La empresa vallisoletana que lucha contra el desperdicio alimentario

Carlos Pérez, CEO de Remolonas, explica que el desperdicio alimentario se produce en todas las fases de la cadena de suministro, «desde el productor hasta el distribuidor, hay muchas casuísticas que generan desperdicio, como fechas de caducidad cortas, cancelaciones de pedidos internacionales, pequeños defectos en el packaging o simplemente que la oferta y la demanda no coinciden». Según Pérez, la cadena de suministro está altamente intermediada, lo que genera ineficiencias y aumenta los precios. «Cada intermediario va añadiendo su margen sin importar el precio de origen. Esto perjudica tanto al productor, que recibe menos, como al consumidor, que paga más». La solución inicial de Remolonas fue reducir esta intermediación llevando los productos directamente del campo a los hogares.

La idea de Remolonas surgió en la pandemia y fue en agosto de 2024 cuando se hizo realidad y salió al mercado como un supermercado online especializado en excedentes alimentarios, principalmente frutas y hortalizas. Su misión es rescatar productos que, por ser «feos», pequeños, demasiado grandes, por tener un embalaje defectuoso o por exceso de stock, no logran venderse en los canales habituales. Estos productos son enviados en cajas, directamente al domicilio del cliente. De esta manera, Remolonas no solo reduce el desperdicio, sino que también permite a los consumidores acceder a alimentos frescos y de calidad a un precio más asequible.

»Para luchar contra el desperdicio, necesitamos hacer una previsión de compra y rescate de estos alimentos. Por eso, los clientes pueden elegir entre dos tipos de caja: la Mini, por 11,90 euros con 6-7 kilos de al menos, seis variedades de frutas y verduras, y la Súper, por 21,90 euros, con 10-11 kilos de producto de, al menos, 10 variedades. Pueden elegir la frecuencia, semanal o quincenal y tienen total libertad para omitir entregas, pausar o cancelar su suscripción en cualquier momento. Al inicio de cada semana hablamos con nuestros productores para descubrir qué frutas y verduras podremos rescatar para meter en nuestras Cajas Remolonas e informamos a nuestros clientes. A veces, cuando nos llega el producto, hay pequeños giros de guion, porque la naturaleza manda… ¡pero en estos casos siempre incluimos alguna sorpresa para el cliente. Lo inesperado es parte del encanto de esta forma de comprar», explica Lorena Fernández, responsable de Marketing de esta empresa ubicada en el polígono San Cristóbal.

Además de frutas y verduras, también ofrecen snacks, café y otros productos con descuentos del 30 al 40% respecto a su precio en el mercado. «Este bote de tomate frito, que es de una primerísima marca, fue eliminado del lineal de venta porque la etiqueta estaba arrugada. Para nosotros es un producto perfectamente válido para la venta y el cliente lo consigue a un precio muy económico», prosigue.

«Uno de los aspectos que más sorprende a los clientes es el aspecto natural de los productos. Los cítricos, por ejemplo, no pasan por el proceso de encerado al que estamos acostumbrados en los supermercados. Eso supone un ahorro en el precio final. Eso sí, llegan con un color más parduzco, aunque con un aroma y sabor más intensos«, remarca Fernández quien también aclara que al no pasar por largos periodos de almacenamiento en cámaras frigoríficas, los productos maduran antes y deben ser consumidos en menos tiempo.

Remolonas inició su actividad en Valladolid como mercado piloto. Tras el éxito inicial y con más de 300 clientes fieles, este pasado mes de enero la empresa ha dado el salto a nivel nacional, con «muy buena acogida». «Nuestros clientes entienden que los alimentos no son perfectos, que una mancha en una naranja o una cicatriz en un tomate, no afectan en nada a su calidad», comentan estos emprendedores.

Trabajan con una cartera de unos 900 productores «y otros muchos que están esperando». Tienen unos precios competitivos y un modelo de negocio sostenible, lo que hace que Remolonas sea una solución innovadora y necesaria en el panorama alimentario español. «Queremos seguir creciendo, apoyando a los productores locales y ofreciendo a los consumidores una alternativa más justa y responsable. Más adelante ofreceremos otros productos frescos como cárnicos y lácteos. Nuestro objetivo es que nuestros clientes puedan llegar a hacer aquí todas sus compras, pero de momento lo importante es afianzarnos en el mercado», afirma Pérez.

Pero Remolonas no solo rescata alimentos, sino que también brinda oportunidades laborales a personas con discapacidad. Gran parte de su plantilla de rescate alimentario está formada por trabajadores del Centro Especial de Empleo Cycle. «Estamos creciendo cada semana un 10% en empleo. Estamos encantados de poder dar una salida laboral a estas personas, que trabajan muy bien y están muy comprometidas. Ellos se encargan, sobre todo de preparar las cajas que reciben nuestros clientes», comenta el CEO de la empresa. Joel Jiménez, de 19 años, es uno de estos trabajadores. «Estoy muy contento y me siento muy cómodo en Remolonas porque el ambiente laboral es estupendo. Somos como una familia», concluye este joven mientras prepara envíos de alimentos.