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«Costó mucho romper el sentimiento provincial que había porque no existía conciencia regional en la mayoría de la militancia de la UGT, al igual que la ciudadanía. Costó mucho romper el poder de cada provincia para concentrarlo en un órgano supraprovincial». Con estas palabras rememoraba Alfonso Maroto San Sebastián, hace ahora nueve años, aquellos tiempos en los que le tocó liderar la regionalización del sindicato socialista. Con su fallecimiento, ocurrido este martes en Valladolid a los 74 años, la UGT pierde a uno de sus líderes históricos a los que debe, en buena medida, su reconstrucción orgánica en la capital del Pisuerga; y también, por supuesto, su definitiva estructuración regional.
Lo primero, la 'resurrección' del sindicato socialista en Valladolid tras la larga etapa de la dictadura franquista, tuvo lugar en el mes de mayo de 1976 con su elección como primer secretario provincial. Le avalaba su trayectoria reivindicativa en la factoría FASA, donde trabajaba como oficial matricero, y más aún a raíz de las huelgas de septiembre de 1974, convocadas a raíz de la negociación del convenio colectivo pero también para demandar el reconocimiento definitivo de la libertad sindical. Fue entonces cuando este abulense nacido el 24 de junio de 1944 se significó en las luchas obreras junto con otros compañeros de futura militancia socialista, como Valeriano Martín, Justo González, Jorge Félix Alonso, Andrés Sandoval o Tomás Rodríguez Bolaños.
Aquel mes de mayo de 1976, un año antes de que el gobierno de Adolfo Suárez decretara la legalización de los sindicatos de clase, Maroto fue elegido al frente de una ejecutiva provincial en la que también estaban Enrique de la Cal en Relaciones con otras Fuerzas, Jesús Puertas en Prensa y Propaganda, Valeriano Martín en Formación, y Justo González en Tesorería. Más adelante se incorporarían Luis Izquierdo Meneses y Carmen Zapata. Durante los 17 años que se mantuvo en el cargo, el abulense encaró los desafíos de la democracia en ciernes y, como militante también del PSOE, experimentó el ingrato tránsito desde las 'mieles' de la victoria electoral de octubre de 1982 a las 'hieles' del paulatino distanciamiento sindical respecto del partido, hasta confluir en la histórica huelga general del 14 de diciembre de 1988.
Porque si por algo se caracterizó Maroto fue por su tenaz empeño en hacer realidad el programa más obrerista del socialismo español. Si ya en 1976 batalló por conseguir la incompatibilidad de cargos entre PSOE y UGT, en democracia se mostró reacio a la entrada de España en la OTAN y no dudó en criticar las medidas el gobierno de Felipe González en materia laboral. Esto último enturbió su etapa como senador socialista, entre 1986 y 1989; tanto, que a principios de 1989, esto es, poco después del sonado éxito de la huelga general convocada por CCOO y UGT contra la política económica y laboral del gobierno de González, Maroto anunció que no volvería a concurrir al Senado en las listas electorales del PSOE, partido al que acusaba de haber emprendido una senda contraria a los intereses de los trabajadores.
Años antes, sus intentos por afianzar la estructura regional de la UGT habían chocado con la atomización provincial de un sindicato que aún habría de digerir las implicaciones más urgentes de la estructura autonómica. A lo único que se llegó fue a crear una suerte de coordinadora regional, encabezada por Maroto, Fermín Carnero (secretario provincial de León) y Javier Donis (secretario de Palencia), para preparar la definitiva regionalización. Esta tuvo lugar en el Congreso Constituyente celebrado en el Hotel Felipe IV de Valladolid los días 12 y 13 de febrero de 1993, que contó con la presencia de Nicolás Redondo, en esos momentos secretario general de la UGT a nivel nacional. Junto a Maroto, formaron la primera ejecutiva regional Fermín Carnero (Secretaría de Organización), Javier Donis (Administración), Andrés A. Díez San José (Acción Sindical), Faustino Temprano Vergara (Acción Institucional), Rafael Marina García (Acción Social), Agustín Prieto González (Formación e Imagen) y los vocales Julián Juez y José María Villacastín.
Con el abulense al frente de la UGT en Castilla y León, sindicatos, patronal y gobierno autonómico firmaron el Primer Plan Industrial (abril de 1993) y se dio nuevo impulso al Consejo Económico y Social de la región, en el que también participó activamente el secretario regional de la UGT. Pero no eran, precisamente, momentos fáciles para el sindicato. De hecho, divergencias internas provocaron que en mayo de 1994, Maroto fuera relevado por Andrés A. Díez San José, que tampoco duraría demasiado tiempo en el cargo. Cada vez más alejado de la primera línea sindical (en 1993 había sido sustituido por Juan Antonio Martín al frente del sindicato en Valladolid), la última responsabilidad de Alfonso Maroto fue la de conciliador-mediador del Servicio Regional de Relaciones Laborales (SERLA) de Castilla y León.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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