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Salieron de sus países de acogida estudiantil casi con una maleta de mano y la esperanza de volver a completar el curso en unos días. Atrás quedaron enseres personales, material de las asignaturas, ese portátil que atesora sus preciados apuntes y, por supuesto, las clases presenciales. Y mucha incertidumbre sobre cómo finalizarán este atípico curso.
Especiales coronavirus
Además se añaden las cargas de alojamientos que hace dos meses que no ocupan... Los perjuicios que están sufriendo los Erasmus universitarios es otro de los efectos colaterales de la covid-19.
Solo de la Universidad de Valladolid (UVA), 586 optaron por completar un curso de estudios y vivencias fuera. Cerca del 50% regresaron cuando el Gobierno aconsejó la repatriación. El resto sigue fuera tratando de adaptarse a la misma provisionalidad y a los cursos 'online' que viven las aulas españolas. La mitad de los que lograron esa beca europea eligieron Italia, el país al que primero atenazó la pandemia.
En la UVA se llegó a crear una comisión de asesoramiento. «Hemos mantenido contacto con todos ellos para tratar de asegurar que en la Unión Europea se respetan sus condiciones de estudiantes de movilidad y mantengan sus becas», explica la vicerrectora de Internacionalización de la UVA, Paloma Castro.
Cuando los regresos se impusieron, también se ha intentado darles «flexibilidad académica» para que rematarán en Valladolid las asignaturas que quedaron 'colgadas' fuera. Detrás de cada estudiante hay unas experiencias personales y educativas que se han visto truncadas. No hay dos historias iguales. Pero todos coinciden en la frustración por no saber a qué atenerse, ni poder regresar a por sus cosas.
Hay países que, sencillamente, no aceptan la entrada de españoles. Otros como Italia, ese gran receptor, admiten visitas en tránsito, pero de menos de 72 horas si se quiere evitar tener que pasar una cuarentena de 14 días. «Algunos alumnos nos piden un salvoconducto que no podemos darles», admite Paloma Castro.
Otros se han dirigido a las Embajadas de sus países receptores. La legación de Italia en Madrid invita a que «alguien te envíe tus pertenencias a través de una agencia de transportes».
«La única recomendación que podemos darles es que miren las páginas web de las embajadas –explica la vicerrectora–. Pero deben tener claro que, si viajan de vuelta, es bajo su responsabilidad. Esa norma vale para todos los países».
En las redes sociales, se multiplican los grupos con docenas de jóvenes que reclaman soluciones a su 'erasmus interruptus'. Esta realidad acontece cuando la hornada de seleccionados para el curso 2020-21 ya tiene confirmadas sus becas. Tendrán que «acostumbrarse a la incertidumbre», insisten en la UVA.
La institución acaba de aprobar una instrucción para lo que queda de curso y el 2020-2021 en la que reconoce las clases 'online', anuncia que se compensarán los gastos por 'fuerza mayor' (excluidos los de viaje) y reconoce la reincorporación en la UVA de los que perdieron asignaturas fuera o la reanudación de las mismas en 2020-2021 a los que las hayan visto interrumpidas. Hay un teléfono de información: 983423920 (lun-vi, 12-14 h.).
Los testimonios
Ana Méndez. Estudiante en Turín
Dejó sus estudios de Matemáticas en la Universidad Politécnica de Turín, uno de los epicentros del coronavirus, el 25 de febrero. La situación le pilló de exámenes aunque «suspendieron todo». Como el resto de Erasmus pensó que sería, como mucho, un par de semanas y por eso «todo lo que tenía se quedó allí».
Andrés Riaguas. Alumno en Bari (Italia)
Que el brote que asoló Italia le pillara en Bari, en la zona donde empieza el 'tacón' de la 'bota' de la península italiana, la zona menos castigada, no le evitó a Andrés Riaguas, estudiante del último curso de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, la sensación de estampida.
Sarah Miguel. Fin de carrera en L'Aquila (Italia)
Sarah Miguel Cournane estudia su último curso de Matemáticas en la Universidad de L'Aquila (Abruzos, centro de Italia), pequeña ciudad que se hizo tristemente famosa por el terremoto que la asoló en 2009. Cuando empezó la plaga no era de las zonas más afectadas pero Sarah regresó «corriendo, dejé mis cosas y di por hecho que volveríamos en un par de semanas».
Martín Gómez. Alumno en Toulouse
A este estudiante de Física en la Universidad de Toulouse (Francia), el cerrojazo le pilló por casualidad de fin de semana en Valladolid. Con lo que su desubicación fue aun mayor que la de otros compañeros que pudieron planificar un poco mejor su salida. «En resumen, llegué con ropa y apuntes propios de un fin de semana. Todo lo demás se quedó en Francia».
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