Valladolid

La exludópata acusada de hurtar en domicilios elude la cárcel

Para eludir la cárcel, su abogada acordó con el Ministerio Público una indemnización de 8.250 euros, de los que 3.000 euros tenía que abonar antes de la celebración del juicio. Y es ahí donde surgió la iniciativa de la Asociación de Jugadores Patológicos de Valladolid (Ajupareva) y obtener esa cuantía a través de una campaña de recaudación de fondos. Se necesitaba en tiempo récord, por lo que el pasar de los días inquietaba aún más a María Fernanda.

Se acercaba la celebración de la vista oral y en las arcas de esa cuenta online solo habían entrado 400 euros. Donaciones de particulares que no alcanzaban los 3.000 euros, pero que llegaron en forma de préstamo. «Gracias a la hermana de un compañero de la asociación he conseguido eludir la cárcel. He firmado un préstamo con esa persona para abonar ese dinero en dos años. Ahora estoy como si hubiera estrenado una libertad que no iba a tener», recalca María Fernanda tras ratificar el acuerdo en el Juzgado de lo Penal número 2.

Un pacto en el que la acusada se ha comprometido a abonar 44 mensualidades de 120 euros en concepto de indemnización, además de no cometer ningún delito en los próximos cinco años.

Todo cambió en febrero de 2022 tras ser detenida cuando iba, precisamente, a una sala de apuestas. La investigación sobre María Fernanda había llevado a la Policía Nacional a certificar que había obtenido más de 7.000 euros con la venta de joyas robadas. Además se le imputa un robo con fuerza por la sustracción en uno de los domicilios de una cartilla guardada en una caja fuerte y mediante la cual sustrajo alrededor de 6.000 euros que fueron retirados en 13 operaciones entre el 18 de diciembre de 2021 y el 23 de enero de 2022.

Con la detención, María Fernanda tocó fondo. Fue cuando subía la rampa de los juzgados, en la mañana del 22 de febrero de 2022, cuando le dio por pensar que no estaba bien, que necesitaba ayuda. «No era normal esa actitud, estaba fatal. No sabía ni qué hacer. Nada más llegar a casa, me metí a la cama y estuve toda la noche pensando. Por la mañana siguiente fui a la asistente social, me contactaron con Ajupareva y desde entonces estoy aquí», apunta María Fernanda, en la asociación desde entonces y aún con medicación por sus problemas con la ludopatía.