![La empresa Madison compra el Parquesol Plaza para convertirlo en su nueva sede](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201810/24/media/cortadas/NF0K3SS1-kvq-U601341832287NSD-1248x770@El%20Norte.jpg)
![La empresa Madison compra el Parquesol Plaza para convertirlo en su nueva sede](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201810/24/media/cortadas/NF0K3SS1-kvq-U601341832287NSD-1248x770@El%20Norte.jpg)
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El Parquesol Plaza resucitará en los próximos meses, pero no como centro de ocio precisamente. Lo hará como espacio de trabajo. La empresa Madison ha adquirido este edificio de 12.845 metros cuadrados y cerca de medio millar de plazas de aparcamiento, ubicado en la calle Enrique Cubero, para agrupar en él todos los servicios de esta compañía dedicada al márketing, la publicidad y la organización de eventos, entre otras actividades. La operación entre la propiedad –Dos Puntos (Vía Celere)– y la firma ya está cerrada, según confirmaron fuentes de la empresa, y permitirá a la compradora trasladar gran parte de su plantilla, que ahora se reparte en diferentes oficinas del barrio de Parquesol (los servicios centrales están ubicados en un bloque de Juan García Hortelano), a un único inmueble con las ventajas organizativas que eso conlleva.
Desde el pasado mes de marzo, suena que este inmueble, abierto en noviembre 1998 y que en sus primeros años funcionó a pleno rendimiento, podría acoger un 'call center' (centro de llamadas). Ahora se confirma aquella información, ya que una de las actividades de la compañía es la labor comercial y de estudios de mercado vía telefónica.
Actualmente, Madison MK cuenta con centros de trabajo en Valladolid, Madrid, Asturias, Barcelona y Perú y tiene más de 1.800 empleados en plantilla, de los que un millar desarrollan su labor en la capital castellana.
El acuerdo, en el que ha tenido un papel relevante la intermediación de la comercializadora inmobiliaria Engel & Völkers, se plasmará en el nuevo PGOU. Ahora, este inmueble está catalogado como espacio de ocio y su uso solo podría ser ese, excepto en una superficie de 1.500 meros cuadrados en los que estaban permitidas las oficinas. En la revisión que lleva a cabo el Consistorio ya se contempla el uso terciario en su integridad, que en el nuevo planeamiento urbanístico tiene un concepto más global, que podría combinar las oficinas con otra serie de actividades lúdicas, como por ejemplo un restaurante o un gimnasio. De hecho, la idea sería incluir algún servicio de este tipo en el edificio para ser utilizado tanto por la plantilla de Madison como por el público ajeno a la empresa. Se pretende «crear un espacio corporativo singular, unido a servicios de deporte y salud tanto para los que forman parte de Madison como para el público en general», señala la compañía en una nota de prensa enviada a última hora de la tarde de este miércoles.
La decadencia del Parquesol Plaza se certificó el pasado mes de marzo cuando lo abandonó el restaurante de comida americana Foster's Hollywood. Junto con la discoteca Tamberly Sound Club, que aún abre los fines de semana, eran los últimos inquilinos tras la fuga de otros negocios que vieron como el primer golpe de éxito tras su apertura, cuando contaba con 29 locales ocupados y salas de cine, comenzaba a decaer. Han sido varios los intentos para reflotarlo. Desde crear un espacio 'factory', de moda a precios asequibles, a instalar un gran gimnasio en el espacio de las antiguas salas de cine a venderlo a una cadena de supermercados. Ninguna de ellas prosperó. A lo largo de 2019 volverá a la vida como centro de trabajo para los mil empleados de Madison.
«A nosotros nadie nos ha comunicado absolutamente nada y tenemos un contrato en vigor hasta dentro de cuatro años –expira el 19 de diciembre de 2022–, así que nuestro bar seguirá abierto los fines de semana», apuntaron este miércoles los propietarios del Tamberly Sound Club, el único negocio del centro de ocio Parquesol Plaza que continúa en marcha desde el cierre forzoso del restaurante Foster's Hollywood el pasado 25 de febrero, cuando los propietarios del espacio de la calle Enrique Cubero cerraron sus puertas a diario y se vieron obligados a abrirlas cada fin de semana –viernes y sábados, además de festivos y vísperas, desde la medianoche hasta las 6:30 horas– conforme a los horarios de la pequeña discoteca situada en la primera planta.
El negocio, que abrió sus puertas en 2012 y rubricó un contrato de alquiler de diez años, mantiene así su actividad en medio de una operación de venta del centro de ocio para reconvertirlo en unas oficinas de 12.845 metros cuadrados. «Nos han intentado sacar de aquí de todas las maneras posibles, incluso dejando candadas las puertas de emergencia, sin iluminación y sin aire acondicionado, y ahora nos enteramos de que venden el edificio con nosotros dentro», lamentan los dueños del Tamberly antes de criticar «las formas».
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