«Fue un gran susto, pegué un brinco tras la explosión»

Desde entonces un mar de preguntas asolan al vecindario de Delicias, que vieron y escucharon una explosión que encendió todas las alarmas durante la jornada festiva. Fue el caso de Ángel Travé, vecino de puerta con puerta con los moradores de la deflagración. «Estábamos viendo la televisión cuando lo oímos. Fue un gran susto, pegué un gran brinco en ese momento», incide Ángel Travé, sorprendido por las dimensiones de la deflagración. «No me lo termino de creer, porque esa explosión ha tirado el tabique que divide el comedor con una de las habitaciones de la misma vivienda. Ha tenido que ser muy fuerte», agrega el vecino del número 74.

Entre los desperfectos materiales se hallan también las ventanas de ese salón y de esa habitación, cuyos daños se ven desde el exterior. «Creo que viven dos personas que han llegado hace pocos meses a esta vivienda», reitera Travé sobre los moradores.

La deflagración se originó, según incidieron los Bomberos de Valladolid, por acumulación de gas procedente del cargador. Eso desencadenó la explosión, cuya onda expansiva tiró tabiques y rompió cristales, que desencadenó en un gran operativo de bomberos y policías. También acudieron trabajadores de una empresa suministradora de gas, que constataron que no había personas afectadas ni mayores daños en las instalaciones.

Precisamente, la misma vivienda fue la protagonista de otro suceso hace aproximadamente un año. Hasta el mismo piso se trasladaron agentes de Policía y personal del servicio de Extinción de Incendios después del aviso de familiares al no tener noticias de un hombre desde hace unos días. A su llegada, emergencias encontraron el cuerpo sin vida del vecino.

Esa misma casa, después de esperar unos meses, los herederos la pusieron a la venta, para ser adquirida por nuevos propietarios. De hecho, los actuales moradores habían entrado a vivir hace unos seis meses en régimen de alquiler. Dos sucesos en un año entre las mismas paredes.