José Luis Moro: «En los ochenta uno se podía reír de todo»
El mítico grupo de los ochenta revivirá aquella década a la vez que presenta nuevo disco
rebeca pasalodos
Viernes, 12 de septiembre 2014, 17:28
Con naturaleza provocadora pero con la perspectiva de la experiencia. Los clásicos de los ochenta siguen manteniendo el estilo que sirvió a una sociedad en los inicios de la transición para desinhibirse. Quizá por un cierto paralelismo con la situación social del momento, grupos como 'Un pingüino en mi ascensor' vuelven a sonar con fuerza. Después de diez años del último disco, el dúo compuesto por Mario Gil y José Luis Moro llega el viernes 12 a la plaza Mayor de Valladolid con un nuevo trabajo lleno de humor y provocación.
Vienen a Valladolid con el disco Sex, drugs and nasal pop. Con ese nombre, ¿es apto para escucharlo en horario infantil?
Sí, sí, por su puesto que sí. Es una broma, y si hay alguna cosa que no lo sea no la cantamos en este tipo de horarios.
¿Qué les ha llevado a hacer un disco después de diez años que hicieron el último?
Pues que nos seguía apeteciendo contar cosas y cantarlas. Es verdad que hace diez años del último disco, pero hemos seguido actuando muchísimo y cantando canciones que hemos ido estrenando una a una en los conciertos al final las hemos reunido todas en un disco.
Han actuado sobre todo en salas.
Sí, es el tipo de sitio donde nos sentimos más cómodos. Salas de 200-300 personas. Un poco por el espectáculo que hacemos y por el contacto con la gente. Nos gusta tenerlos muy cerca y casi hablar con ellos.
Actuar en la plaza Mayor de Valladolid ¿cambia un poco ese concepto?
Sí, pero también nos gusta y también por otro lado hemos estado actuando en ciudades grandes, en fiestas. Después de tantos años hemos hecho de todo.
Para producir este último disco se hizo un crowfounding con el que recaudaron más de 13.000 euros de más de 460 mecenas, ¿se esperaban una repuesta así?
La verdad es que no. Más que la participación lo que nos dejó bastante flipaos fue la rapidez con la que se cubrió el objetivo. Esto lo hacíamos, básicamente, porque nos apetecía, no con el objetivo de ganar dinero sino con la idea de vamos a hacer un disco con las canciones nuevas que hay y vamos a producirlo nosotros mismos como nos apetezca hacerlo.
¿Cuál era la cantidad a la que querían llegar inicialmente?
Pedíamos 5000 euros que no es mucho dinero. Ahora tampoco para hacer los discos hace falta tanto y como nosotros nos autogestionamos y autoproducimos pues no hace falta más.
Establecieron ciertas compensaciones en función de la cantidad aportada. Por encima de 40 euros se incluía una letra de una canción escrita a mano por usted. ¿Tuvo que escribir mucho?
Pues he escrito un montón, he escrito como 100 o por ahí.
¿Llegó a arrepentirse de la idea?
Pues un poco, un poco. Pero bueno al final está bien porque te sirve un poco para hacer una estadística de qué canciones tuyas gustan más.
¿Hay alguna canción que le haya acabado cogiendo manía de tanto escribirla?
Bueeeno, un poquito. Por ejemplo El balneario, que es una de las más conocidas, es una canción larga, además. Luego hubo algún gracioso que me pidió la canción más larga que tenía expresamente para hacerme escribir, pero bueno, lo hice poco a poco y se hizo llevadero.
Ustedes hacen un tipo de concierto que es una mezcla de humor y música, ¿echan de menos el humor en el pop actual?
En cierto modo.Yo cuando empecé a ir a conciertos con 14 años los grupos que me gustaban hacían un poco eso. Alaska y los pegamoides, Los Nikis,..., hacían un espectáculo que era una mezcla de provocación, humor. Nosotros entendemos el pop así. Es verdad que ahora no hay tantas ganas de hacer ese tipo de espectáculo pero sigue habiendo grupos que hacen conciertos muy divertidos. Nosotros hemos estado hace dos años en el festival Mundo idiota, en el que reúnen grupos del perfil nuestro y en el que hay mucha gente de ahora que hace conciertos francamente divertidos.
