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Imagínese en lo alto del edificio Duque de Lerma en Valladolid. Desde allí arriba, a 87 metros del suelo, a más de uno le entraría el vértigo propio de encontrarse encima de la segunda edificación más alta de Castilla y León solo por ... detrás de los 107 metros de la Torre Rosaleda de Ponferrada. Ahora, sabiendo todo esto, salte al vacío. La velocidad de impacto contra el suelo sería la misma que la que su cuerpo experimentaría al colisionar con su vehículo a 148 kilómetros por hora.
Este es tan solo un ejemplo para concienciar acerca de la importancia de respetar las limitaciones de velocidad impuestas por la Dirección General de Tráfico. Una campaña, en colaboración con voluntarios de Aspaym lesionados en accidentes, concienciará del 12 al 18 de julio sobre los peligros de exceder la velocidad en carretera, imprudencia que es la segunda causa de mortalidad solo por detrás de las distracciones al volante y por encima de alcohol y drogas.
En esta infografía, se puede observar la equivalencia entre una caída libre desde lo alto de distintos monumentos de variada altura de la comunidad y su correspondencia con la velocidad de colisión de un vehículo en un accidente de tráfico. De esta manera, al iugal que en el ejemplo del edificio Duque de Lerma de Valladolid, se puede ver que la sensación de precipitarse desde lo alto del Cristo del Otero de Palencia, sería igual a chocar en carretera a 71 kilómetros por hora. Si se toma de referencia el Acueducto de Segovia, la cifra llegaría a 84 kilómetros por hora. En el caso del Museo de la Evolución Humana de Burgos, la velocidad alcanzada sería de 87 kilómetros por hora.
El caso más impactante sería el de la torre de las Campanas de la Catedral de Salamanca. Si se arrojase un objeto desde el punto más alto, a 110 metros de altura, este alcanzaría los 167 kilómetros por hora en su impacto contra el suelo. Por lo tanto, un accidente a esa velocidad equivaldría en una colisión en carretera al choque contra el suelo tras haberse caído desde lo alto de la catedral más alta de España.
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Como método adicional para concienciar sobre este peligro vial, desde la DGT informan de una serie de datos y comparaciones para que la población entienda de una forma más cercana esta imprudencia. Una de ellas es que llevar una velocidad adecuada podría evitar una cuarta parte de los fallecidos en siniestros viales, pero a partir de 80 kilómetros por hora es prácticamente imposible que un peatón se salve en un atropello. Si la velocidad del vehículo que impacta es de 30 kilómetros por hora el riesgo de muerte del peatón es de un 10%, pero si esta alcanza los 50 kilómetros por hora, ese riesgo se eleva al 90%. Además, circulando a 120 kilómetros por hora, un vehículo necesita, para detenerse por completo, una distancia superior a un campo de fútbol.
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