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Con permiso de Demi Moore, e incluso de Rita Hayworth 'Gilda' el striptease más célebre de la historia del cine quizás sea el de 'Full Monty'. Quizás porque se trata de una versión bastante atípica, y escasamente erótica, de este formato, con cuerpos corrientes y ... no especialmente arrebatadores. Seguramente también porque los protagonistas son varones y no es lo más habitual en el género. Aunque seguramente la clave final esté en que 'Full Monty' es mucho más que ese divertimento final. Y probablemente por ello ha trascendido la gran pantalla y se ha convertido en un musical, cuya versión española puede verse hoy viernes 9 en el Teatro Zorrilla en dos sesiones (18 y 21.30 horas).
«Tenemos uno de los mejores finales que puedan imaginarse para cualquier obra», asegura Sam Gómez, uno de los protagonistas del elenco. «Pero lo más importante es que Full Monty va mucho más allá: es una historia de amistad y de masculinidades frágiles situada en un contexto muy realista de crisis que es el que lo explica todo. Tiene una dimensión muy humana».
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Una de las razones del éxito de la película, primero, y del musical después es que asistimos a una verdadera ruptura de códigos y convenciones. Mucho antes de que se pusieran de moda las discusiones sobre los cuerpos normativos y la sexualización, los hombres de 'Full Monty' escenificaban un striptease muy poco convencional, con sus cuerpos perfectamente normales y muy poco ajustados al tipo de belleza que suele asociarse a un espectáculo como este. «La obra anticipó un debate que ahora es muy actual. Plantea que hay que dar cabida a distintos tipos de belleza, porque los cánones no son fijos; han ido cambiando con el tiempo, y lo seguirán haciendo», asegura Sam Gómez. «Los protagonistas se ven enfrentados a una situación de superación y de romper moldes. Todos tienen pudores que deben vencer».
Como los actores del musical, que también tuvieron que afrontar su propio desafío y vencer sus propios miedos. «Nos daba bastante pudor el tener que quedarnos desnudos, porque somos, o al menos yo me considero así, cuerpos muy normales. Tuvimos que romper la barrera de ese auto juicio. Pero al final resultó bonito y es graciosa la complicidad del público».
Ante un musical como 'Full Monty', como ante otros de naturaleza similar, surge inevitablemente la pregunta: «¿Era necesario?». Pero es tanta la fuerza de la historia que parece pedir recobrar la vida en otras formas. En este caso concreto, la obra no sólo recoge el argumento de la película que la inspira, sino que incorpora una quincena de canciones originales. En el caso de la versión española, además se han aproximado culturalmente los personajes y los ambientes. «El vestuario es distinto, como el entorno y la forma de relacionarse los personajes, pero respetando siempre el espíritu de la obra».
Un gran esfuerzo que exige un elenco de 13 actores y cantantes que reviven la historia en un escenario móvil y adaptable que permite ir recreando los distintos espacios de forma ágil. Las voces son en directo, pero la música está grabada.
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