![Estornino, el pájaro 'maldito' que Valladolid pudo controlar](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/08/25/sada-kVGD-U2102457866IBG-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Estornino, el pájaro 'maldito' que Valladolid pudo controlar](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/08/25/sada-kVGD-U2102457866IBG-1200x840@El%20Norte.jpg)
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Son las «ratas del aire», dice el ornitólogo estadounidense Noah Strycker. Posiblemente, el ave «más despreciada en círculos conservacionistas [de EEUU]», asegura la escritora Lyanda Lynn Haupt. Un pájaro 'maldito' que durante años trajo de cabeza a los responsables de Salud Pública en Valladolid y que hoy, afortunadamente, está controlado en la ciudad.
El Ayuntamiento aprobó el pasado mes de mayo el nuevo contrato de servicios para el control de poblaciones de paloma bravía, paloma torcaz y estorninos en el término municipal. «Esta última especie ha dejado de ser un problema. Está controlada», asegura Alberto Cuadrado, concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana.
Han sido años de trabajo para evitar que las bandadas de estorninos se convirtieran en una plaga. Los controles comenzaron en 2006, cuando se inició un plan de seguimiento y control semanal en las zonas arboladas en las que dormían estas aves.
Los primeros puntos de vigilancia se establecieron en la plaza de la Trinidad (donde eran muy habituales las bandadas de estorninos), Las Moreras, Santa Cruz, la Circular, San Pablo, la plaza de la Universidad y la del Doctor Quemada.
Allí, se empezó con podas especiales en los árboles para dificultar que pudieran anidar (estoy ya se hizo en 2005, un año antes del control específico) y después se adoptaron medidas con rapaces y técnicas sonoras para expulsarlos de estas zonas.
Con unos altavoces, sobre todo al atardecer, se reproduce el sonido de las señales de alerta que los jefes de la bandada sueltan cuando ven cerca el peligro. Los estorninos se caracterizan por un comportamiento gregario, un ensordecedor piar (sobre todo al amanecer y la caída del sol) y por generar una lluvia de deposiciones que causa importantes destrozos en las aceras, mobiliario público y los vehículos estacionados en la calle.
«En algunas regiones, esta especie ha sido tradicionalmente considerada una plaga, debido a los daños que producía en distintos cultivos (viñedos, olivares…), por lo que ha sido objeto de intensas campañas de control», explican en el portal Seo/Birdlife. Pero es en América donde el pájaro ha criado su mala fama como especie invasora.
Año 1597. William Shakespeare publica 'Enrique IV', un drama histórico en el que uno de los personajes, Hotspur, decide hacerse con un estornino para enseñarle a decir el nombre de Mortimer, su gran enemigo, y así atormentar al rey. Casi tres siglos después, en 1871, Eugene Schieffelin, un ornitólogo aficionado de EEUU, leyó la obra de Shakespeare y quiso llevar ese pájaro, común en Europa, a Nueva York. Compró ochenta estorninos en Inglaterra y los liberó en CentralPark. Los investigadores genéticos concluyen que los 200 millones de entorninos que hay hoy en Norteamérica (y que provocan unas pérdidas de 800 millones de dólares anuales en daños agrícolas» proceden de esos ejemplares, cuenta Lyanda LynnHaupt en 'El estornino y Mozart' (Capitán Swing), un libro que cuenta cómo el popular compositor tenía este pájaro como mascota, que aprendió a contar una melodía de su Concierto para piano 17.
El recuento llevado a cabo en aquel año 2006 contabilizó cerca de 40.000 ejemplares en la plaza de la Trinidad y las Moreras. Una auténtica barbaridad. Cinco años después de la adopción de las primeras medidas (que se extendieron al parque Ribera de Pisuerga, Campo Grande, Plaza Mayor y paseo de Zorrilla), la cantidad ya había bajado a 25.000.
El último recuento, en septiembre de 2020, cifraba en 5.500 el número de estorninos presentes en los cielos del término municipal. Una cifra que se ha rebajado desde entonces y que permite hablar de una especie (habitual entre los meses de septiembre a marzo) que hoy ya está controlada en la capital.
También bajo estrecha vigilancia está la paloma bravía. «Lo que ahora nos preocupa más es la paloma torcaz. Hay mucho más descontrol y es un auténtico problema», asegura Cuadrado, quien ha abierto el proceso para reformar la ordenanza de Protección Animal.
Hasta el 15 de septiembre, los ciudadanos, organizaciones y asociaciones pueden plantear sus opiniones y sugerencias ante la modificación de una norma que busca «establecer cauces» que permitan compatibilizar «la protección de la salud pública y la protección animal, garantizando una convivencia responsable».
Cuadrado entiende que hay que adaptar la normativa municipal «para dar una respuesta más adecuada a la nueva realidad, dada la proliferación de animales domésticos y salvajes, incluso especies cinegéticas, que se han implantado en la ciudad sin control natural, lo que ha derivado en una superpoblación que genera problemas de salud, limpieza, molestas y con un coste económico de mantenimiento de infraestructuras».
Una de las especies a las que apunta directamente Cuadrado es, precisamente, la paloma torcaz. «Y frente a eso hay que tomar medidas. El nuevo texto persigue mantener el ideario de protección animal, pero reforzando el punto de vista de la salud pública. Hay que dejar claro si es más importante la salud de una torcaz que la de un niño que se encuentra sus deposiciones en un parque». Así, aunque aún sin precisar, el nuevo texto quiere incluir «medidas que den respuesta en momentos de desequilibrio de las poblaciones que generen problemas de salud, limpieza o molestias».
Y ahí, quizá, haya que fijarse en el artículo 49, sobre control de poblaciones, donde el texto actual dice: «El Ayuntamiento podrá promover la puesta en marcha de sistemas de control poblacional de aves urbanas que pudieran devenir en plaga en espacios públicos y en otros lugares que estime convenientes, priorizando, en la medida de lo posible, los aspectos de prevención y de control biológico sobre otras medidas de control que puedan resultar más perjudiciales para la aves-plaga».
El presidente del grupo municipal socialista y exalcalde, Óscar Puente, criticó que el periodo de consulta pública para la modificación de la ordenanza se haya hecho con «agosticidad» y sin gran difusión. Cuadrado replica que persigue «acelerar» los cambios lo máximo posible y que durante estas semanas se ha reunido con asociaciones protectoras de animales y de colonias felinas.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández, Mikel Labastida y Leticia Aróstegui
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