Desfile de peñas durante las fiestas en honor a la Virgen de San Lorenzo. Rodrigo Jiménez

Valladolid se tiñe de color en el tradicional desfile de peñas

Miles de personas se concentraron desde primera hora de la tarde para dar comienzo a diez días de celebración

María López

Viernes, 30 de agosto 2024, 22:35

Una explosión de colores, risas y música resonaban por las calles de Valladolid en el tradicional desfile de peñas, dando inicio a las fiestas y ferias en honor a la Virgen de San Lorenzo. Miles de personas, entre peñistas, vallisoletanos en general y algún que ... otro turista curioso, se congregaron desde primera hora de la tarde para disfrutar de uno de los eventos más esperados del año. La cita, como siempre, comenzaba en la emblemática Acera de Recoletos, donde la energía y el entusiasmo eran palpables en cada rincón.

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El ambiente festivo se encendió desde el primer momento, con los DJs instalados en la Acera de Recoletos, que pusieron la banda sonora a la tarde. No faltaron los éxitos del momento como 'La Potra Salvaje' o 'Si antes te hubiera conocido', de la internacional Karol G, así como los clásicos de siempre, entre los que destacó 'Mi gran noche' de Raphael, quien actuará en la Plaza Mayor durante estas fiestas. Las batucadas, el ritmo de los tambores y las carrozas con DJs no dejaron de animar a los presentes, regalando momentos para el recuerdo.

La llegada de los peñistas a la calle Miguel Íscar es sinónimo de agua. Año tras año, los bomberos esperan manguera en mano para mojar a todo el que se atreva a pasar. Los peñistas, con sus pistolas de agua y cubos, no dudaron en responder a este bautizo improvisado. Y es que el agua y el vino son protagonistas indiscutibles de esta fiesta, hasta el punto de que muchas camisetas acaban teñidas de un tono rojizo, prueba de la bebida derramada durante el camino. Era evidente que la misión de todos era la misma: terminar lo más mojados posible.

Y en el caso del vino, cuanto más manchada estaba la ropa, mejor se consideraba la experiencia. Algunos, los más precavidos o experimentados, llegaban equipados con chubasqueros, gafas de bucear e incluso flotadores, decididos a disfrutar del desfile sin importar cuánta agua o vino cayera sobre ellos.

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El desfile avanzó por la calle Duque de la Victoria, en una ola de alegría que parecía no tener límites. En los balcones cercanos, lo más curiosos se asomaban con cámara en mano para inmortalizar los mejores momentos de la tarde. A medida que la multitud avanzaba hacia la Plaza Mayor, cada vez eran más los carros con bebida que se quedaban por el camino, ya que igual que otros año, no se permite su entrada por seguridad. Pese a ello, en cada esquina la música y el buen ambiente era constante, creando una atmósfera única y típica de las fiestas.

Además de los habituales polos y camisetas de colores de los peñistas, se podían ver disfraces de todo tipo. Desde un equipo de fútbol, la familia al completo de Los Simpsons o un dinosaurio que, en medio del alboroto, parecía no saber muy bien dónde estaba. Esta creatividad y buen humor añadían un toque especial al desfile, creando un ambiente espectacular y aportando aún más color y diversión a una tarde que no dejó indiferente a nadie.

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Al llegar a la Plaza Mayor, el bullicio alcanzó su punto álgido. La entrada a la icónica plaza marcaba el final del recorrido, pero no de la fiesta. Como es tradicional, tuvo lugar la imposición del pañuelo al Conde Ansúrez, que este año corrió a cargo de José Alberto Vidal del Barrio. Posteriormente, el alcalde de la ciudad deseaba unas felices fiestas a todos los presentes, para, a continuación, dar paso a Las Vallkirias del Pisuerga, encargadas de realizar el pregón de este año.

«Todas nosotras, las que conformamos el equipo, llegamos a este deporte por casualidad; la vida nos dio otra oportunidad y nos agarramos fuerte, sin miedo buscando la esperanza y las ganas de vivir, una salida a una situación complicada, pensando que sería bueno para nuestra recuperación y así ha sido», explicaban delante de las miles de personas que se congregaban en la Plaza Mayor. Finalmente, concluían el pregón con las palabras más esperadas por todos: «¡Que comiencen las fiestas de la Virgen de San Lorenzo! ¡Qué viva pucela y que viva su gente!».

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