Los operarios proceden a la instalación de la estructura. Rodrigo Jiménez

Valladolid

Una gran cancela acristalada moderniza la visibilidad del Rosarillo

La novedosa estructura acristalada, de más de 800 kilos, integra el nuevo zaguán, que estará controlado con domótica para poder estar abierto al público con el resto de la iglesia cerrada

Luis Amo

Valladolid

Miércoles, 9 de octubre 2024, 06:41

La Iglesia del Rosarillo se abrirá a devotos, turistas y curiosos con una cancela completamente acristalada: «Abrir el templo a la misión y a la cultura espiritual». La compleja instalación de esta estructura de unos 25 metros cuadrados de superficie sujeta simplemente por un ... casi invisible marco metálico significará la apertura de este templo a todo aquel que pase por la calle San Juan de Dios de la capital vallisoletana sin tener que acceder.

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Se trata de una solución novedosa dado que es la primera dependencia religiosa que elimina las tradicionales puertas de madera del vestíbulo amén del portalón previo que la cerrará con el exterior en los tiempos que no haya cultos ni tampoco actos culturales.

El nuevo espacio acristalado en el acceso al céntrico templo supondrá el primero de estas características en una puerta principal de una iglesia de la ciudad con una instalación que, además, estará conectada con domótica, lo que permitirá tener abierto el primer tramo de la misma de modo automatizado aún estando cerrado por seguridad el resto del espacio. Es decir, que siempre podrá estar abierto con seguridad más teniendo en cuenta la expectación que suscitará para muchos conocer la iglesia y para otros recordar cómo era a partir día 9 de noviembre, fecha en que la propiedad, Congregación de San Felipe Neri, ha anunciado que dará conocer públicamente esta histórica iglesia del siglo XVI cuyos orígenes se sitúan en el espacio ocupado ahora por el Palacio Real.

Una gran estructura soporta las dos grandes hojas de cristal, cada una de una pieza, con un peso cercano a los 500 kilogramos a las que hay que sumar los tramos fijos donde también se han colocado otros cuatro grandes cristales, en dos alturas, para completar el cerramiento de esta zaguán -en total se superan los 800 kilos en cristal- que realmente nace como consecuencia de que la cancela primitiva de madera estaba atestada de termita por lo que propiedad, arquitectos y constructora decidieron con urgencia desmontar y escombrar las antiguas puertas.

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Fue una retirada de urgencia a lo que continuó una meticulosa revisión de toda la iglesia, del portalón de entrada, escalera de acceso al coro, retablos, suelo de madera… Una detección de termita que resultó negativa o al menos no activa, como explicó el responsable de la restauración, Carlos Crespo, quien detalló «por un lado la preocupación inicial de la aparición de esta plaga en la madera pero que ha derivado en poder realizar una intervención muy novedosa y ambiciosa con domótica que además nos ha permitido poner la cristalería y, por tanto, dotar de una apertura novedosa al templo con respecto al resto de los existentes en la ciudad». «Una conexión entre lo antiguo y lo moderno», concluye el dueño de Grupo Caresvo al referirse al Rosarillo como uno de los templos más antiguos de la capital vallisoletana que se ha adaptado a los templos para abrirse, nunca mejor dicho, a los ciudadanos.

Cancela acristalada en la iglesia del Rosarillo. R. Jiménez

Así, varias furgonetas, con dos de gran tonelaje de transporte especializado de cristales, ocupaban la calle San Juan de Dios desde primera hora de la mañana de ayer ante la complejidad de unos trabajos de instalación que ha ocupado durante toda la jornada a un total de ocho personas para la instalación de este novedoso vestíbulo acristalado. Maquinaria de precisión con varias ventosas y mucha destreza fueron fundamentales para una correcta colocación de estas puertas. Así, en definitiva, con estas tareas se vislumbra ya el final de las obras de recuperación de este templo que, pese a empezar hace tres años, lo cierto es que al principio los trabajos fueron ocasionales y ya en una última fase, desde el año pasado, la restauración ha significado una intervención integral de manera ininterrumpida.

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La instalación de las puertas conllevarán una renovación también de la perspectiva de la propia iglesia desde el propio acceso e incluso desde la calle dado que desde esta cancela acristalada se podrá ver una panorámica tanto de la propia arquitectura del edificio como del ornamento existente en su interior, es decir, desde el gran retablo mayor de 15 metros de altura hasta los altares laterales, el púlpito de gran envergadura y otras obras pictóricas del siglo XVII que, algunas en proceso de restauración, colgarán en un futuro a corto-medio plazo de las paredes del Rosarillo.

Desde esta zona acristalada también se podrá contemplar una reja de la Familia de los Mendoza, que fueron los propietarios de la finca donde inicialmente estuvo esta advocación y donde después se erigió el Palacio Real de la plaza de San Pablo. «Es arte para recibir arte», explican los propietarios, los sacerdotes de la Congregación de San Felipe Neri, al indicar que el objetivo es que este templo es que forme parte de las red cultural de la ciudad a partir de las próximas semanas aunque tampoco quieren dejar en el olvido que la iglesia está sacralizada y allí se podrá realizar cualquier celebración religiosa porque está estructurada como cualquier templo con ambón y altar en el presbiterio y varios bancos a lo largo de la nave.

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