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No tenían otra denominación que «Ferias de Septiembre» o «Ferias de Valladolid», y su principal atractivo eran las corridas de toros y las exhibiciones deportivas. Las de 1924, además, contaban con otro aliciente: el estreno del campo de fútbol del Club Deportivo Español, situado en el barrio de la Victoria. Y es que aquellas fiestas de hace un siglo guardaban muchos parecidos con las actuales, pero también ofrecen curiosas diferencias. Celebradas un año después del golpe militar que impuso por la fuerza la dictadura de Miguel Primo de Rivera, en aquel momento presidía el Consistorio Nicolás López Serrano, un militar de carrera con 66 años.
Antes de la inauguración, verificada el día 20 con el disparo de bombas y cohetes y con pasodobles interpretados por la banda de música de Isabel II, se instalaron las barracas y tenderetes en el salón del Campo Grande. Allí, hasta el día 28, se celebrarían numerosas rifas, se venderían multitud de juguetes y golosinas, se ofrecerían «fotografías instantáneas» y los vallisoletanos, en especial los más pequeños, disfrutarían de atracciones como caballitos, toboganes y máquinas para medir la fuerza mediante los famosos «golpes de mazo». Durante los ocho días que duró la feria, el tiempo no solo fue respetuoso, sino incluso excesivamente caluroso. A Valladolid llegaron miles de forasteros, muchos de ellos atraídos por la principal atracción del programa: las corridas de toros.
Fueron cuatro las celebradas en la plaza a partir del domingo 21. Contaron con toros de Pérez Tabernero, Miura, Gamero y López Chaves, lidiados por los toreros Antonio Cañero, Ignacio Sánchez Mejías, Algabeño, Victoriano Roger (Valencia II), José Roger (Valencia I), Antonio Márquez, Félix Merino, Rosario Olmos, Pepito Belmonte y Luis Fuentes Bejarano. El otro gran atractivo de la feria fueron las competiciones deportivas. De hecho, el mismo 20 de septiembre, sábado, comenzó la llamada «Semana Deportiva» en el río Pisuerga, organizada por el Club Deportivo Español, con un festival acuático que incluía un partido de waterpolo. Junto a la tradicional carrera ciclista Valladolid-Palencia-Valladolid, en la que participaron 30 corredores y llegaron 14, brilló todo un conjunto de competiciones atléticas, como lanzamiento de disco, salto de altura, salto de longitud con y sin impulso, carreras de 100 y 1.500 metros, y un cross que, partiendo del campo de fútbol del CD Español, en el barrio de La Victoria, discurrió en dirección a Cigales por el llamado puente de «La 42», junto al Canal de Castilla, cerca de la carretera de Fuensaldaña y la de Adanero-Gijón, llegó al Puente Mayor y finalizó en el mismo lugar de salida; en total, seis kilómetros.
Pero la exhibición deportiva más impactante fue la inauguración oficial del campo de fútbol del CD Español, en los terrenos situados frente a la iglesia parroquial de La Victoria. Como ha escrito José Miguel Ortega, se trataba de un amplio espacio deportivo que también incluía tribuna cubierta, pistas de atletismo y de tenis, campo de tiro y bolera. El evento, celebrado el 26 de septiembre, consistió en un encuentro entre el equipo local y el checoslovaco Morawska Slavia de Brno. El Español cayó derrotado por 6 a 2. Para los más pequeños hubo gigantes y cabezudos, un circo en el solar de la Academia de Caballería, un espectáculo de elevación de «globos grotescos» en la Plaza Mayor y una charlotada en la Plaza de Toros con novillos lidiados por «los auténticos Charlot, El Chispa y su Botones». Los fuegos artificiales se disfrutaron en la Plaza Mayor, y los conciertos, a cargo de la banda de Isabel II y de la Coral Vallisoletana, tuvieron como escenario ese mismo recinto y el Campo Grande.
Aquellas «Ferias de Septiembre» contaron también con un Concurso Hípico y con tres actos benéficos: la llamada «Tómbola del Asilo de Caridad», celebrada el mismo de la inauguración, a las 12 de la mañana, y animada por «bellas señoritas» pertenecientes a las familias más distinguidas de la ciudad, la «Fiesta de la Flor», destinada a recaudar fondos para los enfermos del Dispensario Tuberculoso, y un llamativo concurso de bailes y trajes regionales en la Plaza de Toros, organizado por la Junta directiva del Asilo de Caridad.
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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