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El Fandi, ante el segundo de la tarde, al que cortó dos orejas. Alberto Mingueza
Toros en Valladolid

El Fandi se lleva tres orejas en una tarde en la que Morante se atrevió con las banderillas

El de La Puebla cuajó una buena faena al cuarto de la tarde, pero el presidente solo le concedió una oreja en una corrida en la que Roca Rey se fue de vacío

Marco Alonso

Valladolid

Viernes, 10 de septiembre 2021, 23:37

El Fandi se ha convertido en el primer triunfador de la Feria Taurina de la Virgen de San Lorenzo. Cortó dos orejas a su primer toro y otra al quinto de la tarde con su particular concepto del toreo, ese que lleva el espectáculo ... al extremo, convierte el poderío físico en aplausos y hace de la entrega todo un axioma. Frente a él estuvo un matador con un estilo antagónico: Morante de La Puebla, que aunó arte y trabajo para llevarse una oreja en su segundo después de una faena en la que los tendidos pidieron más premio para él. Roca Rey completó la terna y su aportación a la tarde fueron solo pequeños destellos de lo que un matador de su categoría puede hacer en una plaza como la de Valladolid.

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Morante, trabajador

Abrió el de La Puebla la tarde con un ramillete de verónicas de esas que le gustan a él: cocinadas a fuego lento. El toro salió un tanto distraído y le costaba fijarse en el capote, pero el sevillano no se puso nervioso y dejó que fuese el propio animal el que lo buscara, y lo acabó encontrando para regalar al respetable una tanda maravillosa. Pronto se vio que al astado no le iban a sobrar fuerzas y menos aún tras su paso por el caballo. Al salir de varas, dobló las rodillas en varias ocasiones y todo hacía indicar que la faena de muleta acabaría mucho antes de lo deseado.

Pero este es el año de Morante, que no está dispuesto a dejar una plaza indiferente. Cambió el traje de luces por el mono de trabajo, empezó con la muleta muy alta para ir bajándola poco a poco y dar a los tendidos esa dosis de toreo de quilates que todo aficionado taurino necesita. El torero estuvo muy por encima de su rival, que se paraba a medio pase y mostraba una gran flaqueza. No daba para más. Había que matar a la primera para llevarse una oreja. Pero fue a la segunda y todo quedó en aplausos como premio para el torero y una pitada justa para el toro.

El segundo de Morante era cómodo de cara y al de celeste y oro le gustó desde el inicio. Hubo mala suerte en varas, el animal salió suelto por dos ocasiones y el encuentro con el picador fue mucho más tortuoso de lo deseable. Pero ese feo preludio no tuvo nada que ver con lo que estaba por llegar. El de La Puebla colocó los tres pares de banderillas –ha leído usted bien, los tres– y arrancó su faena con la muleta con un pase en la boca de riego que auguraba que la faena venidera sería un regalo para los tendidos. Morante quería. Y cuando un genio quiere, puede. Bajó la mano y cuajó una serie de naturales cargados de torería. «Esto hay que rematarlo, maestro», le gritaron desde el sol. Pues dicho y hecho. Un 'estocadón' en un sitio perfecto hizo que Morante se retirase lentamente de la cara del animal y lo dejara morir. Unos interminables segundos pasaron sin que nadie moviese un solo capote, pero el toro acabó doblando las rodillas poco antes de perder una oreja (solo una, pese a la insistencia del público porque recibiera una segunda).

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El Fandi, un portento físico con 40 años

El Fandi vino a Valladolid a por todas, dispuesto a que su propuesta de toreo volviese a triunfar en una plaza que le quiere. Tanto quería agradar, que recibió a su segundo con dos largas cambiadas y cerró su bienvenida con una media verónica de rodillas. Con las banderillas en las manos volvió a dejar claro que si los 60 metros de espaldas fuesen disciplina olímpica, España llevaría décadas ganando el oro con él en lo más alto del podio. Hasta cuatro pares colocó en todo lo alto poco antes de volver a echar las rodillas al suelo y enseñar la muleta a su rival en una tanda en redondo llena de emoción. El granadino estaba entregado a ese toreo de espectáculo que tanto gusta. Varias tandas de derechazos, otras tantas con la izquierda y unas manoletinas de postre llevaron a varios aficionados a pedirle incluso que no matara al toro, que esperase por si el presidente concedía un indulto. El toro era bueno, pero no para tanto y perdió la vida para salir de la plaza ovacionado y sin orejas.

En su segundo, El Fandi dejó descansar sus rodillas mientras tenía el capote entre las manos, pero no por eso restó espectacularidad a su trabajo. Un quite por zapopinas y cuatro pares de banderillas llevaron al público de nuevo al éxtasis antes de que, otra vez hincase sus rodillas en el suelo para saludar a su oponente con la muleta. Un molinete por aquí, un derechazo de rodillas por allá, y David Fandila agarró el cuerno al toro para que el público aplaudiese a rabiar. Era su tarde y no la desaprovechó. Otra buena estocada le hizo llevarse una oreja más para convertirse en el triunfador.

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Roca Rey solo dejó destellos

Era uno de los grandes atractivos de la feria y defraudó, especialmente en su primero. No lo vio claro Andrés Roca Rey desde el principio. Valladolid estaba ansiosa de ver su repertorio con el capote después del fiasco de San Pedro Regalado, en el que el viento arruinó la que se antojaba una gran tarde de toros. Pero el peruano ayer estuvo muy 'reservón' y dio pocos motivos al público para aplaudirle. «Arrímate un poco, Andrés», le gritaban desde los tendidos. Pero ni con esas. Andrés no se arrimó y con media estocada se deshizo de un toro que no le gustó desde el principio.

En su segundo salió más entregado. Una tanda de chicuelinas adornadas con una revolera fue suficiente para que el público le regalara, por fin, los primeros aplausos de la tarde. Ese cariño debió espolear al matador, que se fue a los medios para brindar la muerte del toro al público. Un pase del péndulo de bienvenida ayudó a Roca rey a presentar sus credenciales para no irse de vacío. Pero al toro le costaba someterse al arte del torero, que le bajó la muleta y se le pasó por la espalda, a pesar de los dos sustos que le dio antes del momento de la verdad. Tenía que matar bien y la oreja estaba asegurada. Pero no fue así y el de Lima fue el gran fiasco de una tarde que será recordada por la afición como aquella en la que Morante jugó a ser el Fandi en el tercio de banderillas.

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Las claves de la corrida

  • Morante de La Puebla. Aplausos para él y pitos para el toro en su primero. Cortó una oreja al cuarto y el presidente no le concedió la segunda, a pesar de la insistencia del público.

  • El Fandi. Cortó dos orejas al segundo de la tarde, que salió de la plaza entre aplausos, y una más al quinto.

  • Roca Rey. Silencio en su primero y salió a saludar sin premio en el sexto.

  • Ganadería. Hermanos García Jiménez y Olga Jiménez. Desiguales en comportamiento.

  • Incidencias. Antes del inicio de la corrida se guardó un minuto de silencio por la muerte de la ganadera vallisoletana Teresa Molero.Se entregó una placa a Antonio María Mateo, cirujano de la Plaza de Toros de Valladolid, que este año se retira.

  • Entrada. Prácticamente lleno con el aforo permitido (el 75%).

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