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La calle Cascajares revitalizará su actividad económica y de oferta de gastronomía con la apertura antes de este verano de dos nuevos restaurantes, que se ... sumarán a los ya existentes en la zona de la Catedral.
Los dos proyectos vienen de la mano de la sociedad que regenta desde hace año y medio el bar El Farolito, un local emblemático en la capital, que se fundó en 1982 y ha sido regentado durante 34 años por Roberto Sáez y Begoña Álvarez, hasta el año 2018.
La primera de las operaciones se ha materializado con la compra del local que hasta hace unos meses acogía Casa Pedro, un restaurante de unos 84 metros cuadrados útiles que hasta la fecha solo estaba autorizado para dar bebidas, productos de cafetería y uso de plancha para calentar.
El establecimiento ha sido comprado en octubre del año pasado por los gestores de El Farolito, y aunque Casa Pedro se encuentra cerrado actualmente, los promotores ya trabajan con el proyecto de acondicionamiento para comenzar con las obras después de esta Semana Santa.
Los gestores han presentado ya en el Ayuntamiento de Valladolid el proyecto básico de reforma parcial para este bar, que se encuentra en el número 4 de Núñez de Arce.
Hasta su cierre, Casa Pedro poseía una licencia ambiental para bar crossantería, pero que los anteriores inquilinos ampliaron con degustación de tapas y raciones.
Con dos alturas, el establecimiento no estaba autorizado, conforme al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) y por la Concejalía de Urbanismo, para disponer de una cocina por lo que, precisamente, éste ha sido uno de los objetivos tras la adquisición por parte de los dos socios de El Farolito (en Núñez de Arce, 1): el tratar de sumar a su oferta de copas la posibilidad de contar a escasos metros con una carta de restaurante, que tendrá un aforo de 34 comensales. Su 'bautismo nominal' no está cerrado.
No se oculta que ese punto de Cascajares se ha convertido en el último lustro en un referente gastronómico, no solo para turistas que visitan la catedral, la zona de La Antigua, Portugalete o la plaza de la Universidad, sino también para vecinos de la capital que se dan cita allí en busca de ocio y picoteo en el centro, teniendo también como opciones otros locales, como La Cárcava, Pispás, Melêl, Lizarrán, el cafetín El Largo Adiós, o el Pasaje Gutiérrez.
Según explica Santiago Carrasco, uno de los dos socios que gestionan además el bar con cocina 'Monsó Uno' y el musical 'Molly Malone', en la plaza de Coca y Poniente, respectivamente, «los clientes que venían al Farolito nos pedían productos para comer, y teníamos una limitación en la oferta que se quedaba prácticamente en los embutidos. Surgió la oportunidad del local de enfrente, Casa Pedro, y nos lanzamos a la aventura con el objetivo de que cuando se abra poder ofrecer platos de cocina tradicional y menú diario».
La obra a realizar, que permitirá contar con un comedor de 31 metros cuadrados y cocina de 27 metros, se prolongará unos dos meses, lo que supondrá una doble oferta para El Farolito.
Estos mismos hosteleros se harán cargo a partir del próximo lunes 3 de otro local, la hamburguesería NYC Hell' S, en Cascajares 2.
En este caso, después de que se haga una pequeña reforma, el establecimiento se volverá abrir con un nombre todavía no determinado. El empleo previsto será de unas 15 personas.
Alberto Lázaro, el segundo socio del Farolito, explicó que en el caso de la hamburguesería Hell'S «se pretender dar un giro muy distinto, en el que se incorporará una cocina de mercado introduciendo además la oferta de coctelería».
Hell' S, que ha estado gestionado por otro grupo hostelero de la provincia, tiene una superficie de unos 400 metros cuadros, distribuidos en tres plantas, dos de ellas para comedor restaurante.
El diseño y decoración para este nuevo local, que no será en propiedad, se ha encargado a profesionales de Valladolid. En total, serán 25 personas las contratadas fijas para ambas iniciativas.
La reconversión de un bar tradicional sin cocina en otro para restaurante no siempre es del agrado de los vecinos de una comunidad donde se encuentra el local. Esto ha sucedido con Casa Pedro, cuya Junta de Propietarios se han opuesto para que se pueda instalar una cocina allí, en la condiciones que la normativa sanitaria y medio ambiental exige. El área de Urbanismo dio traslado a finales del pasado año a la comunidad del proyecto que presentaron los promotores de El Farolito. Estos se opusieron por motivos como los ruidos que se generarían con los equipos de ventilación y que podrían afectar al descanso vecinal, o por la instalación de sistemas de extracción de humos. También han alegado una altura insuficiente del local, respecto a una de las viviendas (el 1ª) donde iría la cocina a gas del bar. Tras recoger firmas y alegar en la Sección de Licencias Urbanísticas y Ambientales, al igual que ha hecho Ecologistas en Acción, este departamento municipal ha dado su visto bueno al proyecto, que deberá de cumplir con la preceptiva insonorización del establecimiento.
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