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Un fraile de Valladolid en México: «Echo de menos España, pero no quiero regresar»Un reportaje del mítico programa 'Informe Semanal' sobre la pobreza extrema en África marcó para siempre a Martín Luengo Cid (Torrelobatón, 1968). Tenía tan sólo ... 10 años en aquel momento, pero aquellas imágenes le conmovieron tanto que supo que quería consagrar su vida a ayudar a los más necesitados. No paró hasta conseguirlo y actualmente lleva casi tres décadas trabajando por y para los más vulnerables de Costa Rica y México.
Es el quinto de siete hermanos y recuerda con nostalgia su infancia en su pueblo natal, donde cursó los primeros años de la EGB. Terminó esta etapa educativa en el colegio de San Agustín, donde tuvo su primer contacto con los Agustinos Recoletos. «Yo no tenía pensado ser fraile ni sacerdote, pero me empezaron a hablar de ir a las misiones a ayudar a los necesitados y algo en mí hizo clic y recordé aquel sueño que tuve viendo aquel documental y pensé que podía hacerlo realidad», relata.
Y a medida que Martín fue creciendo, la vocación y el deseo de ingresar en la vida religiosa fueron desarrollándose con él. Su formación le llevó a tres localidades navarras; primero, a Lodosa; luego, a Monteagudo -donde realizó el noviciado- y, posteriormente, a Marcilla (Navarra) -donde se licenció en Estudios Eclesiásticos por la Universidad de Navarra-.
El 11 de noviembre de 1994, Martín hizo su profesión solemne en la orden de los Agustinos Recoletos y el 22 de julio de 1995 fue ordenado sacerdote. Tres días después, fray Martín cantó su primera misa en Torrelobatón y, en septiembre de ese mismo año, partió hacia Costa Rica iniciando así una vida dedicada a la misión y al servicio a los demás.
En septiembre de 1995 llegó al que sería su primer destino misionero: el Centro Ciudad de los Niños en Cartago, un hogar-escuela para menores de bajos recursos. Es uno de los ministerios de asistencia social que los Agustinos Recoletos tienen en el mundo. Con apenas 33 años, se encontró a cargo de la coordinación psicosocial del centro, trabajando con jóvenes de 15 a 22 años en situaciones de vulnerabilidad. Su labor se centraba en acompañarlos, educarlos y ofrecerles un futuro mejor. «En este primer ministerio socioeducativo fui aprendiendo con la práctica, yo era entonces poco mayor que los chavales. A ellos les dábamos educación humana, espiritual y técnica para que pudieran incorporarse al mundo laboral», recuerda.
Lugar de nacimiento: Torrelobatón (Valladolid)
Lugar de Residencia: Ciudad de México desde 2018. Antes en Costa Rica
Profesión: Misionero-fraile agustino recoleto
Edad: 56 años
Después de cinco años en Costa Rica, en el 2000 fue destinado a Querétaro, México, donde trabajó con seminaristas en el aspirantado. Más tarde, pasó a dirigir un colegio con 1.800 alumnos y fundó una escuela vespertina para niños en situación de pobreza que en la actualidad sigue beneficiando a muchas familias. «Realmente no me costó adaptarme a México, pero si encontré diferencias. Pasé de Costa Rica, que es un país muy rural y con una naturaleza exuberante, a México, con grandes autopistas de asfalto, distancias enormes y grandísimas ciudades», indica.
En 2010, Martín regresó a Costa Rica para hacerse cargo de nuevo de la Ciudad de los Niños. «Había 500 niños y adolescentes en situación de riesgo y el reto era grandísimo. Tenían muchas problemáticas familiares, como las drogas, abusos, pobreza extrema... Yo lo vi como una oportunidad para cambiar vidas. Con el paso de los años, encontrarme con estos jóvenes ya mayores y ver cómo se han hecho hombres de bien, que han logrado salir adelante y que agradecen el apoyo recibido, es mi mayor satisfacción», comenta.
Desde 2018, Fray Martín vive en Ciudad de México. Actualmente ocupa el cargo de Vicario Provincial de la Provincia de San Nicolás de Tolentino. «Ahora mi labor es más administrativa, coordinando a los frailes y las parroquias. La verdad es que lo que más me gusta es poder trabajar con la gente, por eso me encantaría que mi próximo destino fuera en contacto directo con la comunidad», afirma con una sonrisa.
A punto de cumplir tres décadas fuera de España, Fray Martín admite que echa de menos a su familia, la gastronomía vallisoletana y ver el castillo de su pueblo. Sin embargo, se ha adaptado bien a la vida en América Latina y no se plantea regresar de manera permanente. Recientemente ha pasado unos días en Valladolid, tras regresar de Roma de un encuentro en el que han participado los superiores de toda la familia Agustina Recoleta del mundo. «Normalmente vengo una vez al año a visitar a los míos. Me encanta España, y si la Orden me mandara regresar, lo haría sin dudar, aunque no es lo que quiero ya que siento que en México todavía hay mucho por hacer», dice Fray Martín Luengo Cid, que está entregado en cuerpo y alma a hacer del mundo un lugar mejor.
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Alberto Echaluce Orozco y Javier Medrano
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