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Estas Navidades serán más solitarias para todos. Para Mari Fe Collado, de 73 años, desde que falleció su marido hace ocho años estas celebraciones son «más desangeladas». Desde entonces, lidia con la soledad desde su casa de Muriel de Zapardiel. La mira cara a cara cada día, aunque reconoce no haberse sentido sola «nunca» gracias al amor y apoyo de sus hijos. Con alguno de ellos prevé reunirse estos días, aunque «teniendo mucho cuidado».
También serán unas fechas atípicas para Ana María Cacho. Interna en la residencia Cardenal Marcelo de Valladolid, este miércoles por la tarde abandonó el centro para reencontrarse con sus seres queridos. Aunque solo compartirá mesa con una de sus hijas y su yerno. Con el resto deberá conformarse con una videollamada.
Esta mujer forma parte del «porcentaje muy pequeño» de mayores de Castilla y León que dejarán la residencia en la que han vivido los últimos meses. La mayoría no brindará por el año nuevo con sus hijos, nietos o sobrinos. Así al menos lo estima el presidente de la Asociación de Residencias de Mayores, Diego Juez, quien además agradece esta situación porque «es la recomendación principal». «Este año muy poca gente ha sacado a sus familiares de la residencia. Otros años tampoco era excesivo, pero sí mucho más. Ahora es muy esporádico, seguramente uno o dos en cada centro, por coger una media, pero yo creo que en total saldrán menos del 2% de residentes», afirmó. Son formas muy diferentes de vivir las fiestas navideñas. Unos, en soledad. Otros, tras reencontrarse con sus familiares y otros, en la residencia. Pero todos bajo un denominador común:la seguridad para poder celebrar más encuentros cuando la covid dé un respiro.
Los testimonios
El dilema de cómo pasar las Navidades rondó por primera vez por la cabeza de Carmen Martín hace cuatro meses. En septiembre, ante la posibilidad de que la pandemia impidiera que su madre, Ana María Cacho, residente en el centro de mayores Cardenal Marcelo (situado en Valladolid capital, dependiente de la Diputación Provincial), pudiera pasar las fiestas navideñas con la familia.
Dice Mari Fe Collado, vecina de Muriel de Zapardiel, que en sus 73 años de vida «jamás» se ha sentido sola. Pese a que hace ocho años murió su marido, «el amor de toda una vida», y desde entonces reside en soledad en este pequeño municipio vallisoletano de apenas 123 vecinos, según el Instituto Nacional de Estadística.
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