En alguna ocasión han manifestado que no les gusta el humor coyuntural pero, ¿cómo se resiste a la tentación?
Bueno, eso lo dije sobre todo cuando hicimos la canción de Urdangarín. A veces hacemos versiones de canciones y les cambiamos la letra. Pero nunca lo hemos hecho, sí que hemos escrito sobre cosas que tenían que ver con lo que estaba pasando en el momento pero nunca un tipo de humor del monólogo puntual de voy a comentar la noticia que ha ocurrido el día anterior. Es verdad que están pasando cosas que dan ganas todos los días de ponerse a escribir porque desde luego material para inspirarse hay.
Decía Ramón Gómez de la Serna que pingüino es una palabra atacada por las moscas, ¿alguna vez se han sentido así?
Hombre, es una palabra que da mucho juego. Es una palabra que suena muy bonito, que es muy bonita verla escrita. Nos gustaba cómo sonaba y por eso la elegimos como nombre.
El año pasado actuaron en la plaza Mayor de Valladolid Modestia Aparte, ¿por qué creen que están de moda los ochenta?
Yo no sé si están dejando de estar de moda ya. Tengo un amigo que dice que el revival de los ochenta está durando más que los ochenta. Creo que tiene mucho que ver con el público. Gente que vivió esa época, que luego quizá la vida familiar o lo que sea le ha alejado un poco de las salidas nocturnas y de repente lo está recuperando en otra edad.
¿Qué cree que se debería recuperar de aquella época?
Sobre todo la falta de prejuicios y olvidarse de lo políticamente correcto. En aquel momento uno se podía reír un poco de todo, empezando por mí mismo, y no pasa nada. Hay una cosa que se llama provocación que es divertida por el mero hecho de provocar. Ahora mismo hay demasiada gente mirando con lupa lo que dicen muchos, no solo en la música sino en el humor y quiere protestar porque le parece mal con esto no se puede meter uno. Al final es una broma, es frivolizar, tratar de ser un poco más feliz.
Ustedes se han mantenido fieles a su estilo desde el primer disco, ¿su música engancha a las nuevas generaciones?
Viene gente nueva, nuevas hordas de fans. A mí siempre me sorprende mucho que canciones escritas hace 25 años sigan divirtiendo. Tiene un punto diferente, es distinto, es divertido y no se parece mucho a nada que se esté haciendo ahora mismo. Tenemos la misma sensación cuando nos escribe gente de México, donde hay muchos fans. Son canciones escritas pensando desde España y sin embargo a un tío de México le parece divertido eso.
Usted ha fundado ahora su propia agencia de publicidad, Pingüino Torreblanca, como en su canción ¿acabará estafando a las amas de casa con la publicidad?
Hombre pues espero que no. La he hecho precisamente para todo lo contrario, para defenderlas de los estafadores. Tengo un sentido de la publicidad muy honesta, en la que las cosas sean muy divertidas, que yo te entretenga para vender pero que desde el principio yo te diga esto es un anuncio, vamos a llevarnos bien y quiero caerte simpático para que así compres el producto.
Tantos años atrapados en el ascensor, ¿acabó sucediendo algo?
Que va, que va un desastre. Yo hacía canciones que tenía mucho que ver con lo que yo tenía en mi casa, en casa de mis padres, y hablan mucho de mis fracasos sentimentales. Yo era una persona muy muy tímida y entonces todas las vecinas que me gustaban o eran medio imaginarias, como La vecina de enfrente, o nunca llegó a pasar nada en el ascensor con esa vecina con la que yo quería encontrarme ahí. Yo siempre he volcado en mi música las cosas que no me atrevía a hacer en la vida real.
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