Javier gritaba emocionado mientras los operarios terminaban de colocar al Tragaldabas en la calle Serranía de Ronda, en Barrio España. A sus ocho años, reconocía ser la primera vez después de la «maldita pandemia» que volvía a ver la atracción y su tono de ... voz mostraba el entusiasmo que sentía. Reconocía que se iba a tirar «por lo menos diez veces» por el tobogán de su interior. Lo que no sabía es que le esperaba por delante una hora y media de diversión y, al descubrirlo, aseguraba que le daba tiempo «a ir a casa, merendar y volver».
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La enorme boca del Tragaldabas engullía niños sin parar. Los mismos todo el rato porque durante la primera hora de su instalación han repetido una y otra vez Izan, Killian, Cataleya, Carlos, José, Celia y Yamilet, entre otros. La pequeña Cataleya ha sido la más tímida y ha mostrado algo de miedo inicial al ver la atracción, pero ha sido rápidamente convencida por su primo para subir. Una vez que lo ha hecho, no ha querido parar.
Las gotas de sudor ya desfilaban por sus frentes y patillas y los familiares esperaban al final del tobogán para bajar a los niños y que repitieran su juego. Tras su parada en Barrio España, el Tragaldabas continuará el recorrido hasta la calle Tordesillas, en San Pedro Regalado.
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