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«Es una niña encantadora, un amor». Así define Aarón Jiménez, un tío paterno, a la niña de seis años que resultó herida de gravedad al caer desde la ventana del primer piso del colegio Entre Ríos de la Rondilla. Aún le cuesta creer que ... a su sobrina le sucediera «algo así». Explica que es «muy tranquila y cuidadosa, aunque no deja de ser una niña pequeña de seis años». «Estamos destrozados, es la alegría de la casa y del barrio, increíble. No te puedes ni llegar a imaginar cómo es», asegura.
Ni él ni «nadie» de la familia se ha despegado de la sala de espera del Hospital Clínico Universitario de la capital desde que se enteraron de un suceso que consideran «increíble e inexplicable». Tampoco lo harán hasta que la menor reciba el alta –«nos han dicho que nos preparemos, que va para un tiempo largo», afirma–. Allí permanecen a la espera de noticias sobre el estado de salud de la menor. El último parte médico les ha hecho recuperar una esperanza que perdieron «por momentos». «Las primeras horas fueron muy delicadas, no sabíamos cómo iba a evolucionar, con cuatro fracturas en la cabeza... Estábamos rotos», reconoce. Ahora, dice, lo ven «de otra forma». Son «mucho más optimistas. «Confiamos en que se recupere, es muy valiente y seguro que con la fuerza de todos saldrá adelante», señala Jiménez.
Para la menor, muy aficionada a la danza –en el momento del accidente estaba en clases extraescolares de esta modalidad–, acudir a la escuela es como un «regalo». Un 'hobbie', su «segundo recreo». Sabe que allí le esperan sus amigos para jugar «al pilla-pilla o el escondite». «Tiene muchísimos amigos porque juega con todo el mundo; no le importa si son más mayores, más pequeños... Se hace a todo, por eso le gusta ir tanto al colegio», comenta.
En las «mejores manos»
Otra de sus grandes aficiones es pasar tiempo con su hermano mayor, que tiene ocho años, y sus primos. No les han dado «muchas explicaciones» sobre lo sucedido, tan solo «lo justo». «Nos preguntaron que dónde estaba y hubo que contárselo, pero tampoco hemos querido entrar en detalles porque muchos son niños», lamenta.
Solo les queda «esperar y confiar» en los médicos. Saben que están en las «mejores manos». Por el momento, las únicas respuestas que buscan son sobre la evolución de la niña. «Ya habrá tiempo de pedir explicaciones y solucionarlo todo», apunta.
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