Fiestas de Valladolid 2023

Luis Piedrahita: «El humor es un gran lubricante; ayuda a que la vida escueza menos»

Y, por supuesto, tamizadas por la mirada de un humor amable, que es otra de sus señas de identidad. «El humor destructivo está muy bien, es luchar contra lo que está mal en el mundo triturándolo, pero no es lo mío. A mí el humor que me sale es el otro, el de la imaginación, más cercano a la poesía de las pequeñas cosas. Yo entiendo el humor como algo constructivo».

Y también como algo balsámico, incluso curativo. «Quien no tiene sentido del humor me da mucha pena. Cuando pienso en alguien así lo único que me inspira son unas enormes ganas de darle un abrazo», bromea Piedrahita. «Tener sentido del humor ayuda a ver los problemas con distancia y a relativizar. Si no eres capaz de hacerlo, estás condenado al escozor; y la vida duele mucho. El humor es un lubricante que hace que la vida escueza menos».

Dolores como el desarraigo, el desamor, el descontento con el propio físico y con la propia edad son descendidos de las altas esferas hasta aterrizarlos en situaciones cotidianas que desatan la risa. Un ejemplo: «Existe un temor ancestral a hacer una deposición en un retrete de otro. El miedo al váter ajeno es un tema de hondo calado existencial», bromea Piedrahita, quien ve en él, nada menos que una forma de expresión del desarraigo.

O el descontento con la edad. «Cuando eres pequeño quieres ser mayor, y luego, más joven. Recuerdo la sabiduría de mi abuela que, cuando íbamos a visitarla, nos decía: «Luisito, qué mayor estás', y, a mi madre, «Te veo muy joven». Eso es saber decir a cada uno lo que necesita oír», explica el humorista. Y respecto al descontento con el propio cuerpo, regala un consejo: «Si eres feo, lo mejor que puedes hacer es reírte; lo sé por experiencia».

«Pero este monólogo va de que existe un botón que, al pulsarlo, permite desactivar todos esos descontentos: el humor. El humor es como el sistema de amortiguación de un coche. Quien no lo tenga verá cómo todas las piedras del camino se le clavan».

Piedrahita está convencido de que 'Es mi palabra contra la mía' es su mejor monólogo hasta la fecha y culpa de ello en parte al vallisoletano J.J. Vaquero, que lo firma como coautor: «Es un humorista que llega a lugares donde yo no alcanzo y logra que el resultado brille como la joya que es».

«Es de muchísima risa y está repleto de chistes. Puede que sea muy probablemente mi mejor monólogo, pero por eso mismo me aterroriza», explica el humorista gallego. «En el mundo del espectáculo rara vez competimos con otros compañeros. Lo normal es competir con uno mismo y por eso me aterra, porque ahora tengo que ser capaz de superar esto que, a día de hoy, es lo mejor que sé hacer». Lo dice como si nada, y uno no sabe si tomárselo en serio, como un gesto levemente neurótico a lo Woody Allen, o como una forma indirecta de alimentar las expectativas. De hecho, en su campaña promocional no duda en decir que sus trabajos anteriores, 'Las amígdalas de mis amígdalas son mis amígdalas' y 'El castellano es un idioma loable, lo hable quien lo hable, «no eran más que la antesala de esta obra maestra. Vamos, que eran una caca. Éste es el bueno».