Israel es una de las personas que en 2019 denunció ser víctima de discriminación, con ayuda de la fundación Secretariado Gitano. Fotografía y vídeo de ALBERTO MINGUEZA

«Tú no, que eres gitano»: denuncian nueve casos de discriminación en Valladolid

La Fundación Secretariado Gitano alerta de desigualdad de trato a la hora de alquilar una vivienda, aspirar a un empleo o entrar a un bar o comercio

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 28 de marzo 2021, 08:17

«Y todo fue por una botella de agua», cuenta Israel, 21 años, cuando recuerda uno de los episodios más desagradables de su vida. Le acusaron de robar. Le encerraron en una tienda junto a su esposa y su bebé. Le cacheó la policía, « ... cuando fui yo quien les llamó». Le increpó la dueña de la tienda sin pedirle luego perdón. Todo, por una simple botella de agua que había comprado en el súper de al lado.

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Por eso, y porque Israel es gitano.

Dentro de unos párrafos, contará su historia.

Pero antes, habría que decir que Israel es una de las nueve personas en Valladolid, de las 33 en Castilla y León (425 casos registrados en toda España), que en el año 2019 presentaron quejas, denunciaron o pidieron ayuda a la Fundación Secretariado Gitano por haber sido víctimas de discriminación, según el informe que la entidad ha publicado esta semana.

El avance de 2020 apunta a 50 casos en la comunidad. Son negativas en los procesos de selección para un empleo («los currículos se desechan en cuanto ven determinados apellidos»), trabas para acceder a bienes y servicios, mentiras a la hora de alquilar un piso («ya no está disponible, dicen»), señalamiento en medios o acoso en redes sociales.

«En la mayor parte de los casos, los incidentes discriminatorios no constituyen delito, multitud de conductas así no están recogidas en un tipo penal», explica Selene de la Fuente, abogada de la Fundación Secretariado Gitano. Pero existen vías para denunciar estas situaciones: desde solicitar la hoja de reclamaciones en un comercio hasta ponerse en manos de expertos de las ONG. «La víctima de discriminación se siente humilladas, quieren olvidar el tema y por eso, en la mayor parte de los casos, lo dejan estar y no denuncian». Está, además, «el problema de la prueba», la dificultad de demostrar que, efectivamente, se ha producido ese caso de «antigitanismo». «Y luego hay ocasiones en las que la discriminación se encuentra tan normalizada que hay actos que no se perciben como tal», añade Jenifer Gabarri, técnica de igualdad, responsable del seguimiento del caso de Israel.

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«Yo estaba de paseo con la mujer y con mi bebé. Era octubre de 2019, la peque tenía tres meses. Entramos primero en un supermercado y compramos una botella de agua. Y luego nos metimos en un bazar que había al lado para comprar unas gomas del pelo», comienza el relato de Israel. «Cuando fuimos a pagar, la dependienta nos dijo: '¿Puedo echar un vistazo al carrito del bebé?' Dije que sí, que sin problema. Entonces vio la botella de agua y nos dijo que se la habíamos robado. Yo le intenté explicar que la había comprado en el súper, que no había guardado el tique, pero que me acercaba un momento y lo pedía. Ella que no, que la semana pasada ya le había robado 'gente como nosotros' y que no nos dejaba salir hasta que pagásemos el agua».

«¿Gente como nosotros?», preguntó Israel. «¿Qué quiere decir gente como nosotros?¿Gitanos? Porque tuvo un problema concreto, ¿todos en el mismo saco? Me puse muy nervioso, discutí con ella, le dije racista. Eran cerca de las dos, la niña tenía que tomar el biberón y ella nos encerró en la tienda. Además había otros clientes, pero nadie dijo nada. Mi mujer llamó a la policía para denunciar que nos habían encerrado por ser gitanos y que no nos dejaban salir de allí. Cuando llegaron los agentes, veinte minutos después o así, me sorprendí, porque me registraron. Éramos los que habíamos llamado, pero nos registraban a nosotros. Pudimos salir, fui al súper, pedí a la cajera que me hiciera un tique con lo que había comprado antes, me lo dio, se lo llevé a la del bazar y le dije: 'Mira, aquí tienes. Y si quieres la botella, te la regalo'. Ni siquiera me pidió perdón. Me dijo:'Me voy a meter un segundo al almacén, para que te lleves lo que quieras'». No le gustó nada a Israel el cachondeo. Cuenta que no puso denuncia («hay que meterse en abogados, mucho jaleo»), pero sí que pidió la hoja de reclamaciones. «Sientes una impotencia increíble. Nunca había vivido una situación así, tan clara de discriminación, aunque en el día a día hay cosas que te llegan a molestar», cuenta.

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–¿Por ejemplo?

–Algunos comentarios en el trabajo. Soy mozo de almacén. Te pueden decir, en plan colegueo: 'Joder, cómo trabajas, serás el único gitano que trabaja, ¿no?'. Es en plan gracioso, pero te llega al alma. Sobre todo si no hay confianza.

–¿Hay más situaciones?

–Ahora no, porque está casi todo cerrado. Pero hace meses, cuando quedabas con unos amigos para ir a una discoteca, te lo pensabas mucho. ¿Un grupo de siete u ocho gitanos? Pues a lo mejor, para no arruinarte la noche, entrabas de dos en dos y que no te dejaran en la calle. Te dicen que es una fiesta privada y ya. No entras.

