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Los diez días que han durado las Ferias y Fiestas de La Virgen de San Lorenzo en Valladolid finalizaban ayer y el balance de los protagonistas y los colectivos que las han hecho posible es «más que positivo». Terminaron los conciertos, los vermús largos ... entre semana, los fuegos artificiales y los espectáculos, que han estado repartidos por toda la ciudad.
El sector hostelero de Valladolid ha superado con éxito el reto que suponían unas ferias con las medidas y restricciones actuales. La reducción de aforos por mesa y la obligatoriedad de llevar la mascarilla puesta en todo momento, menos cuando se está consumiendo, no ha mermado durante los días de fiesta las ganas de los vallisoletanos de celebrar y reunirse. Jaime Fernández, presidente de la Asociación de Hosteleros de Valladolid, destaca que, en términos generales, «los hosteleros estamos muy contentos con el resultado porque las cifras son buenas». Pese a que poco tienen que ver con las de los años prepandémicos, los bares y restaurantes de la ciudad han vivido unos días con gran afluencia de consumidores. «La gente tenía ganas de salir y así lo ha demostrado, pero siendo prudente en la mayoría de los casos», reconoce Fernández. Con las terrazas al cien por cien en la mayoría de los vermús y las cenas, los hosteleros destacan que «la respuesta de los vallisoletanos ha sido de sobresaliente y así se ha reflejado en nuestra actividad».
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Respecto a las fiestas de 2019, las últimas sin el coronavirus presente, se ha registrado un 40% menos de actividad, según Fernández, pero «la satisfacción es general en todos nosotros».
En relación a la decisión de la Junta de Castilla y León de relajar las medidas y permitir la consumición en barra y la apertura de las discotecas a partir de mañana, Fernández lo tilda de «una vergüenza». «Se están riendo de nosotros y es ridícula esta actitud. Si se reúnen el jueves deberían haber aplicado las nuevas medidas a partir del viernes, no dejarlo para el martes. No son conscientes del impacto económico que esto supone para la hostelería de la ciudad ni del daño que están ocasionando con estas decisiones», reflexionaba.
En los bares y restaurantes de los barrios, la situación vivida ha sido similar al centro, aunque con «mucha menos afluencia de gente». Los vallisoletanos «han respondido muy bien» y se notaba que el ambiente era festivo. En líneas generales, «se han respetado las medidas» y la zona de la Catedral ha sido la que más gente ha reunido durante varios días seguidos. «Me gustaría destacar que no ha habido problemas en los bares y felicitar, una vez más, a la Policía Local por el espectacular trabajo que han hecho», destacaba Jaime Fernández. Ahora, su deseo está en que las próximas fiestas de Valladolid sean, al menos, «normales».
Una valoración similar era la realizada por Félix Galicia, presidente de la Asociación de Feriantes de Valladolid, quien apunta que «se nota que la gente tenía gana, pues y muchos días hemos tenido que cerrar las puertas porque se llegaba al límite de aforo permitido».
Los hoteles, por otra parte, no han vivido una semana de fiestas como acostumbraban. Raquel González, gerente de la Asociación de Hoteles de Valladolid, precisaba que «ha sido una semana muy floja porque la falta de conciertos internacionales más potentes y todas las restricciones existentes han hecho que no se haya llegado a una demanda como la de otros años». Con un grado de ocupación de un 45% durante la semana, cuando otros años es del 70%, la desigualdad ha marcado las cifras por la «diferencia entre tamaños de los hoteles». El fin de semana fue «un poco mejor», pero estuvieron en torno al 70% de ocupación, cifra que dista del 95% de otros años.
Los huéspedes eran, en su mayoría, viajeros que regresaban a su lugar de origen y «pasaban por Valladolid y se alojaban uno o dos días aprovechando las fiestas, pero apenas ha habido clientes internacionales», detallaba González. En líneas generales consideran que «se ha salvado el verano, que ha sido un poco mejor que el anterior porque la gente ha perdido el miedo a viajar y los hoteles han sido capaces de salvar los trastos. Evidentemente, no ha sido como los anteriores a la pandemia.
En la cultura, la pandemia también hizo mella, pero Enrique Cornejo, director del teatro Zorrilla asegura que «se ha sentido la recuperación, porque con el 75% de aforo, el público se ha animado y ha venido al teatro a pasarlo muy bien. Tenían la necesidad de divertirse y distraerse pero cumpliendo siempre las medidas sanitarias para garantizar su seguridad».
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