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Viernes, 18 de diciembre 2020, 08:01
Desde 2017, la Fundación Eusebio Sacristán viene trabajando en integrar por medio del fútbol a menores con capacidades distintas, en estrecha colaboración con la Concejalía de Servicios Sociales y Mediación Comunitaria a través de los Centros de Acción Social. La iniciativa conjunta surgió a partir de una actividad de la Fundación, que invitó a los CEAS a que participasen en el descanso de un partido de Zorrilla en un acto. La sinergia creada a partir de los penaltis que tiraron en el estadio los grupos que participaron permitió que poco a poco se fueran estrechando los lazos con el Ayuntamiento, lo que derivó más recientemente con un convenio de colaboración, consistente en actividades socioeducativas que tienen el deporte como elemento vertebrador e integrador.
Este 2020 ha puesto a prueba la viabilidad de este proyecto, como tantas otras cosas, como reconocen Gerardo Laguna y Juan José Fernández, educadores sociales que lo coordinan desde los CEAS. Sin embargo, a pesar de las dudas lógicas que ellos mismos llegaron a tener, debido a la necesidad de combatir la pandemia, se encuentra activo, ejercitándose los niños en las diferentes sedes sitas por los barrios de nuestra ciudad. «Este proyecto acoge a chicos y chicas que por unas circunstancias u otras tienen dificultades para poder participar en la estructura normalizada de un equipo o de un club», explica Laguna, que recalca «la suerte» de no competir, puesto que esto permite que el fútbol, siendo un «elemento motivacional muy importante para muchos chavales», se convierta en una herramienta centrada en otras necesidades y en otros objetivos que refuerzan las capacidades de la persona por encima del mero deportista.
De esta forma, 'Fútbol para todos' es un espacio deportivo de inclusión real y plena, que entiende la inclusión no como la participación de un determinado colectivo con unas determinadas dificultades en una actividad, sino que incluye en una actividad común y sin segregar a chicos y chicas de diferentes capacidades y necesidades, con dificultades físicas, psíquicas, sociales, relacionales, culturales o familiares. «La inclusión es eso, que seamos capaces de agrupar sujetos con diferentes características en una actividad concreta común que a ellos les atrae y que a nosotros nos sirve para trabajar otras cosas», expone Fernández.
Tal ha sido el éxito de este proyecto que se ha replicado en otras ciudades de nuestra comunidad, con Valladolid como Ayuntamiento pionero en crear un modelo de actividad en el que desde los CEAS se trabaja en las necesidades que presentan los participantes y sus familias, importantes también en el proceso, en primer lugar, con la aceptación de la actividad tal y como está confeccionada, con una intención de normalidad que depende de quienes les otorgan esa normalidad, que no dejan de ser los propios chavales. «En la realización de esta actividad normalizan de una manera absolita las diferencias con sus compañeros. Aquí no se limita ni se selecciona en función de las capacidades ni del comportamiento, ni la participación está condicionada por las habilidades», reseñan los educadores sociales, que añadenque la capacidad económica tampoco es limitante, puesto que cuentan con becas económicas para que ningún niño que quiera o lo necesite se quede sin participar.
Una alegría que nos ha privado el coronavirus es la del gol, la del abrazo compartido que se da cuando se marca. Como uno en Zorrilla con aquel que se sienta al lado cuando el Real Valladolid marca un gol importante, los participantes en 'Fútbol para todos' comparten esos festejos y esos abrazos sin condición. Esa alegría, además de compartida, es mayor cuando quien marca el gol es un compañero con alguna dificultad que implica que no sea lo habitual que los haga. Así, estos años participado en el proyecto menores cuyas capacidades físicas son menores y se ejercitan utilizando andador o con hierros en las piernas. Bajo la atenta mirada y gracias al trabajo de los profesionales de la Fundación Eusebio Sacristán y de sus familias, ellos también han superado barreras y han logrado superar al portero.
El trasfondo del gol, o de los simples entrenamientos, es reforzar la autoestima de los participantes y combatir la frustración, presente en la vida de todo aquel que atraviesa algún tipo de dificultad como la que ellos viven. «El deporte es una herramienta muy eficaz de gestión. Es una actividad que ayuda mucho a poder seguir trabajando con ellos», coinciden los educadores sociales.
Gracias al convenio firmado por la Fundación Eusebio Sacristán con el Ayuntamiento de Valladolid, el proyecto 'Fútbol para todos' tiene cabida en las instalaciones deportivas de la ciudad, contando, además, con una especial sensibilidad de clubes que han abierto sus puertas para que estos niños con distintas necesidades puedan ser protagonistas del deporte que tanto les gusta.
Así, la Fundación Eusebio Sacristán desarrolla en la actualidad sus entrenamientos en las instalaciones que gestionan el CD Don Bosco, el CD Arces, el Juventud Rondilla y el Unión Delicias, clubes que, de por sí, se caracterizan por un marcado carácter social más allá del deporte.
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