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Víctor San Juan en su tienda vallisoletana Prado Nature. Ramón Gómez
Fauna salvaje no autóctona que ha llegado a Valladolid para quedarse

Fauna salvaje no autóctona que ha llegado a Valladolid para quedarse

Los expertos detectan un aumento del número de animales exóticos que se adquieren como mascotas, algo que atribuyen al cambio en los hábitos de vida

Patricia González

Valladolid

Domingo, 14 de junio 2020, 09:11

Cobayas y conejos de especies asiáticas, ratas de bambú, agapornis, loros yakos, tortuguitas, serpientes, dragones barbudos, iguanas o camaleones de Yemen son solo una pequeña parte del listado de especies exóticas que se pueden adquirir en la provincia de Valladolid y que, desde hace un par de años, se han reconvertido en nuevos animales de compañía para aquellos que los adquieren.

Factores como su aspecto cándido cuando no son aún adultos, el hecho de que no hay que sacarlos a pasear y un precio relativamente bajo los han convertido en la primera opción a la hora de regalar una mascota a los más pequeños de la casa. Ahora bien, la desinformación sobre cuestiones básicas como sus hábitos de vida, alimentación y enfermedades hacen que muchos de estos animales terminen abandonados en parques o ríos, o depositados en protectoras o centros de recuperación.

Los que sobreviven y consiguen adaptarse al medio se convierten, debido a su carácter, en especies invasoras que constituyen una verdadera amenaza para la biodiversidad, con graves efectos sobre las especies autóctonas, ya que cambian la estructura y función de los ecosistemas. Y es que las modas de los cerdos vietnamitas, las tortugas de Florida, los mapaches o las cotorras de Kramer, todos ellos incluidos en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras –que conlleva la prohibición genérica de su posesión, transporte, tráfico y comercio– han dejado espacio a otras, como el gusto por los geckos leopardo o los camaleones.

Galápago de Florida, visón americano y mapache, los invasores

En Castilla y León las especies exóticas invasoras más comunes y relevantes son el galápago de Florida, el visón americano y el mapache, según el Servicio de Espacios Naturales, Flora y Fauna de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, que detalla que el censo de especies residentes en la UE asciende a 12.000, de las que se calcula que entre el 10% y el 15% se comportan como invasoras. La Junta advierte de que las especies exóticas invasoras reducen los rendimientos agrícolas, forestales y pesqueros; pueden dañar infraestructuras; dificultar el transporte; limitar la disponibilidad de agua y destruir paisajes y masas de este líquido, e incluso ocasionar alergias y propagar enfermedades y patógenos peligrosos.

«Sí es cierto que se ha visto un incremento de animales considerados como exóticos debido a los hábitos de vida de las personas, y cada vez vemos más animales de estas especies como nuevos animales de compañía», asegura el veterinario especialista en especies exóticas Juan Monge, que señala que «el problema es no tener información de hábitos de vida, alimentación, enfermedades y manejo de la especie en cuestión. Es necesario saber, por ejemplo, que un pájaro no es una especie para tener limitada su movilidad, por lo que la jaula ideal es la jaula más grande a la que se pueda optar. Un conejo será más feliz si tiene mucho espacio para moverse, escarbar o incluso un pequeño recinto para comer hierba. Otro tipo de mascotas, como reptiles o peces, necesitan recrear lo más idóneamente posible su hábitat natural, pues de esto depende su supervivencia. Esto supone un coste económico inicial importante», manifiesta.

Igual que «un perro o un gato»

Esta nueva tendencia en las mascotas, que es «relativamente frecuente», según explican desde la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta, hace que adquirir reptiles, anfibios y roedores sea algo habitual.

Marcos Sánchez en el zoo de Fresno, con el dragón barbudo 'Macario'. Patricia González

«Cada vez hay más gente que los compra, ya que normalmente empiezan por regalar uno a los niños y después se aficionan ellos, por lo que los perfiles van desde los niños hasta los adultos de ambos sexos», asegura el propietario de la única tienda de animales exóticos de Valladolid y único criador de estas especies de la provincia, Víctor San Juan, que concreta que «el que compra un reptil se aficiona y tiene muchos más, y la compañía es la misma que te puede hacer un perro o un gato». San Juan dispone de más de medio centenar de especies diferentes en su establecimiento, pero sin duda alguna lo más vendido son los geckos leopardo, con un precio que oscila entre los 50 y los 500 euros dependiendo de la fase genética en que se encuentren. Estas lagartijas, cuya variedad es infinita, compiten con los dragones barbudos y los camaleones del Yemen.

Las iguanas, que tuvieron su época dorada, han pasado a un segundo plano dado que «su carácter es mucho más arisco». Todos se alimentan de insectos vivos (cucarachas, grillos, saltamontes, gusanos) y algunos necesitan lámparas y terrarios especiales, por lo que «el coste no es muy superior al de un perro, pero depende mucho de la especie». Respecto a la posibilidad de que un particular pudiera tener en su domicilio un cocodrilo del Nilo, San Juan explica que «si tiene papeles y todos los permisos se podría comprar a un núcleo zoológico, pero su precio podría llegar hasta los 10.000 euros y además necesitaría unas instalaciones grandes para que pudiera vivir bien, por lo que no lo veo muy factible». Por su parte Monge, como especialista, afirma que «no me resultaría extraño, pues hay gente que en su casa tiene de todo. Un cocodrilo del Nilo me parece un animal muy grande para tener en una casa. Lo normal, si es que es normal, es tener caimanes, que son algo más pequeños».

Donaciones y hallazgos

Hasta la localidad de Fresno el Viejo ha llegado una pequeña muestra de estas especies exóticas. En el zoológico su propietario, Marcos Sánchez, cuida con mimo a 'Macario', un dragón barbudo que un particular donó hace un par de años «al no poder tenerlo más tiempo en su casa». Además los visitantes también pueden ver una iguana y un loro yako de nombre 'Curro', que llegó en 2019 al centro de recuperación del parque «tras aparecer en las calles de Valladolid», explica Sánchez, que no conoce a nadie que tenga un cocodrilo en su vivienda «y si lo tiene lo habrá conseguido de manera ilegal, ya que este tipo de animales protegidos y exóticos necesitan documentación y permisos especiales».

Desde la Subdelegación del Gobierno en Valladolid indican que si alguien quiere introducir en España un animal de una especie protegida debe aportar un certificado CITES que autorice la importación. Añaden que si una persona se dedicara a la cría de este tipo de fauna debería comunicarlo al Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, y en ese caso figuraría en el correspondiente registro. Respecto a las especies autóctonas de otros países que no son protegidas no existe ningún registro estatal, ya que «se supone que este control correspondería a las autonomías». Esta misma semana, al hilo de la búsqueda del supuesto cocodrilo avistado en el río en Simancas, asociaciones como la Coalición para el Listado Positivo han denunciado que «miles de animales salvajes viven en domicilios particulares, pese al riesgo que suponen para la seguridad pública».

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