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El Teatro Pradera y la estatua de Zorrilla, en una fotografía de los años setenta. Archivo Municipal de Valladolid
De las noches del Pradera a las tardes del Café del Pino
El Campo Grande: seis siglos de historia

De las noches del Pradera a las tardes del Café del Pino

El Campo Grande ha tenido desde el siglo XIX distintas edificaciones, desde un teatro a un templete de música, pasando por varios cafés, un reloj floral y el primer Auditorio de Valladolid

Sonia Quintana

Valladolid

Viernes, 10 de marzo 2023

El Campo Grande ha tenido desde el siglo XIX distintas edificaciones, algunas hoy permanecen en pie; otras han desaparecido con el paso de los años. Junto a la entrada, cerca del lugar en el que hoy está el escudo floral, antes de que se instalara el Barracón Pradera, estuvo entre 1880 y 1884 el Salón Barbieri, uno de los muchos teatrillos de verano que hubo en toda España en esa época.

 

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Imagen después - El Teatro Pradera estuvo en el Campo Grande entre 1904 y 1968.

Años sesenta

Imagen antes - El Teatro Pradera estuvo en el Campo Grande entre 1904 y 1968.
El Teatro Pradera estuvo en el Campo Grande entre 1904 y 1968. Archivo Municipal de Valladolid y Ramón Gómez

En 1904 al Barbieri le dio el relevo en la misma ubicación el Pradera, que empezó, como su antecesor, siendo un caseta de madera. Aquí se realizaron las primeras proyecciones cinematográficas de Valladolid. Conocido como La Barraca o Barracón Pradera, por ser administrado por la familia de Manuel Pradera, el Cinematógrafo Pradera inició sus proyecciones el 15 de septiembre de 1904. En 1909 la familia Pradera solicitó al Ayuntamiento la cesión de unos 2.000 metros cuadrados de los jardines del Campo Grande para la construcción de un edificio más apropiado, que pudiera servir tanto para sala de cine como para espectáculos musicales. El Ayuntamiento aprobó el proyecto y se construyó el teatro, de propiedad municipal, en apenas un año. La primera representación en el nuevo edificio fue una presentación de la bailarina Carmelia Ferrer: el 16 de septiembre de 1910. Denominado en un primer momento Salón Pradera, en junio de 1920 el teatro, de madera, se incendió durante la representación de 'La reina mora'. El fuego dejó siete heridos y graves daños en el edificio. Reconstruido y reinaugurado tan solo unos meses después, en 1930 la actualización del sistema de cine trajo el sonido a las películas. Desde esa fecha la programación comenzó a ser más variada: obras de teatro, zarzuelas y revistas musicales, además de la proyección de películas.

En 1932 la familia Pradera reformó el edificio. El lavado de cara incluyó la construcción de dos torreones y la elevación del cuerpo de la azotea. Cerró sus puertas el 24 de septiembre de 1967 con la comedia 'Metidos en harina', de la compañía de Zorí, Santos y Codeso. El Ayuntamiento ponía aquel año fin a la concesión municipal con la idea de edificar un hotel de lujo, proyecto que nunca se hizo realidad al comprobar que el contrato de 1909 establecía que si en algún momento a ese terreno se le daba un fin diferente al propio teatro los beneficios irían a parar a los descendientes del empresario. Fue demolido en 1968.

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Imagen después - El Café del Pino, conocido popularmente por los vallisoletanos como 'el chalet'.

Finales de 1800

Imagen antes - El Café del Pino, conocido popularmente por los vallisoletanos como 'el chalet'.
El Café del Pino, conocido popularmente por los vallisoletanos como 'el chalet'. Archivo Municipal de Valladolid y Ramón Gómez

Conocido popularmente por los vallisoletanos como 'el chalet', de aspecto exótico, entre un chalet del Tirol suizo y una pagoda china, existió en el mismo lugar que después ocupó el Pradera un pequeño café.

Contiguo al Salón Pradera, entre 1880 y hasta los años sesenta de 1900, existió una pequeña construcción que acogía un café: el Café del Pino. «Selectos refrescos espumosos, aperitivos, mariscos, bocadillos, pastelería, cervezas y licores de las mejores barcas, helados de leche, limón y mantecado», se anunciaba en los años veinte en El Norte de Castilla. De propiedad municipal, tuvo multitud de arrendatarios, llegando a organizarse en los primeros años conciertos para atraer a la clientela. La gente también se sentaba en él para escuchar la música del templete cuando tocaba alguna banda. «Aconsejan las ciencias médicas que para librarse de la enfermedad reinante es imprescindible el tener que oxigenarse en el café del Pino. ¿Dónde se encuentra el café del Pino que ha de ser nuestra salvación? En el Campo Grande», rezaba una publicidad de la época.

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Imagen después - Situado delante de la Casa Resines, en el paseo central del Campo Grande, estuvo ubicado un templete.

