La patrona de Valladolid y su 'nueva' imagen
Historia ·
El escultor Antonio Vaquero intervino en esta talla gótica en 1956 con una profunda transformaciónJavier Burrieza
Miércoles, 8 de septiembre 2021, 08:26
Ante la imposibilidad de la celebración de la tradicional procesión de la Virgen de San Lorenzo, su Hermandad con Leopoldo Adiego, han montado un extraordinario altar de novena que se puede visitar en su parroquia. Como en cada ocasión solemne, viste un manto secular que ahora no impide contemplar la imagen gótica. No ocurría así antes de 1956. Cuando se estaba preparando el Congreso Mariano que se habría de celebrar en Zaragoza en 1954, se pensó que aquella era una buena ocasión para reunir en la ciudad aragonesa a las principales patronas de España. Fue entonces cuando los cofrades de la Virgen de San Lorenzo advirtieron al párroco, David Sánchez del Caño, de que su imagen realizada en el siglo XIV no se encontraba en las mejores condiciones de conservación. Todos solicitaron la restauración de la misma «al primitivo estado en que fue esculpida, para lo que se proceda retirar los mantos y otras vestiduras con la que se la deformó en el siglo XVII». Una crítica que ya se había realizado décadas atrás.
La Junta Diocesana de Arte Sagrado decidió examinar a la patrona de Valladolid y para ello hubo que despojarla «de sus vestiduras». El episodio fue descrito con detalle y cierto sarcasmo: toca en la cabeza, manto, delantal para su frente, un miriñaque reforzado con fuertes alambres para darle una forma acampanada, falda con encajes, camisa y refajo. «Y conste –escribió el párroco– que ninguno de los allí presentes quedó ciego, ni cayó muerto al suelo como 'piadosa y tradicionalmente' decían las camareras de la Virgen». El proyecto elegido para su recuperación fue el del profesor de imaginería castellana en la Escuela de Artes y Oficios, Antonio Vaquero, distinguido con el Premio Nacional de Escultura. Recibió la imagen en marzo de 1956 en su estudio de la Avenida Ramón y Cajal. Siempre mantuvo a su lado un vigilante, sobre todo en las horas nocturnas.
Tras comprobar Vaquero el ataque de la carcoma, reforzó la estructura. Se fijó en esculturas del siglo XIII y propuso la reconstrucción de la parte posterior de la talla y del trono en el cual se encontraba sentada. Según el maestro, sufrió una modificación al haber sido adaptada a una hornacina, pero quizás habría de considerar también que nunca fue tallada su espalda pues no lo necesitaba. La recomposición era menester para procesionarla sin mantos. Le preocupaba la reconstrucción del objeto de la mano derecha de la Virgen. Se fijó en la iconografía de la patrona en una placa repujada del siglo XVIII, unida hoy a su bandera. Había que adaptar, adecuadamente, la corona a la cabeza y el brazalete con ramillete de flores en oro para evitar daños cuando la talla fuese despojada de ellos; proceder a la limpieza de la policromía original en los lugares donde se encontrase y recuperar la cabeza del Niño. Vaquero apuntaba la necesidad de levantar todos los repintes que se habían realizado en el siglo XVIII, pues repintar era la forma de restaurar de centurias pasadas.
La patrona fue entregada el 30 de agosto de 1956 para comenzar su novena. Las miradas no fueron todas de unanimidad, cuando no de sorpresa y crítica. El presidente de la Comisión Diocesana de Arte Sacro, el vicario general Faustino Herranz, respondió a un cofrade ante su pregunta acerca de la nueva misión de los mantos: «No creo que vayáis ahora a tapar de nuevo 'con telas' lo que os ha costado 'no poca tela' en restaurar». Circularon también rumores de que el proceso de restauración había supuesto la realización de una nueva talla, en sustitución de la primitiva. En realidad, se había reemplazado la peana en la que se asentaba la imagen, pues la primitiva se encontraba atacada por xilófagos; se talló la espalda de la Virgen y el respaldo del trono. En su mano derecha se dispuso una manzana, muy habitual en numerosas imágenes de María de ese siglo y se repuso un fragmento de la nariz en su rostro. Desde 1956, la que gozaba de mejor salud en el ámbito devocional de la Virgen de San Lorenzo, era su imagen. Las iniciativas procesionales y su iglesia se encontraban en un manifiesto declive.
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