre, fecha estimada de fin de la mudanza a las nuevas instalaciones del Páramo de San Isidro –el plazo es de seis meses y comenzó en abril–. Después habrá que descontaminar todo el espacio para que la Sociedad Alta Velocidad pueda comenzar a realizar el futuro proyecto de urbanización. Aún falta para ello, pero sobre plano está ya diseñado cómo quedarán las alrededor de 22 hectáreas acotadas por el paseo de Farnesio, las vías del tren paralelas a la calle Recondo, la avenida de Segovia en su desembocadura con Labradores y Arco de Ladrillo.
La apuesta del área de Urbanismo que dirige el concejal Manuel Saravia a través del PGOU pasa por una zona residencial de nueve grandes manzanas en detrimento de pequeñas parcelas –habrá en cada una de ellas varios paseos interiores–, que reserva todo el lateral de la avenida de Segovia a un gran bulevar ajardinado, con tres áreas para equipamiento y suelo dotacional y cuatro más para oficinas y espacios comerciales, y mantendrá el depósito de locomotoras. El resto será para edificios residenciales, con un número de viviendas aún por determinar pero inferior a las 2.600 que preveía el Plan Rogers –576 de ellas protegidas– tras la reordenación urbanística de la zona.
Hace un año además que Alta Velocidad apostó por situar en el espacio liberado por los talleres la futura terminal de autobuses, en una parcela de 11.700 metros cuadrados (130 metros de largo y 90 de ancho), con capacidad inicial prevista de estacionamiento de 34 vehículos en las dársenas de la nueva estación. Se trata de una terminal que sustituirá a la actual de Puente Colgante y que se edificará así en el cogollo de la operación ferroviaria. La idea, según plantearon entonces técnicos de las administraciones implicadas (Ministerio de Fomento, Ayuntamiento y Junta) era concretar su ubicación con vistas a Delicias, con conexiones directas hacia Arco de Ladrillo y con las carreteras de Segovia y de Soria, lo que permitirá una mejor gestión de los cinco millones de viajeros que anualmente pasan por estas instalaciones, de donde parten o llegan cada día 500 vehículos, que a lo largo del año suman 185.000 expediciones.
Su futura ubicación llegará acompañada de un gran jardín anexo y de una gran avenida de más de medio kilómetro en su fachada principal, con doble sentido de circulación y tres carriles que se irán adaptando a los amplios espacios para aparcamiento reservados junto al edificio de viajeros. En esa misma calle se prevé además un estacionamiento subterráneo, así como un gran espacio reservado para bicicletas en superficie. Habrá además marquesinas de autobús urbano para las diferentes líneas que recorrerán esta nueva zona y se reservarán espacios para paradas de taxi.
Su construcción se encuentra dentro del convenio para la transformación de la Red Arterial Ferroviaria de Valladolid firmado por el Ayuntamiento, Renfe-Operadora, Adif y la Junta de Castilla y León en noviembre de 2017 –cercana a 300 millones de euros en total– para mejorar la permeabilidad e integración del ferrocarril en la ciudad. La opción inicial era integrarla dentro de la operación de reforma de la estación de tren y construirla en el subsuelo, bajo Estación Gourmet –entonces se barajó un coste de 29 millones de euros–, pero la idea finalmente fue desechada. En su nueva ubicación, pese a hacerlo al otro lado de las vías, sí estará no obstante conectada con la estación de tren mediante una calle peatonal elevada que partirá de Recondo y desembocará en la avenida de la fachada principal de la futura terminal de bus. Medirá aproximadamente 140 metros de longitud y 14 de ancho y se accederá a esa vía mediante sendos ascensores y escaleras mecánicas tanto desde Delicias como desde Colón. Esa pasarela peatonal estará a su vez conectada con la ampliación de la estación de trenes, con un acceso desde la calle a un nuevo edificio volado que se construirá sobre los andenes, donde se situará zona de taquillas y espacios comerciales similares a las que existen en Atocha o Chamartín, en Madrid, por ejemplo. El proyecto de reforma y ampliación del edificio de Valladolid–Campo Grande se encuentra actualmente en fase de licitación por casi 3,5 millones de euros, de tal forma que no se prevé el estreno de la nueva imagen hasta el año 2022.
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