![Valladolid en el No-Do: el día en el que Don Juan Carlos y Doña Sofía vieron bañarse vacas en el Pisuerga](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201907/30/media/cortadas/juancarlos1-k6oC-U808732987054xE-624x385@El%20Norte.jpg)
![Valladolid en el No-Do: el día en el que Don Juan Carlos y Doña Sofía vieron bañarse vacas en el Pisuerga](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/201907/30/media/cortadas/juancarlos1-k6oC-U808732987054xE-624x385@El%20Norte.jpg)
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Visitaron el Archivo de Simancas, el Museo de Escultura y durmieron en el parador de Tordesillas, pero para el No-Do de la época, lo más interesante que los entonces príncipes Don Juan Carlos y Doña Sofía hicieron durante su viaje a Valladolid fue... acercarse ... a una granja de vacas en Arroyo de la Encomienda, donde vieron cómo las reses se daban «un fresco baño» en el río Pisuerga.
Fue el viernes 15 de mayo de 1964. Y los españoles conocieron la noticia a través del No-Do del 24 de mayo. Este episodio de su visita a Valladolid fue el que resaltó el documental, donde se destacaba que «la granja modelo de producción ganadera de Arroyo» cuenta «con cerca de medio millar de vacas en régimen de estabulación y libertad. Su producción se lleva a cabo de acuerdo con los más modernos métodos, que han incrementado la clase y rendimiento de la cabaña nacional en extraordinarias proporciones».
Había que presumir de vacas: las de ese momento tenían más clase. Y para acompañarlo, una imagen de don Juan Carlos bebiéndose un vaso de leche recién ordeñada. «Situada en las márgenes del Pisuerga, las aguas del río brindan fresco baño a las reses, que lo reciben con fruición, sobre todo bajo el sol del anticipado verano, que hace sofocante la temperatura», decía el locutor del No-Do. Y junto al texto, decenas de vacas dándose un chapuzón.
El periplo de los príncipes por Castilla comenzó en Ávila y Segovia. Después de visitar Madrigal de las Altas Torres, el jueves 14 de mayo llegaban, sobre las 22:30 horas, al Parador Nacional de Turismo de Tordesillas, donde cenaron, acompañados por el director general de Concentración Parcelaria y el marqués de Mondéjar.
Al día siguiente, se acercaron hasta Simancas para visitar, desde las 9:30 horas, «el castillo archivo de la Corona de Castilla». «A la entrada del puente eran esperados por el director y el director adjunto, don Ricardo Magdaleno y don Ángel del Plaza. Allí también se encontraba el director general de Ganadería, llegado momentos antes», reflejaba la crónica de El Norte de Castilla, que recuerda que las funcionarias del Archivo ofrecieron, en el patio central, «un bonito ramo de flores» a doña Sofía.
«Con el mayor interés recorrieron todas las dependencias del Archivo, deteniéndose en el cubo o torreón llamado de Obras y Bosques, en donde se conserva la estantería que mandó colocar el emperador Carlos V para guardar los documentos que más directamente afectasen a la Corona», recordaba El Norte. Los entonces príncipes contemplaron varios documentos relacionados con el reinado del emperador, recorrieron las salas rehabilitadas del Archivo y, «en la sala de juntas biblioteca», revisaron «la caja que guarda los testamentos reales y se detuvieron en especial en los de la reina Isabel la Católica, Carlos V y Felipe II». Además, firmaron en el libro de oro del Archivo, que también cuenta con las rúbricas de Alfonso XII y Alfonso XIII. Como obsequio, se llevaron una copia del testamento de Isabel la Católica.
A las 11:15 horas se acercaron hasta el Museo de Escultura. Allí regalaron a doña Sofía, de nuevo, ramos de flores, y visitaron «cada una de las importantes obras escultóricas y pictóricas de las diversas salas», bajo la guía del director del museo, Federico Wattenberg. Comieron en Capitanía General.
Por la tarde tocó ruta por la industria vallisoletana para don Juan Carlos, con visita a Nicas (que «recorrió con ese especial detenimiento de quien está vitalmente interesado en las cosas de España», escribía Salvador López de la Torre en su crónica para ABC) y a la fábrica de piensos compuestos Sena. El objetivo, como contaba el diario ABC, era que su Alteza Real conociera la creciente industrialización de Valladolid», uno de los polos de desarrollo marcados por el franquismo. «El conocimiento global de Valladolid aconsejaba así que don Juan Carlos empezase su visita de estudios montadas por el Ministerio de Agricultura» con el conocimiento de la industrialización de la capital y la posterior visita «al ancho campo de Castilla».
Mientras tanto, doña Sofía conoció el instituto médico pedagógico de los hermanos de San Juan de Dios. A las 19:00 horas visitaron la finca Minaya, de la mano de su gerente, el empresario y poeta José María Luelmo, y después, conocieron la iglesia de las Angustias, «donde un coro de estudiantas de algún colegio cercano, con sus monjas al frente, escoltaban a los Príncipes, que recorrían el exterior de la iglesia admirando pórticos y capiteles con ese gesto eterno y siempre recién estrenado de las parejas que se cogen de la mano», decía la edulcorada crónica de ABC. Para rematar la jornada, volvieron a Tordesillas, para hospedarse en el Parador. Al día siguiente, sábado 16, visitaron el convento de Santa Clara, en Tordesillas, y después partieron hacia Torrelobatón y el monasterio de la Santa Espina.
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