![Los reyes acompañados de los artífices de la creación de sus réplicas en bronce en el Patio Herreriano.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2025/01/30/reyes2-k2QH-U2307133332505a-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Los reyes acompañados de los artífices de la creación de sus réplicas en bronce en el Patio Herreriano.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2025/01/30/reyes2-k2QH-U2307133332505a-1200x840@El%20Norte.jpg)
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La escultura que la Casa Real evitó instalar en Campo Grande por miedo a las pintadasEl 16 de octubre de 2001, y coincidiendo con la celebración del II Congreso Internacional de la Lengua Española, un evento que atrajo a múltiples personalidades a la ciudad de Valladolid, se inauguraba la escultura monumental de los reyes Juan Carlos I y Sofía en el Patio Herreriano, sede del Museo de Arte Contemporáneo de la provincia. La pareja real, emérita desde 2014, lleva asentada en el claustro del Monasterio de San Benito desde hace 24 años, una ubicación recomendada por la Casa Real que distaba completamente de la propuesta original del escultor Antonio López. Abro hilo:
↓ La escultura real de casi tres metros situada en la conocida como Plaza de los Reyes emana del trabajo del famoso artista Antonio López y de los escultores Julio y Francisco López Hernández. Por aquel entonces el primero de ellos se encontraba inmerso en la elaboración de dos cuadros de la familia real española. En uno de ellos mostraba a la realeza de pie y en otro representaba al rey Juan Carlos I y la reina Sofía en solitario «provocando una presencia casi abrumadora», como indica Alberto Gutiérrez Alberca, concejal de Urbanismo y asistente a la inauguración del monumento en 2001. Fue este último cuadro el que llevaría a López a embarcarse en un proyecto de dos años junto a los dos hermanos escultores. De hecho, Antonio y Julio «ya guardaban una buena relación de amistad desde hace tiempo y ambos compartían cargo como asesores del Museo del Prado», explica el concejal, quien durante todo el proceso de creación mantuvo relación con los artistas.
↓ La propuesta del ex secretario de Estado de Cultura, Miguel Ángel Cortes, invitó al propio artista a realizar una escultura sobre la escena de la pareja real. El Ayuntamiento de Valladolid no tardaría en ponerse en contacto con Antonio López, en la primavera de 1997, para levantar lo que sería la primera representación de los reyes en un espacio público. Es más, el propio escultor ya había hecho anteriormente un boceto y lo había presentado a la prensa en otoño de aquel año. Estaba planeado que se instalara en el Campo Grande, en el jardín más cercano a la plaza de Zorrilla y frente a la escultura de los Cazadores de Alcántara, de Mariano Benlliure.
↓ Además de situar su escultura junto a otro de sus grandes referentes, la decisión de ubicar a la pareja real en Campo Grande era para el autor «una oportunidad de representar a los reyes en un entorno de a pie y cercano al resto de los ciudadanos«. Con la decisión y la propuesta en marcha, el entorno de Campo Grande recibió una recreación de la escultura, con la idea de ver cómo quedaría la figura real. A las ocho de la mañana ya se podía ver el boceto de la pareja en el centro de Valladolid.
↓ Sin embargo, tras una visita del príncipe Felipe a Valladolid, y a su vez tras una reunión de trabajo para tratar asuntos de la escultura, llegaron los contratiempos que truncarían la propuesta del escultor. En cuanto la Casa Real tuvo conocimiento de las intenciones de instalar la escultura real en pleno corazón de Valladolid, a finales de ese mismo año, indicó a las autoridades municipales que no consideraba oportuno colocarla en plena calle ya que podría estar expuesta a burlas y a numerosos actos vandálicos.
↓ «Propusieron colocar la escultura en un recinto más protegido, por lo que se decidió ubicarlo en el claustro del Patio Herreriano», apostilla Gutiérrez. Finalmente, el monumento obtuvo el visto bueno de la Casa Real y, sin demorarse mucho más tiempo, el día 9 de enero de 1998 el Ayuntamiento y el escultor firmaron el contrato de ejecución por un importe de 48 millones de pesetas y un plazo de ejecución de dos años. En dicho coste se incluía la participación de los hermanos López Hernández, colaboradores necesarios dadas las dimensiones del proyecto.
↓ Solo faltaba embarcarse al completo en el proyecto. Los tres creadores de la escultura tenían la suerte de ser, además de compañeros de profesión, amigos y compartían el gusto de trabajar juntos. «Cogieron un estudio en el Museo del Traje de Madrid y empezaron a moldear la escultura en barro, no sin antes haber realizado una a tamaño pequeño que actualmente está ubicada a la entrada del salón de recepciones del Ayuntamiento», narra Gutiérrez Alberca. Todos los creadores estaban involucrados en medir todos los detalles al milímetro, en especial Antonio, «que tenía una fijación con los zapatos del rey», manía que, según expresa el concejal, se haría visible años más tarde el día de su inauguración.
↓ Sería el 16 de octubre de 2001 cuando los propios reyes, junto a numerosas personalidades, tendrían la oportunidad de ver el estreno de su propia talla en bronce. El motivo de tanta aglomeración era que previamente a la visita del Patio Herreriano, la realeza había pasado por el Teatro Calderón para asistir a la celebración del II Congreso Internacional de la Lengua. En el evento participaron los jefes de Estado de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang; Argentina, Fernando de la Rúa; México, Vicente Fox; y Colombia, Andrés Pastrana, además del presidente José María Aznar. Entre la pléyade de invitados destacó la presencia de Mario Vargas Llosa, Ana María Matute y Camilo José Cela, coincidiendo esta cita con la última visita del escritor a la ciudad.
↓ Tras la conferencia, unos 250 participantes fueron trasladados en autobuses hasta el Patio Herreriano, donde el Ayuntamiento ofreció un almuerzo elaborado por los Maestres de Cocina de Valladolid. El menú estaba compuesto por quesos, jamón de Guijuelo y tempura de verduras, patatas a la importancia con chipirones encebollados, milhojas de escalopines de morucha y mousse de chocolate con menta. Todo ello regado con Rueda, Ribera de Duero y espumosos de Castilla y León. «El propio Antonio López compró para la ocasión unos zapatos franceses porque se había fijado en que el rey siempre solía llevar mocasines», relata.
↓ Los Reyes de España llegaron acompañados por el Príncipe Felipe y la Infanta Elena a las once y media de la mañana. Justo una hora antes habían llegado los artífices de la escultura Julio y Francisco López Hernández y Antonio López García, así como el fundidor, Ismael García, de Arte Seis, quien, paño en ristre, pulió el bronce. Ellos, junto al alcalde Javier León de la Riva, el concejal de Cultura, Alberto Gutiérrez, y el secretario de Estado para Iberoamérica, Miguel Angel Cortés -impulsor de que el Congreso se celebrara en Valladolid-, recibieron a la Familia Real.
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↓ El concejal recuerda que el rey emérito mantuvo el humor en todo momento durante la inauguración. «Somos nosotros, pero cuando nos vayamos, serán los otros, porque ellos se quedan quietos y los importantes somos nosotros, que somos los que nos movemos», bromeaba Juan Carlos I junto a Sofía frente a sus réplicas de bronce. Las fotos con sus figuras monumentales no faltaron, y tampoco las comparaciones, pues el monarca cotejó en varias ocasiones el tamaño de su pie con el de su imagen en bronce.
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