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Jenifer y Eva, técnica de igualdad y responsable de empleo de Fundación Secretariado Gitano. alberto mingueza

En Castilla y León se presentaron en 2015 cinco quejas por este tipo de situaciones. En toda España, 75 por trabas para acceder a piscinas, restaurantes, discotecas, centros de ocio... El informe ha puesto este año el acento en las zancadillas para acceder a un empleo. «Una práctica habitual de algunas empresas es negarse a aceptar el currículum o no hacer entrevistas». «La identificación de determinados apellidos o la referencia al domicilio en ciertos barrios han sido motivos suficientes para ni siquiera entrevistar a las personas», explican desde la Fundación Secretariado Gitano.

Eva es la coordinadora provincial del programa de empleo en la entidad. Parte de su labor es la prospección, la búsqueda de empresas que ofrezcan trabajo o prácticas a personas incluidas en programas de formación, en ciclos de garantía social. «Uno de los últimos casos fue con una pizzería. Fuimos, presentamos el programa, les comentamos la posibilidad de enviar a jóvenes en prácticas no laborales y al principio nos dijeron que sí. Pero al ir a firmar el convenio, cuando vieron nuestro logo, que nos llamamos Fundación Secretariado Gitano, todo fueron inconvenientes. Ni siquiera fueron políticamente correctos: 'Es que he tenido malas experiencias con los gitanos', nos dijeron. Bueno, que levante la mano quien no ha tenido alguna vez una mala experiencia con alguien en prácticas, con un empleado, sea del tipo que sea. Normalmente hacemos una labor de mediación, de sensibilización, educativa. En este caso no hubo margen para mucho más», cuenta Eva.

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«A veces pasa, te dicen que sí, pero cuando se enteran de que la persona que participa en nuestros cursos es gitano, se echan para atrás. Y no hay por qué detallar el origen étnico del participante, como tampoco dices su orientación sexual, dónde vive, cuál es su origen. Si cumple con los requisitos exigidos (que sea desempleado, la edad, que ha hecho el curso...), ¿qué importa lo demás?», se pregunta Eva, quien lleva 12 años al frente del programa. «Lo que ha cambiado es la corrección política, la forma en la que se dice que no. Pero el agente discriminador no es la empresa, sino quienes trabajan en ellas. Podemos entender que digan no, que tras una entrevista piensen que no es la persona idónea. Pero, ¿negar incluso la posibilidad de conocerlo?Cuando dicen tú no, que eres gitano, ¿es que conocen a todos?». Fundación Secretariado Gitano reclama la aprobación de una Ley de Igualdad de Trato que ponga coto a estas discriminaciones. Así, instan a las instituciones a combatir «esta lacra y que toda política encaminada a mejorar la empleabilidad de las personas gitanas incorpore, entre sus objetivos, medidas efectivas para combatir la discriminación y el antigitanismo en el ámbito laboral«.

Durante 2019, se registraron y asistieron por parte de la Fundación Secretariado Gitano 33 casos de discriminación en Castilla y León. En 2020, los primeros datos apuntan a 50. Por provincias, fueron nueve en Valladolid y ocho en Salamanca, seguido de Palencia (cinco), Zamora y Burgos (cuatro en cada caso) y León (tres). En once casos fueron por discriminación en medios de comunicación y redes sociales, nueve en empleo, cinco en acceso a bienes y servicios... En cuanto al perfil de las víctimas, se constata que la discriminación afecta mayoritariamente a personas gitanas jóvenes, entre los 16 y los 30 años, y a las mujeres, siendo 222 mujeres de las 321 víctimas identificadas. «En estos casos intersectan dos discriminaciones, pues en ocasiones se suma a la de género», asegura Jenifer Gabarri.

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«Para nuestra organización tiene mucho sentido vincular el programa Acceder con la lucha contra la discriminación, dado que este enfoque estuvo en el origen de la puesta en marcha de este programa hace 20 años. Para la FSG el empleo ha sido y sigue siendo uno de los mejores vehículos para alcanzar la igualdad real de oportunidades y el disfrute efectivo, y sin discriminación, de todos los derechos humanos por parte de la comunidad gitana.», señaló María Mar Fresno García, directora territorial de la Fundación Secretariado Gitano en Castilla y León

La memoria anual recuerda que durante 2019 hubo 17 casos en España que llegaron a vía judicial. Uno de ellos en Valladolid. «Es muy difícil probar la discriminación. En este caso, no hubo condena. Pero para nosotros ya fue un éxito llegar a juicio». La entidad presentó denuncia ante la Fiscalía de Valladolid por el caso de una persona con tres hijos a las que les impidieron la entrada en un bar. «Aquí no pueden entrar menores y por orden de mi jefe no se permite entrar a gitanos», cuentan que les dijeron. El juzgado de instrucción dictó auto de sobreseimiento provisional por «no aparecer debidamente justificada la perpetración de delito». La Audiencia provincial estimó el recurso parcialmente. Se celebró juicio el 23 de octubre de 2019.«El 6 de noviembre hubo sentencia por el juzgado de lo penal número 1. Se absolvió a los acusados y no presentamos recurso de apelación, pero ya fue un gran paso que situaciones así se vean en los tribunales», aseguran desde la entidad.

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