Babel de sabores regionales
Casi cuatro decenios de una cita culinaria indispensable ·
La Feria del Folklore y la Gastronomía 'descansa' por primera vez desde que se estrenara en 1982 en la plaza de PonienteSecciones
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Casi cuatro decenios de una cita culinaria indispensable ·
La Feria del Folklore y la Gastronomía 'descansa' por primera vez desde que se estrenara en 1982 en la plaza de PonienteEl Recinto Ferial ubicado junto al Estadio José Zorrilla se quedará este año desnudo.Las casetas y centros regionales que desde hace treinta y siete años acuden puntualmente a la celebración de las fiestas de Nuestra Señora la Virgen de San Lorenzo se toman un obligado descanso. La popular frase de uno de los éxitos de Mecano, 'Unos entran otros van saliendo y entre el barullo yo me cuelo dentro', podría ser la banda sonora de cualquiera de los bulliciosos días en los que el aparcamiento del Estadio se llenaba en apenas una hora.
La multitudinaria cita se ha asentado, con el paso de los años, como el lugar de encuentro y degustación de lo mejor de la gastronomía de cada región. Una forma de viajar por las cocinas de media España sin moverse en unos metros cuadrados. El secreto de su éxito, la apuesta por elaboraciones con productos de la tierra, cocinados caseros y tradicionales. La creciente tendencia del turismo gastronómico que invita a conocer ciudades y pueblos a través de sus recetas y platos más tradicionales encuentra en inciativas como esta una sugerente propuesta. En las casetas regionales se aúnan los dos activos de cualquier fiesta, la comida y la música. Este año no se encenderán los fogones en el Ferial. Tampoco sonará la gaita que el año pasado daba la bienvenida en la casa de Asturias, donde los platos con bollos preñaos circulaban de un lado a otro de la barra acompañados de una buena sidra. Precisamente Asturias, junto a Galicia, Navarra y Segovia fueron las primeras en participar, en 1982, en esta feria de gastronomía y folclore, donde los acordes y bailes tradicionales se convirtieron en otro punto fuerte.
El presidente de la Federación de Casas Regionales y Provinciales en Castilla y León, José Luis Bellido recuerda cómo surgió la idea hablando con el por entonces alcalde de Valladolid, Tomás Rodríguez Bolaños. «Me sugirió que organizara algo con productos regionales y nos ubicamos en la Plaza de Poniente, donde repetimos un segundo año después de la buena acogida». A partir de ahí, la feria comenzó a tomar forma, se fueron sumando más participantes y el Ayuntamiento apostó por desarrollar la actividad ofreciendo un nuevo espacio dotado con mejores instalaciones, Campo Grande. Aquí en el año 1984 se dispusieron módulos para las casas, se amplió el horario y se convirtió en uno de los imprescindibles de las fiestas de San Mateo, que se celebraban el tercer domingo de septiembre. Las temperaturas agradables de la tarde se tornaban frías en la noche por lo que las casas regionales optaban por ofrecer platos calientes, entre los de mayor aceptación, las sopas de ajo y el marmitako.
El salto hacia un nuevo emplazamiento, la Cañada de Puente Duero, no tardó en llegar, «allí montamos hasta 23 casetas. Aparte de esto y los toros no había mucho más», reconoce Bellido. Y es que las fiestas de San Mateo pivotaban sobre tres patas, la Feria de Gastronomía, los toros y los conciertos. Para aguantar con buen humor y fuerza los días de ocio mejor con el estómago lleno. El desfile de gente que recorría la Cañada, la mezcla de aromas y los sabores quedarán para la memoria gastronómica de muchos que hoy continúan con la tradición acercándose hasta la última de sus ubicaciones. El traslado de las casetas regionales al Real de la Feria, en los aledaños del estadio de fútbol José Zorrilla en 1998 fue un nuevo paso hacia delante para atender la creciente demanda de la actividad.
