Mari Luz Hernández, en la plaza de Colón, una de las zonas con más barreras arquitectónicas de Valladolid para los ciegos. Rodrigo Jiménez
Barreras arquitectónicas

La encrucijada diaria de las personas invidentes en Valladolid

La ONCE elabora una lista de deficiencias en la ciudad en la que destacan la complejidad de pasear por la plaza de Colón, Miguel Íscar o la falta de señalización de los carriles bici

Álvaro Muñoz

Valladolid

Miércoles, 27 de abril 2022, 09:41

«No me importa, ya me contarán cómo salgo en el periódico». Es la última frase antes de despedirse rumbo a la estación de trenes de Mari Luz Hernández. Esta vallisoletana se quedó ciega a los 15 años y hasta sus 70 primaveras actuales no ... ha dejado de luchar por los derechos de las personas invidentes a través de la ONCE.

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Tal vez no verse en la edición impresa y digital no es lo que más le fastidie, ya que ha tenido que convivir sin poder ver a sus dos hijos y ahora a sus dos nietos. «No les veo, pero les disfruto igual», remata la conversación Mari Luz, ejemplo de superación durante toda una vida al terminar sus estudios de Geografía e Historia y no ser dependiente al 100%. «En casa cocino yo, por ejemplo», añade.

Testimonio que corrobora su marido, José María Olaverri, afiliado también a la ONCE al tener muy poca visión y su guía en muchos de los trayectos. «Efectivamente, no sé cocinar», añade.

Mari Luz, especialmente, y José María son la voz de lo que padecen diariamente los 930 afiliados a la ONCE en Valladolid. Afirman que el día a día es llevadero, pero que hay muchos aspectos a mejorar en Valladolid. Uno de ellos se encuentra en la «encrucijada» de pasar de la calle Gamazo hasta el paseo Filipinos, atravesando la plaza de Colón. La falta de una linde con suelo rugoso y diferente mobiliario obliga a los invidentes a rodear la céntrica plaza.

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Perros guía con chaleco.

Reclaman el derecho de los perros guías a acceder al transporte público

Siete perros guía de la ONCE acompañan durante estos días a otras tantas personas ciegas de Valladolid, aportando plena autonomía y seguridad en sus desplazamientos al convertirse en los ojos de quien no puede ver.

Con motivo del Día Internacional del Perro Guía, el 27 de abril, reclaman a la sociedad su derecho de acceso al transporte público junto a las personas ciegas en igualdad de condiciones, bajo el lema 'En el transporte, también somos uno'.

Las leyes de cada comunidad autónoma reconocen a las personas usuarias de perro guía el acceso a transportes como los autobuses, taxis, VTC, metro, tren, barcos o aviones, un aspecto a veces desconocido por la sociedad y que, en ocasiones, genera problemas a la persona ciega a la hora de poder desplazarse con plena autonomía en su vida diaria.

Por ello la Fundación ONCE del Perro Guía ha intensificado su contacto con las principales entidades representativas de estos medios de transporte y pide a la ciudadanía que ayude a conocer este derecho que también posibilita su acceso a espacios o establecimientos públicos o de uso público.

Recuerda que los perros guían a la persona ciega con el arnés que los identifica y permite hacer su labor diaria, un elemento fundamental que no se debe quitar en los controles de seguridad de acceso a cualquier medio de transporte como el avión o el tren.

En un entorno cada vez más complejo, la necesidad de moverse con independencia y seguridad obliga a las personas ciegas a apostar cada vez más por una solución ágil y fiable: el perro guía. Supone una ayuda inestimable en el desplazamiento de las personas ciegas que optan por él como auxiliar de movilidad.

Están perfectamente adiestrados y controlados a nivel veterinario, siendo un servicio gratuito para aquellas personas afiliadas a la organización que los soliciten y sean aptas para ser usuarias de perro guía.

«Para nosotros es uno de los puntos más complicados de la ciudad al no poder atravesar sin ninguna referencia. Hay semáforos, pero nos gustaría que existiera alguna señalización en el firme para atravesar la plaza con la utilización de un bastón y sin llevar a una persona con nosotros. Entendemos que no haya una línea recta, pero sí algo más directo. Nos gustaría tener más autonomía», explica Mari Luz en una de las zonas oscuras de la ciudad y la cual ya han solicitado al Ayuntamiento que la estudien para mejorar la accesibilidad.

Suelo rugoso

Misma situación viven entre el paseo Zorrilla y la calle Miguel Íscar, aunque esa zona se encuentra estos días en obras y confían en que esas barreras arquitectónicas, invisibles para muchos, se eliminen. «Pedimos que si hay alguna intervención en las calles se emplee suelo rugoso, porque nos ayuda mucho», agrega Mari Luz.

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Precisamente, recientes actuaciones han sido un lastre para las personas ciegas. Como por ejemplo las plataformas únicas de Claudio Moyano y calle Platerías. En esas vías conviven peatones y vehículos sin que las personas invidentes lo sepan. Tan solo unas pequeñas bolas de granito diferencian la calzada de la acera, pero «son indetectables para los bastones».

Arriba, estado de la plaza Zorrilla en obras, en la que esperan eliminar las barreras arquitectónicas. A la izquierda, un ciclista en Bajada de la Libertad, donde piden señalizar el cruce desde Fuente Dorada. A la derecha, plataforma única entre calzada y acera de la calle Platerías.

Las reivindicaciones se completan con una solución para los carriles bici de la ciudad. «Falta señalización, son paralelos a los bordillos y a la calzada y no hay diferentes texturas», añaden desde la ONCE.

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Una lista de zonas oscuras de la ciudad a la que piden mejoras en las señales sonoras de los semáforos. Desde la delegación vallisoletana ya han enviado la documentación, aunque no han obtenido respuesta del Ayuntamiento. «Solicitamos semáforos nuevos en zonas que van creciendo o que han cambiado el sentido del tráfico», añade Mari Luz Hernández.

Mejoras en los carriles bici, en los pasos de peatones, en las aceras, pero que nada tiene que ver con lo que vivía Mari Luz cuando perdió la visión. «En estos 35 años, existe un cambio total. Antes no había nada, ni en Valladolid ni en ninguna ciudad. Ahora hasta el mobiliario urbano nos favorece», concluye Mari Luz.

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