Siglo XX

Imagen antes - Situado delante de la Casa Resines, en el paseo central del Campo Grande, estuvo ubicado un templete.
Situado delante de la Casa Resines, en el paseo central del Campo Grande, estuvo ubicado un templete. Archivo Municipal de Valladolid y Ramon Gómez

Situado delante de la actual puerta que da acceso al recinto desde el paseo central, frente a la conocida como Casa Resines, a mediados de 1880, se inauguró un templete. Su construcción sustituyó al último quiosco estable de madera. El templete o quiosco era un octógono diáfano con columnas de hierro que sostenían una cúpula de zinc, en el que actuaban bandas civiles y militares. Fue adjudicado en subasta municipal el 24 de marzo de 1880 y su inauguración tuvo lugar el día de la Virgen de Agosto con un concierto extraordinario a cargo de las Bandas de los Regimientos de Isabel II y de Cazadores de la Habana. El quiosco se hizo conforme al proyecto del arquitecto Emilio Baeza, dentro del estilo renacimiento español. La parte baja aparecía adornada con zócalo de azulejos en uno de los cuales se reproducía la efigie de Cervantes. Hacia los años cincuenta del siglo XX se derribó.

Auditorio de 1940, diseño del palentino Jacobo Romero, arquitecto provincial de Valladolid. Archivo Municipal de Valladolid

Derribado el templete, se construyó en el Campo Grande el primer auditorium de Valladolid. Entre medias hubo otro que se inauguró el 4 de julio de 1940: de hormigón y ladrillo con aire clásico flanqueado por estatuas y coronado con una pequeña torre en la que se instaló un reloj, diseño del palentino Jacobo Romero, arquitecto provincial de Valladolid. La plataforma para las actuaciones era un gran círculo cortado a la mitad sin ninguna pared. En el bajo se habilitó un bar-restaurante que se concedió en explotación a los socios González y Maillo, de ahí que el negocio, que terminó siendo una sala de fiestas, se llamara GyM. En 1950 lo traspasaron a otro hostelero.

En 1953 se derribó y se construyó otro completamente cerrado por tres lados. Se inauguró el 19 de julio de 1955 con un concierto de la Orquesta Municipal y la actuación de la Coral Vallisoletana El nuevo auditorio era como una concha, con bóveda de horno, bastante grande. Durante muchos años fue la sede de los Festivales de España en la ciudad y de las actuaciones del Teatro Nacional y de otros espectáculos. Se derribó en abril de 1966. Para «embellecer la zona del derribo del auditorio del Campo Grande», ese mismo año se colocó en este espacio un reloj floral, que coronaba una zona ajardinada de forma circular de más de cien metros cuadrados. Sus cinco metros de diámetro eran el continente de una gran aguja minutero, con 1,75 metros de longitud.

Reloj floral del Campo Grande en los años ochenta. Archivo Municipal de Valladolid

Con la remodelación de la zona, en los años ochenta del pasado siglo XX, cuando se concluyó el cerramiento del Campo Grande con una verja, desapareció el reloj y su jardín y en su lugar se puso otra puerta de acceso al parque. Antes del auditorio en esa misma zona hubo una pajarera donde se custodiaba un pavo real blanco.

Un pavo real blanco en el Campo Grande en el año 2003. Henar Sastre
 

El Campo Grande alberga tres pajareras. La más antigua es la que está situada más próxima al Paseo de Filipinos y recibió el nombre de La Faisanera, por acoger en un principio a este tipo de aves. Fue construida en 1914, siendo alcalde de Valladolid Antonio Infante y su contratista fue Juan Cormell. En la actualidad alberga palomas mensajeras. El Palomar, situado cerca de una de las entradas laterales del parque a la que se accede por el Paseo de Zorrilla, a la altura de la Academia de Caballería, fue construido en 1932 e inaugurado el 24 de septiembre de aquel año. Perteneció desde el primer momento al Club Colombófilo de Castilla. Sus trazas acordes con el estilo imperante en el resto del Campo Grande fueron del arquitecto Jacobo Romero. La tercera pajarera está situada próxima a la Fuente de la Fama y fue construida en la década de treinta. Está dividida en departamentos y en ella se pueden contemplar palomas, faisanes, gallos japoneses, gallinas enanas y otras aves.

El Campo Grande alberga tres pajareras. Ramón Gómez

Cerca también de la plaza de Zorrilla se construyó un bar cuadrado y con la barra rodeándolo por los cuatro costados, conocido como El Naranjal. Los cuatro frentes estaban azulejados. Lo administró el empresario Leoncio Hernández González.

Créditos

  • Una historia de: Sonia Quintana

  • Fotografías y vídeos: Ramón Gómez y Rodrigo Ucero

  • Infografía y diseño: Fran González y Pedro Resina

  • Coordinación: Liliana Martínez Colodrón

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