El empleado municipal fallecido acababa de renovar su contrato

El trabajador fallecido, vallisoletano del barrio de La Victoria de 46 años, fue enterrado el domingo en la localidad zamorana de La Bóveda de Toro, de donde es originaria su pareja Leticia, con quien tenía un hijo, según han explicado fuentes de su entorno. Sus compañeros le rendirán a mediodía de este lunes a las puertas del Ayuntamiento un homenaje en forma de minuto de silencio convocado por el comité de empresa en apoyo a la familia y en solidaridad con los seres queridos de Rubén.

El volumen de mensajes de condolencia que ha movido el trabajador fallecido tanto de forma personal como en las redes sociales da una idea de lo apreciado que era Rubén entre todos los que le conocían. «Siempre con una sonrisa, haciendo bromas y, cuando era necesario, buen compañero», evoca Jaime Conde, quien le recuerda siempre a los mandos de un coche, furgoneta, camión o cualquier vehículo de trabajo. «Es una desgracia que le haya sucedido esto a una persona que era muy prudente y nunca tuvo un accidente en la carretera», lamenta.

Por el momento, sobre la causa del siniestro, se especula con un posible atasco en la máquina barredora que hizo que Rubén se bajase a desatascarlo, momento en el que un fallo mecánico provocó que la tolva le golpeara en la cabeza. Se trata de la explicación aportada por concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana, Alberto Palomino, el día 3. El sindicato CGT solicitó una investigación para aclarar todos los detalles del siniestro así como posibles responsabilidades y el consistorio ha convocado una reunión del comité de salud laboral para abordar el suceso.

Rubén empezó a trabajar con 18 años en la empresa Tapizados Eclipse y algunos de sus compañeros conservan recuerdos suyos hasta de esa época. «Hacía amigos allí donde iba», evocan a la vez que lo describen como una persona muy trabajadora e inquieta, siempre afanado en mejorar. Con esa intención dejó su primer empleo para iniciar una breve carrera como guardia jurado. Su afición por el mundo del volante, sin embargo, le llevó a sacarse el carné de conductor de vehículos pesados, lo que le permitió regresar a Eclipse a un puesto mejor. Allí permaneció casi quince años, hasta el cierre de la empresa.

A continuación estuvo empleado en una empresa auxiliar de Renault, también como conductor, hasta que decidió presentarse a las oposiciones del cuerpo municipal. Accedió así a la bolsa de empleo del servicio de limpieza, donde iniciaba su séptimo mes de trabajo.

El fallecido, comentan algunos compañeros, «se esforzó todo lo que pudo por hacer bien su labor y que así le volviesen a llamar para trabajar», pero pudo sufrir alguna (o varias) de las carencias que, denuncian, tiene el servicio de limpieza, entre las que citan «rutas dobles, sin visibilidad cuando hay mal tiempo y sometidas a gran velocidad para poder cumplir los horarios». Ello provoca que «muchas veces no se puedan cumplir las normas de seguridad, aunque se conozcan».

Desde la CGT reclaman que la investigación que se abrirá para esclarecer la causa del fallecimiento de Rubén debe abordar «la falta de formación práctica de la que adolecen los conductores del servicio de limpieza y en especial las nuevas contrataciones», así como «la falta de inversión durante muchos años en maquinaria» y «la sobrecarga de trabajo que sufre el servicio desde hace años por la falta de personal y la no cobertura de las plazas vacantes».