Explosión de gas en Valladolid
«El camino que les espera a los vecinos de Goya es largo y muy arduo»Explosión de gas en Valladolid
«El camino que les espera a los vecinos de Goya es largo y muy arduo»La experiencia, en este caso por desgracia, es un grado. El camino que les espera a los damnificados por la explosión de la calle Goya de Valladolid es «largo y muy arduo». Muchas veces «no se ve el final». Lo sabe José Luis Ainsúa, ... presidente de la Asociación de Víctimas de la Explosión de Gaspar Arroyo de Palencia, que hace 16 años vivió en primera persona una tragedia similar, aunque aquella de una «magnitud mayor» (hubo nueve muertos y más de una treintena de heridos), a la que hace casi una semana sufrieron los vecinos del número 32 de la calle Goya de Valladolid (dejó una fallecida y catorce heridos).
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Por ello, este lunes por la mañana se ha acercado hasta Goya para prestar su ayuda y ponerse a disposición de los afectados por la explosión del pasado día 1 de agosto. Para advertirles de «todo lo que les viene por delante», porque «no será nada fácil». «Las víctimas se deben organizar para hacer frente a lo que se les viene encima de ahora en adelante. Si no se organizan, va a ser muy difícil», anticipaba Ainsúa, quien ha mostrado la predisposición de la agrupación que lidera de asesorarles en todo lo que esté en su mano.
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«Siempre que hay un muerto, hay una desgracia», comentaba este lunes Ainsúa a algunos de los vecinos que a primera hora de este lunes, como cada mañana desde el día del siniestro, se encontraban en la zona a la espera de novedades. «¿Y lo vuestro cómo acabó?», se cuestionaba Alberto Solís, familiar de una de las afectadas (su madre, que se encuentra en buen estado, residía en el segundo E). «Muy largo, pero bien en el sentido de que nos dieron lo que era nuestro», respondía José Luis Ainsúa, en referencia a que pese a la «desgracia» de los nueve fallecidos, «el final fue que las personas tuvieron sus viviendas, que no les costó ni un solo duro, aunque sí tuvieron que dejar el dinero de los seguros a disposición de la Junta».
Asimismo, insistía el representante palentino que lo primero, «lo urgente», es acomodar «de forma provisional, aunque sostenido en el tiempo, a las familias que se han quedado sin casas a través del Ayuntamiento», y que sea el Consistorio el que asuma las rentas «para que luego pueda personarse como demandante». «Hay que organizarse a través de una asociación para pedir justicia y que se reestablezca lo antes posible la reedificación y empezar conversaciones con las instituciones públicas para ver qué solución se puede dar, como se hizo en Palencia, que ha sido algo que de verdad no creo que vuelva a ocurrir en ninguna parte de España, aunque intentaremos que pase de nuevo en Valladolid, que no sean las personas las que se hagan cargo de todos los gastos siendo víctimas», explicaba Ainsúa.
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Tras la creación de una asociación de víctimas, lo siguiente es solicitar una reunión con el alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, y más tarde con el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. «Vosotros no tenéis que pagar ni un solo duro, sois las víctimas. Si hay ruido (mediático), os va a recibir hasta el Papa», les reiteraba Ainsúa, quien también les alertaba de que a partir de ahora deberán estar atentos porque «vendrán muchas empresas buitres, vendedores de humo, ofreciéndoles hacer muchas cosas».
Agradecen los vecinos de Goya la predisposición y el «respaldo» de la Asociación de Víctimas de Gaspar Arroyo, pero reconocen que, a día de hoy, están pendientes otros asuntos. Por ejemplo, de encontrar un alojamiento y poder sacar del inmueble «lo básico». «Nos estamos centrando en recuperar cosas valiosas, sobre todo ropa y dinero y buscando un alojamiento, porque esto por desgracia va para largo», apuntaba Alberto Solís, quien pudo acceder el sábado a la vivienda de su madre -75 años- para llevarse «cuatro cosas». «No ha pasado ni una semana, estamos todavía en 'shock'; agradecemos su ayuda y estamos seguros que nos servirá de mucho, pero ahora mismo estamos pendientes de poder sacar lo básico y buscar un sitio en el que pueda quedarse mi madre», añadía.
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