Cariño reivindica el pop fresquito y disfrutón con un recital por la diversidad en Valladolid

O sea, la música como aliada contra el aburrimiento. El desparpajo en los estribillos. Las melodías con ecos de la infancia que esconden puñetazos de realidad. Porque con un poco de azúcar, esa píldora que os dan tal vez se trague un poco mejor.

«Hola peña, cuánta gente, ¿no?», dicen desde el escenario, entre 'Mierda seca' y 'Año de mierda', en una noche que tal vez necesitaría subtítulos para entender las letras mejor. No los necesitan los cientos de fans que rugen y aplauden piezas hasta con nombre de emoticono ':(' . Antes de tocar 'Souvenir', desvelan el que se llevan de Valladolid («un buen lechazo, ¿es o no?).

Y siguen después con un festival de buen rollo, saltos y pistas pregrabadas en temas como 'Todos los días' («Vente conmigo a jugar al parque, Tengo un puñao' de cromos donde apareces tú»), 'Soy una perra', 'Bisexual', donde subrayan su compromiso con la diversidad, o 'Te brillan' y 'Si quieres', con los que terminan su actuación.