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Los integrantes de La Carraca, durante uno de sus conciertos.

«En el pregón de hoy queremos cantar con todos ‘la chata merengüela’»

El grupo de música infantil abrirá las fiestas de este año, meses antes de su retirada con dos conciertos en la sala Concha Velasco

elena g. castañón

Viernes, 5 de septiembre 2014, 14:59

Más de treinta años sobre los escenarios y seis discos, más uno recopilatorio, son los avales de La Carraca para ser por derecho propio uno de los grupos de música infantil más reconocidos. Desde 1981 han divertido a niños y mayores con un repertorio centrado en recuperar y conservar la tradición. Este año, el de su retirada, Eugenio Rodríguez, Arturo Manzano y Jaime Lafuente serán los pregoneros de las fiestas de su ciudad.

¿Cómo se han tomado la noticia de ser los pregoneros?

Con alegría, pero con responsabilidad. Es una mezcla de las dos cosas. Por un lado, nos alegra que en nuestra ciudad nos den esta oportunidad y, por otro piensas que esto es muy serio, no es una cosa baladí.

El programa de las fiestas de Valladolid a veces crea controversia. ¿Se ha perdido calidad con los años?

Lo que se intenta desde el Ayuntamiento siempre es que las fiestas sean lo mejores posibles. Pero cada uno tenemos unos gustos y es difícil acertar con todo el mundo. Es cuestión de seleccionar, como hacemos el resto del año. La gente a la que le gusta ir al teatro o a los conciertos va durante todo el año y al que no, se queda en casa viendo la tele, que a lo mejor es lo que más le gusta. Cuestión de gusto.

¿Es definitivo que se retiran?

Sí, los días 29 y 30 de diciembre serán las últimas actuaciones en la Sala Concha Velasco del LAVA.

¿Querían que la última actuación fuera en Valladolid?

Sí, hemos hecho todo lo posible para que la despedida fuera en Valladolid y para que no solo tuviéramos una actuación en un teatro, sino también en un espacio abierto como es el caso de la actuación de Ferias de la Plaza Mayor.

¿Quiénes podrían ser sus sucesores?

Hay gente que está haciendo cosas en nuestra onda. Pero en nuestra ciudad y nuestra región no abundan grupos dedicados a la música para niños, aunque en Valladolid está Pimpineja, que lo hacen muy bien. Nos gusta que esto continúe y que no se quede en algo que solo hicimos nosotros.

¿Los niños de ahora son como los de antes?

Iguales no son, quizá en el fondo sí. Ellos no han cambiado tanto, pero lo que sí han cambiado son las formas. La culpa de eso la hemos tenido los adultos y el ritmo de vida. En las ciudades se nota más ese cambio en las formas. Hay niños que viven en la ciudad y cuando van a pasar el verano a los pueblos, vuelven a comportarse más como niños.

¿Cuáles son las canciones que más gustan a la gente?

Tenemos unas cuantas en nuestro repertorio que siempre triunfan, como Juan pequeño o El corro de las patatas. Hay una a la que nosotros tenemos mucho cariño y que nos gustaría que toda la gente que acuda a la Plaza Mayor cante con nosotros. Tenemos esa ilusión de que en cuanto acabe el pregón la plaza cante La chata merengüela, que es una canción que todo el mundo se sabe. Y el que no se la sepa, que vaya practicando.

¿Siguen teniendo las mismas ganas de actuar que en los inicios?

Sí, incluso yo diría que el grupo en este momento está sonando como no ha sonado nunca. Musicalmente estamos en nuestra mejor etapa, quizá porque los músicos que nos acompañan llevan muchos años con nosotros y el grupo está muy cohesionado. A nosotros eso nos hace disfrutar mucho. El cansancio podría ser físico, que tampoco lo es, pero anímicamente estamos felices en el escenario.

¿El público responde como antes?

Sí, como se renuevan generaciones, los niños de ahora se lo pasan igual de bien que los de hace 20 o 30 años. Desde hace unos años hemos observado que las madres que llevaban a sus niños pequeños a los conciertos ahora llevan a sus nietos. Y las niñas pequeñas ahora llevan a sus hijos. Se ha producido un relevo generacional propiciado por los propios espectadores.

Canciones que siguen vivas

Cuando La Carraca se sube a un escenario, ¿cuál es su objetivo principal?

Fundamentalmente son dos: divertir y mostrar que las canciones tradicionales siguen vivas. Esos dos conceptos nos han guiado siempre y aún permanecen.

Durante todos estos años, ¿ha habido momentos malos en los que se han planteado tirar la toalla?

No, la decisión que hemos tomado ahora ha llegado porque tenía que llegar en algún momento, pero antes no habíamos tenido ninguna duda. Se ha planteado porque en algún momento había que poner fin a una trayectoria que es quizá demasiado larga.

¿Con qué se quedan de estos 33 años de carrera?

La lista sería interminable. Nos quedamos con cada uno de los conciertos que hemos hecho, porque en todos ha habido algo bueno, al margen de problemas que haya podido haber. Pero esas cosas se olvidan y nos quedamos con lo bueno. También con todos los miles de personas que han ido a vernos, con quienes han comprado nuestros discos, con toda la gente que nos ha escrito para decirnos que le gusta lo que hacemos.

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