Gabriel Emilov asume las penas por homicidio y robo, pero exculpa a su cuñado

La segunda sorpresa, que no fue admitida como prueba por el magistrado presidente del jurado, ha sido el papel que ha esgrimido Emilov Kamenov en el que, ha afirmado, de puño y letra de Rubén Alonso, se le dan instrucciones para lo que tiene que declarar en este juicio. El procesado ha dicho también, antes de volver a ocupar su sitio entre los otros cinco acusados por el crimen de la Circular, que 'el dentista', que se considera el inductor y planificador del asalto, le ingresó 5.000 euros en su cuenta bancaria con este fin.

En su relato de lo ocurrido el día de autos, 17 de octubre de 2018, ha contado que pidió a Emil Artinov que le llevara a Valladolid porque Arso Atanasov le estaba buscando porque sabía que tenía problemas de dinero y que él tenía un amigo que le podía dar un crédito. Llegaron a un bar donde estaba Rubén, Arso y Anton. «Rubén me dijo que había una manera más rápida de ganar dinero y nos fuimos todos a un local suyo». Ahí les explicó todo el plan. «Me dijo que había un piso en la Circular en el que vivía una señora mayor que era su clienta y que tenía una caja con más de 300.000 euros». Afirma que Rubén le dijo que «la señora María era clienta suya» y que «llevaba al cuello una cadena con una llave que era de esa caja».

Una vez en la puerta del edificio donde vivía María Aguña, ha relatado, mientras Rubén hablaba con ella por el portero y le decía que tenía un paquete, él y Anton subieron al piso y cuando la mujer entreabrió la puerta, Gabriel la empujó para que su compinche entrara. El procesado ha reconocido que la empujó tan fuerte que la tiró al suelo, pero que no la golpeó. También ha dicho que fue 'Tyson' quien le puso en la boca «un poco» de cinta americana y le rodearon las muñecas. La tercera sorpresa de sus declaraciones es que, al ver la foto de la víctima, ha negado «haberla dejado así». Afirma que no la maltrataron y que dejaron la puerta abierta. Y ha expresado una sospecha: «Cuando nos fuimos estaba a dos metros de la puerta y la encontraron a ocho y con toda esa cinta por la cabeza, nosotros no la dejamos así».

Cuando la banda se encontró en el polígono y discutieron todos porque pensaban que se habían traicionado los unos a los otros, Gabriel ha señalado que Rubén dijo «¿dónde está la cinta, se la dimos y lo último que dijo antes de subir al coche y que se separaran fue: yo voy ahora mismo y voy a coger el dinero».

También ha declarado esta tarde el otro Gabriel, su cuñado, que asegura que el día del crimen estuvo en León, en la mutua, porque días antes tuvo un accidente con el coche. Niega tener que ver con los acusados excepto con la pareja de su hermana, que entonces vivía con ellos y a quien prestó el teléfono que aparece posicionado con el del resto de acusados. «Mi representado está aquí por ser cuñado de Kamenov y ser búlgaro», ha concluido su letrado.