Los operarios municipales borraron ayer uno de los grafitis del colegio Pablo Picasso. Rodrigo Jiménez

Grafiteros y gamberros causan continuos daños en el colegio Pablo Picasso de Valladolid

El último ataque, en forma de pintadas, se produjo a las pocas horas de que fueran retiradas las anteriores en el centro del paseo de Juan Carlos I

J. Sanz

Valladolid

Sábado, 22 de enero 2022, 00:07

«Llevamos unas semanas muy malas y hemos pedido soluciones tanto a Educación como al Ayuntamiento para intentar poner freno a los ataques a nuestro colegio», lamenta Sergio Vargas, el director del centro escolar Pablo Picasso, situado en el paseo de Juan Carlos I, en ... Delicias, que suma un sinfín de daños materiales en los últimos días, desde las Navidades, en forma de «grafitis, persianas rotas a pedradas, contenedores volcados y cristales de botellas rotos por el patio». Un panorama «desolador» que se ha traducido, por ahora, en las correspondientes denuncias por los daños causados, las dos últimas interpuestas los días 9 y 14.

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El último ataque al centro escolar, cuyo perímetro está protegido por una valla relativamente fácil de saltar, fue descubierto a primera hora de la mañana del lunes, apenas 48 horas después de que los operarios municipales borrarán las pintadas realizadas en sus muros unos días antes. Los autores, en esta ocasión, no solo llenaron paredes y puertas de borratajos, algunos de grandes dimensiones y todos en forma de rúbricas casi ilegibles, sino que amenazaron con volver en una pintada realizada en la parte posterior del centro, en la que el autor advirtió de que no borrarán su obra: «No borréis (sin coma), siempre vuelvo», rezaba la misiva que en la mañana de ayer volvió a ser borrada con pintura, al igual que la mayoría del resto de su 'trabajo', por los mismos operarios que hicieron una labor idéntica una semana antes.

Los autores de los últimos grafitis también «arruinaron» una creación de los alumnos del centro, niños de hasta 12 años, al llenar de borratajos unas columnas que ellos mismos pintaron meses atrás en el marco de un trabajo escolar. «Es una faena y supone un segundo trabajo intentar recuperar el mural que hicieron los propios alumnos», destaca el responsable del colegio público antes de mostrar su preocupación por la reiteración de los actos vandálicos que se vienen sucediendo en el último mes.

«En las últimas semanas nos han apedreado las persianas, tirado contenedores y dejado botellas rotas por el patio»

Los daños más graves se produjeron después de Reyes, antes de la vuelta a las aulas, cuando se encontraron restos de botellones en el patio junto a pintadas, contenedores volcados y algunas persianas y cristales rotos a pedradas. «Muchos chicos se saltan la valla por las tardes, en el mejor de los casos, para jugar al fútbol, pero llegan a enfrentarse al personal si los encuentra», añade el director antes de retirar la necesidad de «buscar soluciones».

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