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Max Verdié, premio nacional de mentalismo, se encuentra en plena construcción de su próximo gran espectáculo. Verá la luz el próximo año «con unas premisas muy claras, basado, entre otras cosas, en 'El club de los poetas muertos'. Pero como eso aún no está del ... todo listo, ofreceremos un aperitivo. Habrá cosas de ese espectáculo, a modo de avance, y otras que no terminaban de encajar en él, pero que serán muy atractivas para el público». El resultado es este 'Interregno', un 'show' de mentalismo e hipnsosis que estrena este viernes el cartel de ferias del Teatro Zorrilla.
-Se llama 'Interregno'.
-Sí. Acabo de cumplir 40 años. Estoy en mitad de dos momentos muy importantes en mi vida. El tema de la pandemia me ha hecho reflexionar sobre cómo hacer mentalismo. O sea, es un 'Interregno' entre espectáculos y también vital.
-¿La covid ha influido?
-Claro.Te planteas de todo, porque ha sido un momento duro para todos. Los artistas nos hemos visto impedidos para hacer espectáculos físicos. Hemos tenido que invertir el tiempo en otras cosas que no eran actuar. Por ejemplo, en los usos 'on-line', en qué sentido tiene hacer los espectáculos, qué pasaría si no volviera a haber montajes en directo. Eso me ha hecho pensar en soluciones nuevas. Afortunadamente, al final muchas no han sido necesarias porque hemos podido volver a los escenarios, sobre todo en verano, pero sí que ha surgido esa pregunta de: '¿Y ahora qué hacemos?'.
-En un caso como el suyo, el papel del público además es vital.
-Claro, claro. Es imprescindible. Hay un mentalista americano, Max Maven, que dice: 'Si yo soy actor y no viene nadie, tampoco se pierde el tiempo. Está puesto el atrezzo y pasamos texto. Perfecto. Si soy malabarista y no viene nadie, voy practicando. Pero si soy mentalista o hipnotizador y no viene nadie... no puedes hacer nada'. Nosotros, de verdad, necesitamos sí o sí la asistencia del público. El propio acto del hipnotismo mental sin público no ocurre. El público es el que hace que ocurra el ilusionismo, porque depende de su percepción. Estamos huérfanos sin ellos.
-¿Ha tenido que adaptar el espectáculo?
-Hemos tenido que adaptar todo el tema de distancias, contacto... Había que ofrecer a los contratantes prácticamente contacto cero. Así que hemos tenido que abrir las bibliotecas, ponernos a investigar y ver qué soluciones podíamos dar. En nuestro caso las hemos encontrado. No ha sido tan fácil como, por ejemplo, los monologuistas, cuyo formato ya te favorece... El mago puede montar un número mudo, en el que no toque a nadie. Pero el mentalista, como mínimo, necesita a alguien que piense algo, que coja un papel, que toque este lápiz... Así que, con las normas de seguridad en las manos, dentro de lo que se puede hacer, hemos hecho un muy buen montaje.
-¿Cómo se ha articulado?
-Todo el material es nuevo. Y buscamos que se vea no solo cómo yo hago un montón de cosas, sino también que el público tiene cosas maravillosas dentro y que se pueden sacar entre todos.
-¿En qué momento supo usted que tenía ese algo dentro?
-A mí me vino todo encandenado. Con seis años, en catequesis, me tocó hacer una obra de teatro y me soltaron vestido de ángel. Luego vino más teatro, la magia, el mentalismo como consecuencia de hacer magia, el hipnotismo como consecuencia del mentalismo... No ha habido un momento radical de mi vida en el que diga: 'Ahora voy a dedicarme al mentalismo'. Se van abriendo puertas y opciones. Lo que sí que llegó fue el momento en el que decidí dedicarme a esto profesionalmente. Pero esa ya fue una decisión comercial, más que artística.
-¿Cuál es la diferencia entre magia, mentalismo, hipnosis...?
-La hipnosis va aparte, es un fenómeno real, que se usa en terapia y quienes la utilizamos en los espectáculos la empleamos como herramienta, como medio para conseguir ciertos efectos o como fin. Los propios ilusionistas no nos aclaramos en la diferencia entre magia y mentalismo. El debate tiene siglo y medio. Max Maven dice: 'Si yo te digo que esto es solo psicología, te engaño, porque hay un truco de magia que nos permite que esto funcione siempre. Si te digo que esto es solo un truco de magia, no digo la verdad, porque claro que hay una parte psicológica que hace que todo esto sea de otra manera'. Y a eso le añadiría un tercer pilar.
-¿Cuál?
-Está la técnica del ilusionismo (la palabra truco es muy fea), está la psicología y, además, el pilar de ser actor, que es lo que hace que todo el conjunto parezca de verdad. Lo que hacemos los ilusionistas es que lo imposible parezca posible. Y si no eres buen actor, eso no va a funcionar. Esa es la pieza clave que hace que todo encaje.
-¿Y alguna novedad en el espectáculo?
-Por primera vez en mi vida voy a hacer una predicción de lotería, que no las he hecho nunca, porque no me gustan. Pero esta vez la voy a hacer. Y voy a regalar el boleto, para que le toque a otro y no me toque a mí.
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