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La indignación de los vecinos de Pilarica se ha tornado en humor y hay quien incluso bromea con la palabra «milagro». ¿Por qué? Pues porque cada vez que llueve –y el pasado viernes lo hizo de forma sustanciosa, con 15,8 litros por metro cuadrado, ... el tercer día más lluvioso del año– sale un generoso chorro de agua del mural de metal (reproduce una escena del río Esgueva) colocado bajo el nuevo paso peatonal de Rafael Cano, en Pilarica. Así, un reguero de agua emerge del cauce de metal, como si el río de la placa se convirtiera en real y comenzara a desbordarse sin control. «Resulta que la Esgueva nace en nuestro barrio y nosotros sin saberlo», asegura con ironía José Luis Alcalde, presidente de la asociación vecinal Pilarica.
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El barrio ha alertado al Ayuntamiento de la situación. Yel Consistorio ya ha anunciado que tomará medidas, puesto que se trata de un problema que tiene «fácil solución». Habrá que «sellar uno de los agujeros situado detrás del mural» y por el que se escapa el agua. «Son agujeros, habituales en este tipo de obras, que se utilizaron en la construcción para sujetar el encofrado», explica Manuel Saravia, concejal de Planeamiento Urbanístico, quien anuncia que ya se ha dado traslado del problema a la empresa constructora para que adopte las medidas necesaria que acaben con esta filtración. La obra todavía se hallaba en garantía, recuerda el edil.
La placa con filtraciones reproduce una estampa de la Esgueva con el puente encarnado (el paso de ladrillo que permite salvar las vías del tren junto a la calle de la Salud). Este mural de metal, colocado a principios del otoño, se completa con otro que recoge un plano de la zona este de la ciudad en el año 1914. Se trata de dos elementos decorativos instalados bajo el paso de las vías en Rafael Cano, una infraestructura financiada íntegramente por el Consistorio (2,1 millones de euros) como alternativa al soterramiento y que se abrió a los peatones el 30 de abril de este año, después de 1.323 días en los que los vecinos vivieron «aislados» del resto de la ciudad, toda vez que Adif cerró el paso a nivel de Pilarica sin ofrecer alternativa, sobre todo para los vehículos.
Hasta que se dé solución, las personas que atraviesan el paso bajo las vías ven cómo una fuente emerge de la pared. El agua se acumula además en la jardinera lateral. «Y a eso hay que sumar el charco que se forma en la plaza porque dos de los sumideros están mal diseñados», apunta José Luis Alcalde.
La balsa de agua estancada se genera en la zona de cota más baja en la plaza de RafaelCano, donde es arrastrada toda el agua de lluvia. Allí, el diseño original contemplaba una «solución más natural» que no ha dado el resultado esperado, ya que no era capaz de asumir las precipitaciones en jornadas, como la del viernes, en las que llueve de forma intensa. «Es una mera cuestión de diseño», apunta Saravia, quien ya ha anunciado que se corregirá este problema con la sustitución de estas piezas «para que los sumideros puedan funcionar convenientemente». «Se había propuesto una solución, como si fuese un pequeño tanque, que no funciona bien, ya que desde el sumidero no llega a las bombas a la velocidad a la que tendría que llegar, y por eso se encharca». Los usuarios habituales del paso han tenido que sortear este charco, que ayer se hizo de nuevo más grande con la lluvia caída por la tarde.
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