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Hay absentismo. Claro que lo hay. Especialmente en barrios con familias en riesgo de exclusión social que no perciben la educación como algo fundamental para sortear la pobreza. Pero la Fundación Secretariado Gitano de Valladolid constata que las cifras van bajando. «Lentamente, pero sí», señala ... la coordinadora, Dolores Villarrubia. El problema, dice, es que muchas veces las familias han conseguido un trabajo sin obtener el graduado escolar y no lo ven tan necesario, a lo que se suma que no tienen referentes en su entorno en quién fijarse. Y es ahí donde la Fundación, a través del programa Promociona, interviene.
Desde el año 2012, Secretariado Gitano ha intervenido con 97 jóvenes para conseguir su éxito académico. Buscan, en colaboración con los colegios, aquellos alumnos con expectativas educativas que precisen un pequeño apoyo para poder alcanzar los estudios superiores y les prestan un apoyo escolar en espacios próximos a su entorno. «No se trata de alumnos brillantes, sino de aquellos que con ciertos hábitos de estudio y un poco de apoyo logran ser modelos y referentes para el resto», precisa Isabel Pérez, orientadora educativa.
Cuentan ya con alumnos en segundo grado superior y universitarios en Trabajo Social, Periodismo, Ingeniería Industrial y Publicidad, entre otras titulaciones. «Lo que ves, normalizas. Y lo normal es ir al colegio, al final vas, pero si normalizas que no hay que ir al colegio, al final no vas», precisa Isabel Pérez. En este sentido, admiten que los patrones en la comunidad gitana son otros, pero que desde la Fundación trabajan con los padres para reforzar valores y evitar la presión del entorno. «Tienen que romper los miedos», añade Dolores Villarubia.
«Ver que otros padres han dejado a sus hijos estudiar y han ido a mejor. Por eso trabajamos con ellos para reforzarles en los valores de la educación mientras siguen haciendo vida gitana», insiste la coordinadora. Porque reforzar la identidad cultural con la educación es una de las tares que mejor funcionan contra el absentismo, precisa Isabel Pérez. «Es fundamental demostrar que una persona que se siente plenamente gitana no resta esa identidad por estudiar».
Sí admite Isabel Pérez que se encuentran aún con más dificultad cuando el alumno es mujer y se aproxima a los 15 años, que es donde doblan esfuerzos con los padres, pues está después demostrado «que el éxito de las niñas es después superior».
Luchan así con el programa Promociona por desterrar estereotipos del tipo 'los gitanos no estudian' y situar el absentismo en un contexto social y cultural diferente. «No contemplan la educación como su prioridad, pero cuando los de sexto ven que hay algún referente en cuarto de Secundaria, ya es distinto, porque esos niños se están empapando de un ambiente educativo».
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