Macaco, en pleno concierto.

Macaco tatúa lo importante

El cantante presenta su último disco en la Plaza Mayor y lanza mensajes para que nunca se olvide el compromiso con la sanidad pública, con el medio ambiente, con la libertad... y el amor

Víctor Vela

Sábado, 12 de septiembre 2015, 11:13

Y entonces Macaco, mesías del buen rollo, profeta de esta revolución de claveles y caricias, se baja de la peana, abandona ese altar que es escenario y desciende uno, dos, tres peldaños para acercarse a su parroquia. Y allí abajo, las primeras filas abriéndose como un mar rojo, marejada de pasiones y de iphones, Macaco levanta los brazos e invita a Pucela a cantar con él, a una comunión de melodías, a pregonar que todo es love, que todo amor, que es el único camino, «the only way». Y que para vivirlo no hay que mantener el engaño. «Desde pequeños nos dicen que somos media naranja que tiene que buscar la otra mitad para estar completa. Y no es verdad. Somos naranjas enteras, que se dan la mano con otras naranjas», proclama ya de nuevo en el palco, insistiendo en ese mensaje de amor que debería custodiarse en la hornacina de los tesoros, que tendría que grabarse a fuego y juego, que habría que tatuarse junto a las cosas importantes. Historias tattooadas se llama este último disco de Macaco que suena en Valladolid. Y recuerda el músico que esas inscripciones deben llevarse en «el corazón» para recordar lo que nos hace esenciales.

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Así que...

Tatúate un beso. Una muerte. Un dolor de muelas. La caída. Un qué dirán. Un entierro. Un amanecer contigo. Un viaje solo o solo un viaje.Una despedida. Una bronca. Una pelea. Un tequiero.

Yla reconciliación.

Tatúate una peli. Un libro. El Iniesta de mi vida. La estrofa triste de su canción. Tatúate una fiesta. Aquella noche en Praga. Aquel sueño cumplido. La bici de la comunión. Tatúate un 15 de agosto. Un abrazo de padre. El beso de madre. Una farra con amigo.Esta resaca sin ti. Tatúate la vez aquella en que... Osea, el poco odio. El mucho amor.

Y la palabra, letra por letra, salta al escenario en forma de cartel, los músicos sujetando cada una de las siglas de esta palabra que debería ser eterna. Love. Amor. Tatuada en esta noche de viernes, como recomienda Macaco, para no olvidarla. Porque en estos tiempos líquidos, de prisas sin risas, de penas apenas, nunca está de más el subrayado, el fosforito que destaque lo importante, el altavoz que recuerde las prioridades, el flexo que ponga el foco en lo relevante, el faro para los marineros tuertos, la aguja que nos tatúe aquello que no debemos olvidar. Y evitar, como defiende Macaco, que tantas historias (tantos besos, tantas caídas, tantos amaneceres contigo, tantas resacas sin ti) mueran deshilachadas por los golpes del viento, como banderas caducas, como recuerdos que nunca tendrían que morir. Por eso, entre canción y canción,el cantante insiste en que hay que luchar por la sanidad pública (lo hace antes de cantar Seguiremos), por la defensa del medio ambiente (cuando interpreta Moving), la libertad (con Ratapampam). Ytodos estos mensajes del mesías del buen rollo, del profeta de esta revolución de claveles y caricias, calan en una Plaza Mayor llenísima, hasta arriba, lista para cantar los estribillos de unas canciones que piden perdurar. Durante años. Tattooadas.

Así que, que no se te olvide. Procura borrar aquello que no merece la pena que recuerdes. Pero tatúate sin miedo todo eso que no deberías olvidar.

Como la libertad. Como el amor.

Como este concierto de Macaco.

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