En esta torre de Babel gastronómica sí se comparte un mismo lenguaje, el del buen yantar. Un templo que se extiende a lo largo y no lo alto, en el que las discusiones se centran en si repetir las patatas revolconas de la Casa de Ávila, el cocido de Madrid, los embutidos de Extremadura, los alubiones de Segovia o el jamón de Teruel, entre otros muchos. En cuanto a las bebidas, el fino de Andalucía y la sidra de Asturias consiguen paliar la sed de tanta charla. Sin desmerecer los vinos de la tierra y la bebida oficial, Lorencito, que gracias a un acuerdo con la Asociación de Hosteleros llega también hasta el reciento ferial.
El principal 'enemigo' de la Feria del Folklore y Gastronomía desde su inauguración, más que el viento y la marea, fue el viento y el agua. La climatología adversa propia de la época del año fue protagonista en más de una ocasión, «con las lluvias de últimos de septiembre lo pasábamos peor sobre todo cuando la celebración era en San Mateo y caía del 20 al 27, era muy tarde. Allí arriba las carpas tenían que aguantar vientos superiores a 100 kilómetros por hora», recuerda el presidente de la Federación de Casas Regionales y Provinciales en Castilla y León. Pero no hay problema que no tenga solución. La decisión de adelantar la celebración de las fiestas de la ciudad a primeros de mes supuso un alivio para el sector hostelero en general y también para la Feria de Gastronomía. Así que en el año 2000 los vallisoletanos dieron la bienvenida a la Virgen de San Lorenzo como patrona de las fiestas locales. Además, ese mismo año se puso en marcha la Feria de Día, que completaba la oferta gastronómica de la ciudad mientras las casetas regionales siguieron deleitando a todos los vallisoletanos con sus mejores productos y platos típicos.
Pero ahí no acaban las andaduras de la Feria de Gastronomía y Folclore porque poco se podían imaginar que ahora el problema iba a ser el sol. De nuevo el tiempo dirige la orquesta de la fiesta. Cuando en las horas principales del día 'lorenzo' aprieta ,encontrar un hueco de sombra en la que disfrutar de la tapa y la bebida era una verdadera batalla. Así que en las fiestas de 2004, el Ayuntamiento de Valladolid y la organización de la feria alcanzaron un acuerdo para modernizar las instalaciones de forma paulatina y aumentar la zona de sombra con toldos. Dicho y hecho, cambios notables en la edición de 2006, cada una de las casetas contó con tres metros más de mostrador y se colocaron unas mesas para sustituir a los barriles que hasta entonces servían para que los clientes depositaran sus comidas y bebidas. El suelo dejaba de 'estar de moda' para poder disfrutar apoyados en una mesa, tranquilamente de la ruta por las casetas que alcazaban la veintena.
Los vallisoletanos que acudieron a la cita en 2011 con las recetas tradicionales de la geografía española agradecieron la instalación de una carpa de 2.000 metros cuadrados para protegerse del sol y del agua. Pasear por las veinte casetas distribuidas en los 8.000 metros cuadrados de superficie de la Feria y que además estrenaba un sistema de videovigilancia con doce cámaras, supuso que ahora sí, definitivamente, se convirtiese en verdadero placer para el ocio y el paladar. Pero después llegaría el azote económico, el de la crisis, que se dejó sentir en la ciudad con un notable descenso de visitas en los años siguientes. Y también llegaron las consecuencias del cambio climático, las altas temperaturas alcanzadas hace cuatro años mermaron las visitas a las casetas regionales que notaron la mayor afluencia de público en las últimas horas de la tarde. Pero también el paso de los años trajo mejoras tecnológicas como el diseño y puesta en funcionamiento de una app de las Fiestas que permite consultar las casetas regionales instaladas en un mapa geolocalizado para que los visitantes puedan calcular y organizar su ruta.
El dinero recaudado durante la celebración de las casetas sirve para financiar la actividad cotidiana de los diferentes centros provinciales y regionales en Valladolid. «Es la primera vez que no estaremos. Esta edición nos dejará un recuerdo doloroso pero confiamos que en todas las casas puedan aguantar y regresar el próximo año, si la situación lo permite», apunta con resignación José Luis Bellido. Este 'pequeño' rincón de sabores de España se mantiene latente a la espera de tiempos mejores.
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