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«La verdad es que no me puedo quejar, a pesar de lo que pasó, pero los vecinos se han volcado conmigo e, incluso, han venido clientes de otros barrios a comprar después de enterarse del incendio», relata emocionado Borja, el frutero de la ... avenida de Segovia, en Delicias, que hace menos de un mes sufrió un ataque en el que los autores quemaron parte de su negocio e incendiaron su camioneta en las inmediaciones del Mercaolid. «Aún no sé lo qué pudo pasar y la investigación sigue abierta, pero me quedo con el apoyo que he recibido en las últimas semanas y quiero pasar página cuanto antes y que la Policía haga su trabajo», relata este pequeño comerciante, cuya verja, que estuvo cerrada durante una semana a raíz del ataque del 9 de noviembre, se llenó de mensajes de apoyo por parte de vecinos del barrio desde que se supo lo ocurrido.
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Su negocio, Valfresh, situado al lado de la boca de entrada al túnel de Labradores, del lado de Delicias, no muestra ya secuelas del incendio registrado aquel lunes de noviembre por la noche, cuando los autores vertieron un líquido inflamable por la reja e incendiaron el local. La rápida llamada de los vecinos evitó males mayores, aunque el fuego y, sobre todo, el humo obligó a Borja a tirar todo el género. «Ha sido un camino duro, ya que tuve que reponer todo el género, cambiar algunos muebles y comprar vinilos nuevos, pero desde que abrimos una semana después no hemos dejado de recibir el cariño de la gente», resume antes de incidir en que «ha sido emocionante la respuesta de todos los vecinos desde que me quemaron el local». A su puerta, estacionada, se encuentra ahora una vieja camioneta de segunda mano que acaba de adquirir para reponer la que quemaron los atacantes. «He cogido esta para ir tirando y la verdad es que hemos vuelto a funcionar de maravilla con la ayuda de nuestros clientes de siempre y de otros muchos nuevos que han venido ahora a comprar aquí para ayudar», resume el frutero.
Los daños causados por el doble incendio rondaron los veinte mil euros. «Fue un palo muy gordo», reconoce Borja, quien cogió hace un año y medio el traspaso del negocio, del que vive su familia –está casado y tiene tres hijos–. Pero ahora mira con optimismo al futuro. «Nadie me ha dicho nada, y tampoco antes del incendio, y la verdad es que solo pienso en salir adelante y agradecer infinitamente la ayuda de los vecinos para recuperarnos», concluye.
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