Valladolid

La empleada de Correos Express abofeteada: «A él le han echado, pero hice lo correcto al denunciar»

Los hechos ocurrieron el 23 de febrero en torno a las 10:00 horas. «Aquel día había un paquete de este señor en mi mesa y le pregunté en qué situación estaba ese paquete. Entonces me dijo que por qué me lo iba a tener que explicar. Le dije que me hablara bien para entender lo que había pasado y después empezó a decirme que me hablaba mal si quería y que me hablaba peor si le daba la gana. Empezó a insultarme y le dije que no me insultara, así que me dio en el hombro. Le advertí de que no me tocara y entonces me dio una torta», relata.

La agredida reconoce que el ambiente en su empresa está cada vez más tenso, pero recalca que eso «no es excusa» para que se vivan situaciones como esta. «Llevamos unos años en el CTA de Correos en los que hay muchos nervios y mucha crispación, lo que se suma al estrés propio del sector y las cosas están muy tirantes. Aunque te conozcas de toda la vida, al final los nervios lo invaden todo», señala esta empleada, quien asegura que la empatía es una de las cualidades que debe desarrollar cada día en su puesto. «Sabes que la gente viene nerviosa e intentas hacer el trabajo lo más fácil posible a los demás, pero llega un punto en el que tienes que decir basta. No puedes tolerar que te chillen o que te falten al respeto y mucho menos que te den una bofetada. Yo no estoy acostumbrada a que me traten así. En mi casa me han enseñado que la educación y el respeto siempre es lo primero. Lo que menos me podía esperar es que me pasara esto en el trabajo», recalca.

¿Y qué ha sucedido con el agresor? La agredida desvela que ha perdido su puesto de trabajo, en el que llevaba más de veinte años. «Le han echado. Cuando pasó todo, primero le dijeron que se fuera y luego le llamó el jefe de zona para que regresara y diese los datos a la Policía. Después de eso le dijeron que no iba a volver a trabajar», señala esta empleada de Correos Express, quien indica que no es la primera vez que se vive un suceso similar en su empresa. «Ese señor, que ya tiene más de 60 años, ha tenido más problemas con otras compañeras. Pienso que denunciando estos hechos se puede evitar que otra compañera viva alguna cosa parecida», apostilla.

Esta mujer es una de las encargadas de los asuntos de administración en la empresa. A primera hora ayuda en la distribución de paquetería y, una vez que se abre la oficina, se dedica a la organización de las rutas y varios asuntos relacionados con la gestión, calidad y seguimiento. Pese a lo ocurrido, recalca que sigue trabajando con más ganas si cabe. «Han pasado dos semanas y he tenido muchos nervios estos días, pero me siento arropada por todas mis compañeras y compañeros», incide. Considera que los hechos hubiesen sido diferentes si el agresor hubiese tenido delante a un hombre en lugar de a ella. «Pienso que te intimidan porque eres mujer. La manera de enfrentarse a un hombre hubiese sido distinta», sentencia.

Y ahora, una vez que ha digerido lo que sucedió, asegura sentirse satisfecha de la decisión de denunciar unos hechos que califica como intolerables. «Estoy muy tranquila porque he tomado la decisión correcta. Parece que un tortazo es poca cosa, pero nadie tiene derecho a dar una torta a nadie», apunta. «Todos tenemos días malos, pero la educación y el respeto no hay que perderlos jamás», recalca.