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Nieves Caballero
Valladolid
Domingo, 8 de noviembre 2020, 08:19
El 27 de octubre, los empresarios Eliecer Pérez y José Manuel Manzano decidieron cerrar el Gastrolava «de forma temporal» en una maniobra desesperada para «salvar el negocio, hacerlo viable y volver cuanto antes», porque no cuadraban los números. Tomaron esta resolución temporal una ... vez que la Junta de Castilla y León prohibió alargar la jornada más allá de las diez de noche, una medida que ya estaba haciendo estragos en el sector porque los hosteleros daban por perdido el turno de las cenas.
Una semana después de que los responsables de Gastrolava tomaran la decisión de una clausura temporal, la Junta de Castilla y León decidía el cierre total del sector, durante 14 días, para que haya menos contactos sociales con el objetivo de contener la pandemia.
«Con el horario de cierre a las diez de la noche era imposible mantener el Gastrolava abierto, al menos si nos permitieran atender a los clientes hasta las once o las doce de la noche, sería otra cosa», argumentaba Eli Pérez, una semana antes del cerrojazo del sector. El objetivo era volver con la apertura en fines de semana u otra fórmula que permitiera que el dinero entrara en caja porque «cerrar a las diez de la noche era llevarte a la ruina porque los viernes y sábados por la noche son los momentos de mayor facturación».
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Ahora, se encuentran a la espera de la evolución de la pandemia y la vuelta a la actividad, como el resto de sus compañeros. En este caso, se adelantaron una semana al cierre total del sector decretado por la Junta de Castilla y León y que entró en vigor el viernes pasado. Los establecimientos de hostelería solo pueden permanecer abierto para preparar comidas para llevar y el servicio a domicilio.
Varios restauradores valoran la decidión del gobieno regional. El chef Víctor Martín, del restaurante Trigo, con una estrella Michelin, considera que la decisión de la Junta era «inevitable» para intentar doblegar la curva de contagios. «Es un buen punto de partida porque los negocios de hostelería no se estaban sujetando» y era inviable seguir trabajando en las condiciones actuales, que se habían agravado con la obligatoridad de cerrar a las 22:00 de la noche, lo que ha provocado la caída del turno de las cenas en la mayoría de los establecimientos más gastronómicos del sector. En el caso concreto de este restaurante céntrico de la capital con una estrella en la Guía Michelin, la actividad depende mucho del turismo, de manera que las reservas estaban muy tocadas desde que reabrieron el pasado 1 de julio, después del confinamiento.
La puntilla fue el cierre a las diez de la noche. De hecho, muchas de las estrellas Michelin de Castilla y León, como El Ermitaño de Benavente (Zamora), ya habían anunciado que cerraban sus restaurantes desde el martes de esta semana. Víctor Martín considera en el fondo el cierre durante 14 días es «un balón de óxigeno» para todos.
Respecto al Plan de Choque anunciado por Alfonso Fernández Mañueco, dotado con 73,5 millones de euros destinados, sobre todo, a ayudar a reflotar a la hostelería, un sector que según ha destacado el presidente de la Junta, ha cumplido con responsabilidad las medidas de seguridad puestas en marcha los últimos meses, Víctor Martín pide que se estudie el sector para segmentar esas ayudas porque no atraviesan la misma situación todos los negocios y unos están más dañados que otros por lo que «hay que ayudarles a que salgan adelante». Le consta, además, que así lo va a acometer la Administración regional. El objetivo para este cocinero es garantizar que no desaparezcan más negocios de hostelería. Aunque eso va a ser muy difícil.
El cocinero Gabino González, que acababa de reabrir su restaurante en la calle San Benito en el mes de junio, después de trasladarse desde la calle Duque de la Victoria, coincide con el anterior en que no sirven las medias tintas y opina que «el cierre debería ser absoluto, de toda las actividad y en toda España, durante 15 días, para ver si se mejoran los datos de la pandemia», incluso, a su entender, se tendría que haber planteado antes, en el mes de septiembre.
Al igual que el resto, Gabino González recuerda que no hay datos que confirmen que los contagios se estén registrando en los establecimientos hosteleros, más bien a su entender la mayor propagación del virus se da en las reuniones familiares. En cualquier caso, se lamenta del cierre porque llega en un momento en el que estaban empezando a funcionar muy bien tras el traslado y se encuentran en plenas jornadas gastronómicas de las setas (Buscasetas). «Los meses de noviembre y diciembre son los mejores para la hostelería», recuerda.
Por sus parte, Emilio Martín, de Suite 22, considera que este cierre durante 14 días lo único que hace es «alimentar y sembrar la incertidumbre» entre los propios hosteleros y sus clientes, que no sabe si con el toque de queda puede o no ir a Burgos, si puede ir a cenar a los restaurantes, etcétera. Además, piensa que el cierre va a «terminar de dar la puntilla a muchos negocios del sector».
En relación con la posibilidad de que los hosteleros puedan preparar comida para que llegue a los domicilios de sus clientes, desde su punto de vista, no es una solución. «Casi sería mejor que nos manden a un ERTE total porque si cocinas en tu local siguen corriendo los gastos», apunta. De hecho, advierte que los restauradores que ya se dedican a dar este servicio no están logrando el rendimiento previsto porque no hay una demanda importante en una ciudad como Valladolid, frente a grandes capitales como Madrid. Sin embargo, esa demanda va a aumentar ahora que se ha decidido el cierre durante dos semanas.
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