Valladolid

Una exposición de fotos se asoma a la vida cotidiana de 16 mujeres marroquíes de Pajarillos

«Me gusta ver junta a toda la gente que quiero», dice Khadija, quien tiene además el móvil lleno de fotografías que a menudo suele revisar. En una de sus preferidas está su nieta Shams, que dentro de unos días la visitará en Valladolid, la ciudad en la que su abuela se instaló hace seis años y medio y que ahora retrata para una exposición que puede verse en Pajarillos, en las instalaciones de la fundación JuanSoñador.

Khadija (sus instantáneas del Campo Grande, del Esgueva, de la Plaza Mayor…) es una de las 16 participantes de Nazaria, una muestra inaugurada este martes y que reúne las imágenes tomadas por un grupo de mujeres marroquíes. La iniciativa, apoyada por la Fundación LaCaixa, forma parte del proyecto Malaikas, que atiende y acompaña a mujeres migrantes, por ejemplo, con clases de español. «En una de esas sesiones, se nos ocurrió montar un taller de fotografía», cuenta Marta García, de JuanSoñador.

La fotógrafa Cristina R. Vecino (del espacio El Carrusel) fue la encargada de impartir unas pequeñas clases, «conceptos básicos». «Les expliqué que la fotografía no se basa solo en el encuadre perfecto, sino que es muy importante la mirada personal, cómo vemos el mundo a través del objetivo», explica Vecino, quien les mostró además el trabajo de importantes profesionales de diferentes culturas.

A partir de ahí, la fundación entregó a cada una de estas mujeres unas cámaras analógicas desechables y les animó a disparar, a atrapar momentos de sus vidas cotidianas, a reflejar sus aspiraciones o deseos en una fotografía. Una vez revelados los carretes, entre todas eligieron las mejores imágenes, con el solo compromiso de que al menos hubiera una de cada autora en la exposición. «Algunos carretes salieron con todas las fotos veladas, pero en casi todos era muy difícil elegir», cuenta García.

Entre las escenas retratadas había mucho gato, mucho parque, muchos niños y niñas. «Casi todas son mujeres que crían a sus hijos, que cuidan a su familia y eso se nota mucho en las escenas que han querido captar», explican las impulsoras del proyecto. Pero también hay fotografías que denuncian las carencias del barrio (por ejemplo, con restos de basura al lado de un contenedor), que captan objetos típicos de la cultura marroquí o que recogen monumentos de Valladolid, su ciudad de acogida. Desde el Museo de la Ciencia al Palacio de Santa Cruz, de la Plaza Mayor al Campo Grande.

Una de esas instantáneas del principal jardín de la ciudad lleva la firma de Khadija. «Es un parque que me gusta», dice. Aunque lo visita menos de lo que le gustaría: «No tengo mucho tiempo libre», reconoce. Ese día, sin embargo, se reservó una jornada para ella sola. Con su cámara desechable en las manos, cogió en casa un bocadillo y se dedicó durante toda la jornada a recorrer Valladolid para tomar fotografías de sus rincones preferidos. Por si acaso, hizo además fotos con el móvil, no sea que la del carrete no saliera como a ella le hubiera gustado.

«A mí también me atraen mucho las fotos de parques y de naturaleza», confiesa Naima Benkarroum. «Y en las que se ve el mar, el cielo… Esas fotos me dan mucha paz, me hacen pensar en un una vida más sencilla, me dan esperanzas de un futuro mejor». Naima llegó a Valladolid justo unos meses antes de la pandemia. Aquí estudiaba una de sus hijas (se mudó luego a Granada para titularse en Traducción) y vino con otra para encontrar ayuda médica.

«La hija con la que vine tiene una enfermedad mental y en Marruecos era imposible encontrar un tratamiento. Aquí busqué a un doctor para que me recetara algo que luego pudiera comprar en mi país». Pero entonces llegó el coronavirus y Naima ya no pudo regresar a su ciudad natal. Se quedó en Valladolid junto a sus dos hijas. En esta exposición no hay ninguna foto suya porque no pudo asistir justo en esas jornadas en las que se repartieron cámaras y se tomaron imágenes. Pero suya es la inspiración para bautizar la muestra. Nazaria es una palabra árabe que no tiene fácil traducción en español. «Es un concepto amplio, como una manera de mirar y de sentir lo que nos rodea a partir de nuestras creencias y experiencias. Y a partir de ahí, afrontar el futuro con optimismo. Nace desde el interior de las personas y se comunica hacia fuera para ser transmitido como valor de una comunidad», explican.

Una mirada compartida hacia el futuro. «Me gusta esa idea», dice Naima, convencida de que siempre, por muy difícil y complicado que sea el presente, «algo bueno vendrá». Lo sabe por experiencia. «Algo bueno tiene que venir», asegura mientras mira una de sus fotos preferidas. La tiene en el fondo de pantalla de su móvil. Es un retrato suyo, sentada en un banco del parque, mientras espera a que su hija salga de la consulta.

Una de las fotografías favoritas de Hasna El Halal forma parte de esta exposición (que puede visitarse en la calle Pajarillos, 1, en la sede de JuanSoñador). En esa imagen, Hasna ha captado un momento de felicidad junto a su hija Yasmin, de 5 añitos. La niña posa, sonriente, con un vestido blanco, frente al centro integrado de la zona este. «Quiero guardar esta foto para recordarla siempre cuando mi hija ya sea mayor», cuenta Hasna, quien llegó a España hace siete años. «Es lo bueno que tienen las fotos. Son momentos del pasado que se convierten en presente cuando los ves», dice Khadija, después de buscar en castellano las palabras certeras con las que expresar su pensamiento. Y lo ha conseguido: «Una foto es un momento del pasado que se convierte en presente».