Hablar del Gran Circo Acrobático de China es hablar de belleza estética y elegancia en escenografías y vestuario, pero también de una exhibición de técnica y de fortaleza extraordinarias, amén de un vivo ritmo apoyado en músicas alegres y populares. Porque el Circo Chino es, ... sobre todo, circo, por supuesto, pero también baile, música y una presencia visual arrebatadora. Ahora vuelve a Valladolid en cuatro sesiones, de viernes a domingo, en el Teatro Zorrilla, en una oportunidad única de disfrutar de un espectáculo que está siendo alabado internacionalmente y cautiva al público allá por donde va. Las sesiones serán el viernes a las 20,30 horas, el sábado a las 17 y 20.30 horas, y el domingo a las 18 horas.
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Jesús Bombín
«El arte del Circo Chino está considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad y nuestra compañía ofrece la versión más depurada, la del Circo Nacional. El Gobierno chino ha decidido apostar por la promoción mundial de esta faceta de su cultura», explica Álvaro Mouriz, director general de Planeta Fama, la compañía española que se encarga de la organización de la gira. «No es un circo al uso, porque, aunque tenga saltos, piruetas y pruebas de destreza gimnástica, a la vez narra una historia que nos da un hilo conductor. Una historia que permite dar paso a los números e introducir la variada gama emocional del espectáculo: «hay amor, pesadillas, muerte y sueños», explica Rojas.
En realidad, el espectáculo del Gran Circo Acrobático Chino está pensado para escenarios más grandes, y carpas, pero la compañía ha desarrollado una versión adaptada a espacios de tamaño medio, como teatros, que no desmerece en absoluto, tal y como pudieron comprobar los espectadores que asistieron al espectáculo hace cuatro años, también en el Teatro Zorrilla. La función tiene un hilo argumental, en el que un niño se enamora de un hada y recorre con ella distintos espacios y escenarios, lo que da pie para ir enlazando los distintos números. En la primera parte priman la poesía, la elegancia estética y las habilidades ligadas con la precisión, mientras que en la segunda tienen más peso el ritmo y la fuerza, aunque en todo momento se combinan unos y otros números para lograr un equilibrio.
La estructura estética del espectáculo se basa en el juego entre el ying y el yang, el contraste entre lo masculino y lo femenino, aunque las diferencias no son absolutas, pues vemos a los varones en números de gran delicadeza mientras que ellas protagonizan también otros con un contenido rítmico y enérgico. Y en muchas partes del espectáculo actúan conjuntamente.
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El repertorio es muy variado: números aéreos, contorsionismo, acrobacias, aros y sillas, y el juego con los platillos chinos. Sin olvidar un número con sombreros cuyo video se ha hecho muy popular en las redes sociales. «Con respecto a anteriores versiones del espectáculo hemos introducido cuatro números nuevos», explica Mouriz, quien destaca que la música de la función ha sido grabada por la Orquesta Nacional China. Los artistas del Gran Circo Acrobático Chino tienen edades entre 25 y 32 años y se han formado en la Escuela Uan Acrobatic Art Theater de Changsa, una de las regiones más pujantes del país. El espectáculo dura 125 minutos divididos en dos partes, a los que hay que añadir otros 15 minutos de intermedio.
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