Yunke: «Si tuviera poderes, mi magia no tendría ningún mérito»

«Si tuviera poderes especiales, mi magia no tendría ningún mérito. Lo bueno de volar en escena es hacerlo sin tenerlos. ¿No es mucho más interesante?», asegura Salvador Vicent, más conocido como Mago Yunke. «La magia gusta porque sabemos que lo que ocurre debe tener alguna explicación, pero, como la ignoramos, lo que nos queda es el puro asombro», explica. Por eso no entiende que algunos magos se dediquen a explicar la tramoya de algunos trucos. «No creo que le haga daño a la magia, pero francamente no le veo ningún sentido», asegura.

Por sorprendente que pueda parecer, la afición a la magia del joven Salvador se fraguó entre la herrería de sus tíos y las carpinterías y talleres de pintura de otros vecinos de su localidad natal, Villavieja, donde todavía reside. «De pequeño frecuentaba mucho los talleres y aprendí a desarrollar mis invenciones y a conocer las características de los materiales, que es fundamental para saber hasta dónde puedes lograr o qué puedes conseguir. Esto seguramente me convierte en un mago especial, pues soy de los pocos que tienen capacidad para construir sus propios aparatos y trucos. De ahí que lo que yo hago sea tan original».

Pero, aunque los trucos y la técnica sean tan importantes, especialmente en el terreno de las grandes ilusiones, Yunke está convencido de que lo más importante es el carácter personal. «Es preferible ver un truco malo desarrollado por un buen artista, que uno bueno en malos de un mal ilusionista», explica. «Es como en el mundo de los chistes: la misma historia cambia según quién le cuenta, y de ello depende que consiga hacernos reír o no».

Su trabajo es tan original que otros magos conocidos internacionalmente le han comprado trucos, y ha apalabrado otros que está desarrollando en la actualidad. «Pero éste es un momento dorado para mí y no quiero centrarme ahora en trabajar para otros magos», explican el ilusionista valenciano.

«La magia te hace soñar y consigue que veas como ciertas cosas imposibles», explica Yunke, que no ve en este 'engaño' ningún problema. «El ser humano necesita ilusionarse. Necesitamos las ilusiones para vivir; son el motor de la existencia», asegura.

Pero ¿cómo diseñar la ilusión adecuada, aquella que no sólo sea sorprendente o inconcebible sino que seduzca al espectador? «La magia no es sólo magia. Hay un simbolismo detrás de ella», explica Yunke. Por ejemplo, el truco de los aros chinos que se enlazan y desenlacen alude a la ruptura de las cadenas y la obtención de la libertad, explica. «Por eso este tipo de rutinas terminan siempre con los aros separados y desenlazados».