«El desbordamiento de los ríos de la cuenca del Duero provoca una dramática situación en Castilla», informaba El Norte de Castilla del jueves 4 de enero de 1962. El año había comenzado con lluvias y unas impresionantes riadas que pusieron en jaque a varias provincias de la comunidad:dos ahogados en Zamora, tres pueblos palentinos completamente evacuados... y un situación muy complicada en Valladolid, con el paseo de las Moreras inundado, y un panorama catastrófico en Medina de Rioseco y varios pueblos de Tierra de Campos.
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Las cámaras del No-Do recorrieron la provincia para captar los efectos de la riada, que quedaron plasmados en el documental emitido el 15 de enero de 1962, a partir del minuto 6:36.
En Valladolid, el Pisuerga alcanzó el máximo nivel que hasta el momento se había registrado en todo el siglo, «casi hasta la calzada del Puente Mayor», se leía en El Norte de Castilla. A las seis y media de la tarde del 2 de enero, el nivel del Pisuerga era 7,88 metros superior al normal. «Las aguas llegaron por un lado hasta la churrería del Poniente y por otro rebasaron el edificio de la agrupación número 8, donde fuerzas del Ejército con la colaboracion de estudiantes del SEU y afiliados a la Delegación de Juventudes levantaron trincheras con sacos terreros».
El parte de daños de la jornada decía que en el Puente Mayor solo podía «circularse en una dirección». Y los Ejércitos de Tierra y del Aire, así como los servicios municipales, trabajaron para trazar diques que intentaran contener el agua. Las imágenes del No-Do permiten ver a los vallisoletanos asomados a los puentes para ver la crecida, que anegó Las Moreras, La Rosaleda o la calle Francisco Suárez. «Los muros de contención del paseo bajo de Las Moreras fueron insuficientes para contener la avenida y las aguas llegaron a anegar por completo los parques de Felipe IIy del Poniente. La turbulenta corriente del Pisuerga convirtió a Valladolid en una inmensa laguna», decía la locución del No-Do.
El día 3 por la mañana «se derrumbó la casa número 12 de la calle Casablanca (Barrio España)» y «por la tarde, también se desplomó la casa de los números 8, 10 y 12 de la calle Curtidores». La Confederación Hidrogáfica del Duero (CHD) tuvo que salir al paso de los rumores que circulaban por la ciudad y que decían que la inundación se había producido porque se habían abierto las compuertas de los embalses. Las emisoras de radio abrieron programas especiales para recaudar fondos con los que sufragar los daños.
El No-Do echó mano de la épica, tanto en la musica como en la locución:«El brutal empujón de adversidad que Castilla sufrió en tierras vallisoletanas en forma de riada». No solo de la capital, sino también de la provincia. El desbordamiento del río Valderaduey provocó el derrumbe de 113 casas de Castroverde de Campos.
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La víspera de Reyes, El Norte salía a la calle con un tremendo titular: «Villafrades de Campos, un pueblo a punto de desaparecer. Medio pueblo se ha hundido y otro medio va a ser declarado en ruinas». El No-Do también se acercó a Medina de Rioseco, donde hubo 34 edificios siniestrados, 37 familias evacuadas y 500 hectáreas anegadas. La valoración de los daños ascendía a seis millones de pesetas. El locutor del documental echaba mano de un extraño humor para dar la noticia: «El letrero de Río Sequillo viene a ser un sarcasmo en estos momentos». Y además, el desolador panorama se completaba en el Valle del Esgueva, con cerca de mil quinientas hectáreas anegadas.
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