«No lo vimos venir». La madre y las dos hermanas de la empresaria asesinada junto a su hija en su propio piso del Paseo de Zorrilla han testificado este viernes ante el juez de Violencia sobre la Mujer de Valladolid. Con estas declaraciones, el ... magistrado instructor da por cerrada la fase testifical, por la que han pasado una veintena de testigos relacionados con la investigación del doble crimen de Paloma Pinedo Rodríguez, de 45 años, y su hija de ocho, India López.
Fuentes de las acusaciones indicaron al término de esta última declaración de las familiares de las víctimas que ahora hay que esperar a conocer las pruebas periciales (tecnológicas, científicas y forenses) para reconstruir lo más fielmente posible lo que ocurrió la noche de autos en el domicilio de Paloma y «modular» sus escritos, si bien tanto la Fiscalía como las acusaciones particulares (familia de las víctimas, la Junta de Castilla y León y la asociación Clara Campoamor) ya adelantaron que le van a imputar dos delitos de asesinato. David Maroto será juzgado por un jurado popular y se enfrenta a penas muy graves que pueden suponer incluso la prisión permanente revisable.
Aunque el investigado por ambas muertes, David Maroto, se ha negado a declarar, sostienen las acusaciones que su imputabilidad en la autoría «está clara», aunque la letrada de la defensa esgrimirá sus adicciones a las drogas para intentar que se le atenúe la condena. El magistrado instructor ya no llamará a declarar al único sospechoso (aunque este sí puede solicitarlo todavía) y está a expensas de que lleguen los resultados de las pruebas periciales (informes sobre el contenido de los dispositivos móviles y ordenadores, historiales clínicos, de los hallazgos biológicos en el escenario del crimen) para que, junto con las conclusiones de las autopsias, examinar los hechos y elaborar el auto de juicio oral para remitir el asunto a la Audiencia de Valladolid y que sea juzgado por la Ley del Jurado.
El cuñado declaró al juez que en la llamada en la que Maroto confesó lo que había hecho «estaba muy nervioso, alterado y apenas se le entendía»
Entre la veintena de testigos que han pasado en los últimos viernes por el Juzgado de Violencia están los agentes que acudieron a la llamada de emergencia y la hermana del asesino confeso de las muertes, David Maroto Lentijo. Este la llamó después de acuchillar hasta la muerte a su pareja, de 45 años, y la pequeña hija de esta en el domicilio de la mujer del Paseo de Zorrilla. Maroto estuvo hablando con su cuñado durante unos minutos y le habría confesado el crimen. Este testigo ha manifestado en sus declaraciones ante el magistrado Emilio Vega que en esa llamada, al presunto autor del doble crimen «se le notaba muy nervioso, muy alterado y apenas se le entendía».
La llamada telefónica se realizó sobre las 3:00 horas y la destinataria era la hermana del presunto asesino. Fue una breve conversación en la que el presunto homicida, al parecer bajo los efectos del alcohol, terminó hablando con su cuñado (E. G. R.) y en la que le indicaba que «había hecho algo malo. He matado a Paloma».
Tras esta confesión, el cuñado se puso en contacto con el 112 para explicar la escueta conversación con el hermano de su pareja, a pesar de que desconocía desde donde le hablaba el presunto asesino, ya que solo le había indicado que se hallaba «en casa», sin confirmarle si se encontraba en el domicilio de Paloma, en el Paseo de Zorrilla, o en otra vivienda. Agentes de la Policía Nacional intentaron averiguar en qué lugar concreto se podía haber dado ese posible homicidio. Acudieron entonces a otro domicilio de la víctima, también en Zorrilla, que se encontraba deshabitado. Acto seguido, contactaron con la madre de Paloma, que reside en una urbanización de Simancas, quien les confirmó el domicilio de su hija y su nieta.
Agentes de la Nacional, la madre y una hermana de la víctima se personaron en el lugar de los hechos, pero fueron los bomberos quienes tuvieron que levantar la persiana y romper una de las ventanas para poder acceder al domicilio. En el interior hallaron en el salón el cuerpo sin vida de India, de 8 años, con varias puñaladas en la espalda, mientras que en la cocina se encontraba Paloma «con heridas de arma blanca incompatibles con la vida». En la misma estancia de la casa estaba también el presunto asesino, con heridas autolíticas de arma blanca en el pecho y en las muñecas. Fue trasladado al Hospital Clínico de Valladolid, donde fue intervenido de las heridas y posteriormente puesto a disposición judicial y trasladado al centro penitenciario vallisoletano.
Dos cuchillos
En el interior de la vivienda se hallaron dos cuchillos con sangre y por el momento se desconoce si Maroto empleó las dos armas para acabar supuestamente con la vida de Paloma e India y si intentó suicidarse con los mismos cuchillos.
La fallecida no había denunciado a su actual pareja por violencia machista, si bien este sí lo había sido en 2017 por su entonces pareja por vejaciones injustas de carácter leve, con lo que se acordaron medidas de protección respecto del hijo de ambos, de 4 años, en ese momento. Sin embargo, el denunciado quedó absuelto debido a que la presunta víctima no declaró contra él.
Maroto, en prisión a la espera de ser juzgado por la Ley del Jurado, se ha negado por dos veces a declarar
Maroto, que se autolesionó la noche de autos y permanece por ello en prisión provisional a la espera del juicio acompañado de un preso de confianza, fue detenido y puesto a disposición judicial el pasado 26 de enero. El titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Valladolid ordenó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza para el detenido, que hasta la fecha se ha negado a declarar.
Aunque por el momento se desconocen los hechos por boca del detenido (se ha acogido a su derecho a no declarar por segunda vez), su familia condenó «rotundamente» los hechos a través de un comunicado, en el que se unía al «dolor» de los allegados de las víctimas y pedía perdón por las «trágicas muertes» de la madre y su pequeña, esta última primera menor víctima mortal por violencia de género en Castilla y León desde que se tienen registros en 2013.
«Especial brutalidad»
En el auto de prisión, el magistrado Emilio Vega señalaba que existían «indicios serios y racionales de que el detenido ha participado en los hechos a título de autor», destacaba la «especial brutalidad» de la agresión que sufrieron las víctimas y explicaba que «concurren todos los requisitos exigidos por la legislación vigente para adoptar la medida cautelar de prisión, pues los delitos imputados están penados con penas muy graves, incluso con la posibilidad legal de aplicar la pena de prisión permanente revisable, lo que evidencia un claro riesgo de fuga que hacen que la medida sea proporcional a la gravedad de los hechos imputados».
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