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Barca en el Canal de Castilla a principios del siglo XX. EL NORTE
Valladolid-Palencia en seis horas y en barco
El cronista

Valladolid-Palencia en seis horas y en barco

El transporte de viajeros entre las dos capitales por el Canal de Castilla, arrendado a conocidos empresarios a mediados del siglo XIX, tenía fama de ser barato y cómodo

Enrique Berzal

Valladolid

Martes, 20 de junio 2023, 00:07

El sueño era que Castilla tuviera salida al mar para comercializar sus granos. Planteado ya en el siglo XVI, hubo que esperar hasta los años de la Ilustración, en 1753, para que comenzaran las obras. En total, más de 200 kilómetros para alumbrar la gran empresa de ingeniería de la época, el Canal de Castilla. Los trabajos comenzaron en la localidad palentina de Calahorra de Ribas y finalizarían en 1849 en Medina de Rioseco, provincia de Valladolid. Eso sí, en 1835 ya estaban finalizados los ramales Sur (desde El Serrón hasta Valladolid) y de Campos (Calahorra-Rioseco), aunque no se pusieron en servicio, en conexión con el ramal Norte (Alar del Rey-Calahorra), hasta 1842.

Aquel año de 1849 ya se contabilizaban 135 barcazas, que se incrementarían hasta 365 en 1860. Era la señal del enorme crecimiento del transporte por el Canal, convertido ya en el principal mercado de trigo de Castilla, pues los granos, molturados en las fábricas situadas en los márgenes de esta magnífica infraestructura, llegaban hasta Alar del Rey, desde donde eran transportados por carretera hasta Santander, salida natural de Castilla hasta Ultramar. Pero el Canal de Castilla no solo transportaba el grano de estas tierras. En diciembre de 1840, por ejemplo, la empresa anunciaba su voluntad de transportar pasajeros de las provincias de Palencia y Valladolid hasta los pueblos que confinaban con el ramal Norte y los de la provincia de Santander, para lo que había establecido dos barcos: el «Cid» y el «Pedro Ansúrez». Y, como refiere Pascual Madoz en su famoso 'Diccionario', también llegaron a funcionar hasta cuatro servicios diarios de transporte de pasajeros entre Valladolid y Palencia «con la mayor comodidad y economía».

Un ejemplo de esto último lo encontramos en el Archivo Histórico Provincial, como demuestra el billete que ilustra esta crónica. La sección de Protocolos recoge, en efecto, el acuerdo firmado en octubre de 1844 entre la empresa del Canal de Castilla, el que fuera su director y contador, Julián Cambronero, y el empresario Tiburcio Díez Cabria para explotar el transporte de viajeros entre Valladolid y Palencia a través del «Barco Cid». Arrendado el servicio por ocho años, el precio del billete era de 12 reales para los adultos y la mitad para los comprendidos entre 3 y 8 años; los niños de pecho no pagaban billete. En las condiciones se prohibía realizar todo tipo de actividad comercial aprovechando el viaje y a cada usuario se le permitía llevar gratis el equipaje, que habría de ir rotulado, si bien su peso no podía exceder de 40 libras; en caso contrario, se pagaría un real por cada arroba de sobrepeso.

Arriba, billete de un pasajero del Barco 'Cid' de septiembre de 1851; el Canal de Castilla en Rioseco y condiciones para los pasajeros. EL NORTE/ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL
Imagen principal - Arriba, billete de un pasajero del Barco 'Cid' de septiembre de 1851; el Canal de Castilla en Rioseco y condiciones para los pasajeros.
Imagen secundaria 1 - Arriba, billete de un pasajero del Barco 'Cid' de septiembre de 1851; el Canal de Castilla en Rioseco y condiciones para los pasajeros.
Imagen secundaria 2 - Arriba, billete de un pasajero del Barco 'Cid' de septiembre de 1851; el Canal de Castilla en Rioseco y condiciones para los pasajeros.

Durante el trayecto no estaba permitido el juego para «evitar disputas y desazones entre los viajeros», y tampoco «ofender al decoro y buena reputación que tiene adquirida la empresa». No podían subirse animales, y la empresa no respondía de las pérdidas de equipaje ocasionadas por «robo a mano armada o incendio voluntario», y tampoco en caso de «averías o daños causados por grandes temporales o vuelcos inevitables». La empresa del Canal de Castilla también se comprometía a poner a disposición de los arrendatarios el barco «Pedro Ansúrez» en caso de que el Cid sufriera alguna avería. El viaje entre Valladolid y Palencia tenía una duración aproximada de entre seis y siete horas.

Cambronero y Díez Cabria se asociaron con los vallisoletanos Ambrosio Rodríguez y Mariano Gómez, y con el palentino Benigno Osal, y crearon la sociedad «La Amistad» para explotar el servicio, por el que debía satisfacer un canon anual de 14.000 reales de vellón. Como administrador ficharon al también palentino Gerónimo Camazón. Disuelta la sociedad en septiembre de 1853, cinco años más tarde retomó el servicio Díez Cabria, esta vez por un importe más económico: 8.000 reales al año. Los precios del billete, sin embargo, seguían inalterados. Eso sí, en vista del avance del ferrocarril, que a la postre provocaría del declive del Canal de Castilla, Díaz Cabria incluyó una cláusula muy expresiva: si durante los cuatro años de duración se ponía en servicio la línea férrea entre Valladolid y Palencia, el contrato quedaría rescindido previo aviso, con dos meses de antelación, del arrendatario.

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